¿Dónde está Auron?

Parte #8

¿No grita?

Vuelvo a verlo con los ojos abiertos en demasía.

Su cara no existe, su piel no existe, su escencia ya no existe.

El osito feliz que le hacía la vida imposible a todos, el quien siempre estaba haciendo bromas, sonriendo a pesar de cualquier circunstancia... Ya no está... No existe...

Caigo sobre mis rodillas.

No existe porque yo lo maté...

No retengo más mis lágrimas, ni las fuerzo para que salgan, simplemente caen sobre mis mejillas.

De pronto la pared se abre en dos, sólo tengo que atravesar el túnel.

No tengo fuerzas, sin embargo, ¿qué más puedo hacer?

Le doy una última mirada a lo que solía ser Rubius antes.

—Perdóname, hermano, espero que lo encuentres, en verdad lo espero porque si no, no podría vivir en paz nunca más.

Habiendo dicho esto empiezo a caminar, como un muerto viviente, hacia la siguiente habitación.

Al atrevezar unas telas extrañas veo... Veo algo que hubiera deseado no ver nunca.

Son las cabezas de todos.

Todos muertos

Mangel.

Lolito.

Los restos de Veg, lo sé por qué su chaqueta morada está en pedazos.

También los restos de Willy, por su gorra.

Rubius no está porque quedó atrás hace un segundo.

No veo a mi pequeño por ningún lado, no sé si eso es bueno o malo.

Pero, aquí faltan personas...

—¿Dónde está Auron?

De pronto siento algo detrás mío.

Me giro y efectivamente hay algo, o más bien, alguien, detrás mío.

—Rapitori.

Mi furia quema en mi interior, siento repugnancia sólo al verlo con su capucha negra.

—Te estaba esparando, ponte cómodo.

Señala una silla.

—Estás demente si crees que me voy a sentar, hijo de puta.

Se encoge de hombros.

—Cómo gustes.

Hace una maniobra extraña con las manos y de pronto caigo en la silla, la cual me atrapa y amarra tanto en los brazos como en los pies.

—Te dije que lo hicieras de buena manera y no quisiste.

—Ten la puta dignidad de mostrarme tu cara al menos, gilipollas.

Siento que voy a explotar de ira. Este tío ha hecho que pierda todo lo que me importa. Sólo espero que Alex esté a salvo. Es lo único qué me queda.

—Eso quieres, ¿enserio?—Se ríe—Vale.

Quita la capucha de su cabeza y estoy a punto de decirle hasta de lo que va a morir.

Pero, veo su rostro...

No puedo creerlo.

No, esto es falso, esto es una broma.

—¿L-Luzu?

—Din din din, acertaste, campeón—Vuelve a reír.

—Imposible...