El País De Las Tontearías

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Antes que nada quiero aclarar que era para una clase y que se trata sobre algunos Creepypastas, sin más que decir... DISFRUTEN ESTA PENDE*#DA :D









Ben estaba como siempre jugando videojuegos con Sally en la Creepy House, últimamente esto se estaba volviendo muy rutinario, ya estaba cansado, así que esa noche decidió ir más allá de su propio videojuego y se convirtió en un virus para poder investigar en la web.

Mientras trataba de encontrar una película que ver, encontró que alguien estaba descargando una de estas, obviamente de forma ilegal, por lo que decidió infiltrarse como el parásito que es. Algo le impulsaba a hacerlo además que nunca diría que no a una aventura. Ahora se encontraba en el código de una computadora aparentemente nueva ya que en realidad toda su información se ubicaba en una memoria, se metió en esta y encontró varios videojuegos y videos descargados, ningunos no tenían nombre por lo que se metió en el que tenía más cerca.

Después de que líneas de unos y ceros desaparecieran de su vista, se encontró en un lugar tremendamente frío, todo estaba cubierto por una densa capa de nieve, cuando de repente a su lado se escuchó una gran explosión, que al voltear pudo encontrarse con una "épica", por no decir fumada, escena donde un grupo de carros rodeaba a un tipo pelón y lo salvaba supuestamente de la enorme explosión, para que después se bajaran de sus carros y ayudarán a su, al parecer, amigo a pararse, todos ilesos y como si no hubiera pasado nada. Ben no aguanto esa cantidad masiva de falta de realidad, y mira que el es un fantasma que habita en un videojuego. Se fue de allí lo más rápido que pudo.

Volvió a el menú, pero ahora eligió un video que parecía ser de un RPG.

Lo primero que pudo escuchar fue a una cabra gigante preguntándole a un niño con líneas como ojos.

- ¿Qué quieres para desayunar, mi niño? -Preguntó dulcemente.

- Las almas de los inocentes -Susurro un ente parecido al niño pero con tinta negra por todas su cara de forma aterradora.

- Un waffle -Respondió el primer niño con toda tranquilidad como si no hubiera escuchado esa aterradora sugerencias.

- ¿Qué? -Cuestionó el niño malvado todo desconcertado.

- Dos waffles -Añadió el primer niño tiernamente.

Al mismo tiempo que la cabra lo mimaba en el fondo se podía escuchar al chamaco endemoniado gritando "No" llego un punto en el que incluso se empezó a escuchar estática, en ese momento Ben decidió salirse antes de que algo malo pasara, que con niños manchados de sangre o cosa negra rara no se mete. 

Al salir, le pareció bien darle una oportunidad a los juegos, al primero que entro fue a uno que se llamaba DELTA RUNE, fue entretenido aun que también raro, ya que mato a cada uno de los monstruos que se me presentaron y aun así saco el final malo, no conforme, reinicio el juego y lo volví a terminar, esta vez siendo amigo de todos, y... bueno... en el final decía "Final Bueno" pero la verdad es que era peor que el final malo. Aun así se sintió mas alegre que quinceañera mimada teniendo todo lo que quiere en su cumpleaños. 

Salió del juego y encontró una carpeta sin nombre, entro y... decidió no volver a husmear en cosas sin nombre y no volverse a acercarse ni Sally ni a EJ como por 2 meses.

Con el paso del tiempo se empezó a aburrir por lo que prefirió volver a casa, al llegar no le sorprendió lo que encontró.

La casa envuelta en llamas y sus mejores amigos Jeff y LJ asando malvaviscos compartiéndolos con Sally, Smile Dog y Gynnie. Se acerco, agarro uno de los dulces para ponerlo al fuego, se sentó al lado de sus amigos imitando su acción, mentalizando su estrategia para poder escapar de su jefe (el dueño de la casa) cuando llegue encontrándose con su casa en cenizas. Claro el punto era echarle la culpa a Liu, el único que no esta en casa y suele jugar con fuego.

- Oigan... ¿Por qué incendiaron la casa? -Preguntó después de varios minutos comiendo malvaviscos.

- LJ estornudo -Respondió con simpleza Jeff.

-¿COVID?

- ¡No es mi culpa que uno de los niños que maté saliera positivo! -Se defendía mientras lloraba a su vez que metía como cinco malvaviscos en su boca.

Una vida que crearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora