¿Dónde está Auron?

Parte #6

Al otro lado había otra habitación con un gran pasillo.

Al entrar, la puerta anterior desapareció.

—Vale, yo no veo nada extraño aquí—Willy empezó a caminar por el pasillo.

—Macho, ten cuidado, que puede parecer que no hay nada, pero, no hay que confiar en Rapitori.

Y se detuvo de repente.

—Vaya Fargan, que te hizo caso, sorprendente.

—Calla, ¿escuchais eso?

Pongo atención, pero, no escucho nada.

—¿De qué hablas?

—Hay minas aquí dentro.

—Es verdad, tío.

Agudizo mi oído más, para lograr escuchar un leve zumbido.

Las minas cuando están activadas producen un leve zumbido que es casi inaudible, pero, Willy es un maestro con las minas, él y yo nos especializamos en ello, sólo que Willy sabe dónde están ubicadas y yo sé como esconderlas.

Talento que no va a servir mucho en este momento.

—Seguidme, pisen dónde yo piso para evitar que alguno explote.

Le hacemos caso.

En verdad es gigantezco el lugar, pero, gracias a Willy logramos atravezar todo con extremo cuidado, siguiendo sus pasos hasta que llegamos a la siguiente puerta.

—Ja, Rapitori no contaba con que Willy tuviera esas skills.

Pero Willy no dijo nada, parecía como si hubiera visto un fantasma en la puerta.

—¿Qué pasa?—Se animó a preguntar Rubius.

Nos vuelve a ver con los ojos cristalinos.

¿Porqué está así?

¿Qué le pasa?

Sonríe

—El hijo de puta sí lo sabía...—Agacha la mirada.

—¿Cómo?

—La—Carraspea—La puerta, tiene una mina.

—Pero, podemos desactivarla.

—No lo creo.

—¿Entonces cómo pasaremos?—Les pregunto.

Willy me mira seriamente sin decir nada.

¿! Acaso está pensando en...

—¡NO!—Digo inmediatamente.

—¡Debe haber otra forma, macho!—El oso me apoya.

—No la hay, no tenemos otra salida más que esta puerta, ni siquiera hay objetos en esta habitación como para intentar activar la mina.

—Willy...

—Me hubiera encantado que todo fuera de una forma distinta...

—No digas eso—Interfiere Rubius.

Willy sonríe.

—Chicos, gracias por todo, Rub perdón por todo lo que te he hecho para arruinar tue relación con Veg, al final lo hacía por que me gustaba verte molesto—Rub está intentando contener las lágrimas. ¿En serio Willy quiere hacer esto?—Y Fargan, fuiste el mejor compañero que alguien puede tener, tú fuiste más que un hermano para mí, Alex tuvo mucha suerte de encontrarte, espero en verdad que lo encuentres.

—Fargan, no te dejar-

—Háganse para atrás.

—Fargan...

Está decidido.

Rub se le iba a tirar encima, pero, tuve que frenarlo. Si se le tira, él morirá también.

Willy nos sonríe.

—Adiós hermanos, los llevaré siempre conmigo.

—Y nosotros a ti—Dijimos al unísono entre lágrimas.

Nos dió una última sonrisa para después mirar la puerta de frente.

—Este es mi destino. Por Karmaland.

Y sin más preámbulos tocó la puerta...

Y pasó lo que tenía que pasar.

Esta estalló, junto a Willy, en miles de pedazos, que cayeron a nuestros pies.

Nos invadió un silencio profundo.

Dios, ¿Porqué me está pasando todo esto?

Siento que ya no lo soporto, quiero tirarme aquí mismo y llorar cómo nunca antes lo he hecho.

Pero, miro a Rubius que no deja de ver el suelo, dónde caen sus lágrimas amargas y grandes.

Rubius sí lo ha perdido todo, a su mejor amigo, sus amigos en general y al amor de su vida.

Yo al menos tengo la esperanza de encontrar a este último.

Alex aún debe estar vivo.

Entonces coloco una mano sobre el hombro de Rubius.

—Debemos ser fuertes, hermano.

Él sonríe de manera seca y coloca su mano sobre la mía.

—No tengo a nadie ya, me siento tan vacío, sin embargo tú— Me mira fijamente, sus ojos están bastante rojos e hinchados. Se nota que ha llorado mares—Tú aún tienes la posibilidad de encontrar a tu persona especial.—Sonríe por primera vez de verdad—No te dejaré solo en esto hermano.

Le devuelvo la sonrisa.

—Gracias, Rubius.

Después de esa conversación, volvimos a retomar el valor para continuar nuestro camino.

Estamos cerca, lo siento en mi corazón.

Atravezamos la puerta y parecía llevarnos a unas escaleras directo al sótano de la casa.

Aquí ya no había luces, si no antorchas.

En las paredes guindaban algunos esqueletos.

Bajabamos y bajabamos como si las escalaras no tuvieran fin.