❛ BMWeek 2k18. » Día 06_Manos ❜

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¡¡BUENAS!!

Aquí les traigo el número seis, ¿cómo de que no?

Espero les guste aunque sea un poquitito :)

P.D. Creo que me comí una pulga. No es broma...

P.D.2. Han pasado dos años desde el capítulo 5, así que aquí Momo y Katsuki tienen 32 y 33 años respectivamente, mientras su hija tiene 15 añitos recién cumplidos




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   Tres. Tres discusiones diferentes fueron las que Akane había contado en tan solo diez minutos debido a que su padre olvidó sacar la basura por la mañana, pues era su semana después de todo y era lo único que su mamá le había dicho cuando la vio salir con la bolsa negra antes de marcharse al trabajo y ella a la escuela.

— ¡Entonces pon la vajilla a secar si te digo que la pongas a secar, Katsuki! No es tan difícil hacer eso, ¿cierto?

   La menor cubrió sus oídos con ambas manos, golpeándose la frente contra la mesa de madera cuando se dejó ir al frente de forma tan descuidada. Soltó un quejidito de dolor, tomó su celular para abrir la cámara frontal y distinguir así lo roja que se había puesta la zona por algo así de simple.

   Sus padres discutían siempre por cualquier cosa, pero ellos hablaban, no gritaban y esta era la primer vez que su padre le alzaba la voz a su madre desde que ella tenía uso de razón. Era la primer vez que parecía estar fuera de sí.

— ¡Ya cállate de una puta buena vez, Momo! —la nombrada abrió los ojos, completamente sorprendida por el ruido que el contrario había provocado al romper un plato. Había dejado caer todo el peso de su puño sobre este y ese ruido la había descolocado—. ¡Eres una maldita molestia, mujer! Desde hace días estás malditamente insoportable y es un fastidio. ¿Qué demonios te pasa? —habló ahora levemente más tranquilo, pero su semblante no ayudaba en nada.

— No... d-debo recoger eso o... 

— Ya... Joder, ya detente —pidió al verla querer recoger los pedazos rotos. Tomó a su esposa por los hombros, genuinamente preocupado por su actuar. Necesitaban hablar y ambos lo sabían—. ¿Qué está pasando?

— ¿Dejaste de amarme, Katsuki? —el rubio frunció más el entrecejo de ser posible y negó, abriendo la boca para responder, pero fue interrumpido—. Dime la verdad.

— No he dejado de amarte en ningún momento. No he dejado de amarte ahora ni desde hace 17 años, ¿de dónde...? No, solo estamos un poco más ocupados y de verdad tú estás más... más... insoportable —suspiró en cuanto ella comenzó a llorar sin más, no había encontrado otra manera más amable de decírselo. 

   La menor observaba todo desde la entrada a la cocina, apoyada contra la pared, igual con los ojos levemente rojos. Ella había llorado debido a la boba discusión que había entre sus padres. Los mayores estaban en su propio mundo hasta que Momo sintió su hombro derecho húmedo, jadeando por la sorpresa al ver la sangre de su esposo seguir manchando su blusa azul.

— Iré p-por el botiquín, esp-pera aquí —se mordió el labio debido al temblor de su voz. Al girarse vio a su hija, observándolos, y a la cual no dudó en ir a abrazar, besar su frente y decirle que todo estaba ya bien. Que lo sentía.

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