ocho semanas de dylmas

꒰semana tres꒱

categoría: family

tipo: drabble (449palabras)

palabras elegidas: desaliento, papeleo

advertencias: mención de mpreg.

—¡Quiero un hermanito!

Thomas levantó la cabeza de uno de sus planos, —Oh cariño, eso no será posible...

Leia y Dylan preguntaron al mismo tiempo. —¿Por qué no?

El rubio miró a su esposo con el ceño fruncido, —Porque estamos en medio de una pandemia mundial. Me parece ilógico traer una vida más al mundo siendo que todos vamos a-

—¡A jugar! ¡Todos vamos a jugar! ¿Quieres jugar a las princesas conmigo, preciosa?

Thomas rodó los ojos ante la interrupción de Dylan, Leia era inteligente y tenía muy en claro que las personas no eran eternas, sobre todo en estas circunstancias.

—No, quiero jugar a las princesas con mi hermanito.

—Así no funcionan las cosas, Leia.

—¡Sí funcionan! ¡Mackenzie me dijo que sus papás le dieron un hermanito para Navidad! ¿Por qué no puedo tener uno?

—Los hermanitos son muy caros, cariño.

Dylan lo miró mal, —Lo pensaremos, ¿está bien?

—Bueno... entonces sí quiero jugar a las princesas contigo, papi.

El castaño sonrió y cargó a su hija entre sus brazos, llevándola al patio. Thomas se hizo el desentendido al sentir la mirada de Dylan sobre él mientras salía del lugar.

🦖

—Podríamos adoptar,

—Claro, porque la adopción es tan simple Dyl, y los orfanatos están a la vuelta de la esquina...

—Thomas...

—Es mucho papeleo, Dylan.

—No entiendo por qué eso sería un problema, sabes que podemos hacerlo.

—Dylan, en serio no creo que ahora mismo sea la mejor situación para adoptar, no quiero salir de casa a lugares llenos de personas, o peor, dejar que personas extrañas entren a mi casa.

—No va a pasar nada.

—¿Y si pasa? No voy a arriesgar a Leia solo porque no pudimos esperar un poco más. Tal vez después de todo esto...

—Sabes que después no habrá tiempo, estaremos viajando y todo será más difícil.

—Bueno, la otra opción es embarazarte.

—Y lo haría con gusto, pero sabes que no puedo.

Thomas suspiró, —Estar embarazado no es bonito, Dyl.

Dylan hizo una mueca, —¿No? Yo recuerdo que la pasamos de maravilla cuando esperábamos a Leia.

—Tú la pasaste de maravilla porque andaba con las hormonas alborotadas.

—Estoy seguro que eso ha de ser horrible, querer que te toque a cada segundo, ¡horror de horrores!

Thomas sonrió y lo golpeó, —¡También están los dolores! Y las ganas de ir al baño a cada rato, y no poder dormir bien los últimos meses, las náuseas, los antojos, ¡y las naúseas! ¿o esa ya lo había dicho?...

Dylan suspiró, el desaliento era palpable en su voz, —No quieres otro bebé, ¿cierto?

Él negó, —Lo siento Dyl, realmente no. —Thomas se encogió en su sitio y Dylan lo abrazó.

—Está bien, cariño, siempre podemos tener un perrito.

Thomas se rió y lo besó. —Gracias.

Dylan sonrió sobre sus labios. —No hay nada que agradecer, amor.

El rubio se acurrucó más entre los brazos de Dylan. —Te amo.

Dylan besó su frente, —Y yo a ti.

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