ᝰ⸙͎۪۫Bajando Por Todo Tu Ser ┋[KTH + JJK] Finalizada

4: El destino está marcado

Jungkook se sintió tan usado y molesto por ser tan ingenuo para caer en eso. Buscó a la bruja que le ayudó a traducir el libro de su madre, para que le diera una alternativa.

—No hay nada qué hacer Jungkook. Ahora eres impuro, ningún demonio o ángel va a querer ayudarte. Agradece que las hadas no pueden dejar descendencia o estarías en serios problemas.

—¿Qué puedo hacer para dejar de ser... así.

—Nada, cariño. Te entregaste tontamente, marcaste un destino lleno de cosas malas. En cualquier momento la vida se cobrará eso, mientras disfruta lo que te queda.

—No, debe de haber algo qué hacer. Es estúpido que por estar con un hada vaya a tener un final malo. No di en sacrificio a nadie, ¡ni siquiera invoqué un demonio! —expresó, con las lágrimas en los ojos. La bruja sintió lástima por él.

—Lo siento.

—Por favor ayúdame, no puedo terminar así —pidió, arrodillándose y la bruja le tomó de los brazos para levantarlo.

—Cariño, el destino está marcado. Siento mucho que una persona tan joven, como tú, terminase así.

Jungkook se limpió bruscamente el rostro. Su piel blanca se tornó roja, expresando el malestar que sentía por dentro.

¿Qué haría ahora? No tenía dinero para poder comprar hierbas que controlaran su celo y muchos menos tenía un alfa que le ayudase.

—Madre, ¿por qué te fuiste?

De regreso a casa, Jungkook no dejó de preguntarle a su madre por qué partió; miraba al cielo esperando una respuesta y lo único que recibió fueron las grandes gotas de lluvia empapando su rostro.

Aspiró el olor y suspiró dejando salir toda su frustración, en un intento por drenarla. Llegó a casa con el cuerpo mojado y temblando por lo helado que se convirtió el clima.

Sin ánimos de hacer nada, simplemente se sacó la ropa mojada y se metió en la cama esperando que al día siguiente su madre lo despertarse.

Durante la madrugada, uñas se clavaron en su piel y gimió de dolor pero decidió ignorarlo hasta que sintió algo húmedo delinear su oreja derecha, deteniéndose en su lóbulo y chupando con avidez.

Era Taehyung.

—Déjame en paz.

Jungkook abrió los ojos buscando a Taehyung pero no encontraba nada, podía sentir a alguien tomando sus dedos del pie izquierdo.

Subió el pie y lo jaló dejándolo a la mitad de la cama. Jungkook pasó saliva cuando una brisa pasó por todo su cuerpo.

—Pronto tendrás tu celo —comentó Taehyung.

Jungkook cerró los ojos, negándose a repetir lo de la noche anterior.

Su cuerpo parecía no colaborar cuando una erección se formaba entre sus piernas.

—No es tu problema.

—Quizá —respondió, besando los belfos de Jungkook y éste se encontraba tan turbado al sentir ese roce pero no encontrado al causante.

—¿Por qué no puedo verte?

—¿Quieres verme?

—No —respondió. Una fría y grande mano pasó la punta de los dedos por su estómago.

—Oh. No es necesario. Sólo venía a visitar.

El hada desapareció dejando la habitación completamente helada y Jungkook bufó por no obligarlo a darle atención a su erección.

ღ

Durante los siguientes noches, el hada frecuentaba el cuarto del omega durante la madrugada. Donde provocaba al omega y en cuanto Jungkook preguntaba si lo ayudaría, Kim desaparecía dejando a Jeon con una excitación constante que una simple masturbación no lograba satisfacer.

En ese momento no sabía si se sentía más frustrado por la constante provocación o porque justo hoy su celo llegó y había perdido su empleo.

Buscando una forma de calmar su celo, se recostó en su cama donde permaneció durmiendo hasta la noche donde su celo atacó más fuerte y le hizo despojarse de toda su ropa.

El viento le hacía doblar su espalda, respiraba con dificultad mientras acariciaba lentamente su miembro a la espera de que se levantara perfectamente.

A su vez, su entrada exigía atención que estaba dispuesto a darse pero una mano helada se le adelantó y lo acarició lentamente.

Gimió, tratando de pronunciar el nombre para decirle que siguiera y no necesitó decirlo cuando el dedo arremetía bruscamente sobre él.

—Uuuh, así... Justo así, sigue—silbó y en ese momento el hada se hizo presente mostrando su bonita sonrisa rectangular, que hizo a la entrada de Jungkook gotear en demasía.

¿Cuándo había expulsado esa cantidad de lubricante?

No recordaba, aunque estaba dispuesto a seguir produciendo más si Taehyung lo complacería como hacía tiempo lo hizo.

En un momento, el lobo de Jungkook clamaba por exigir que el falo del hada entrase profundamente en él hasta darle los bebés que quisiese.

—Ayúdame con una misión —jugó, moviendo sus caderas y lamiendo sus resecos labios.

El bonito rostro del hada se iluminó al ver el lujurioso rostro del omega.

—Dime, ¿en qué más puedo ayudarte? —inquirió depositando un beso en la base del miembro del omega.

—Lléname entero de satisfacción —propuso, abriendo aún más sus piernas.

—Estoy interesado.

Taehyung pasó su lengua por la cabeza del falo del omega. Chupando con avidez el pene de Jungkook, succionando lo que el cuerpo estaba dispuesto a ofrecerle.

—Es hora de irme —masculló Taehyung, no gustándole la idea de dejar a Jungkook solo durante su celo.

—Uh, sé que me quieres ver bajando por todo tu ser.

—Sé que quieres que me quede —contraatacó, besando el cuello y marcando sus dientes donde debería depositar una marca.

—Te equivocas, enredarte en mis piernas es lo que quieres —comentó, sonriéndole y perdiéndose en un cúmulo de sensaciones.

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Jungkook no supo cuándo esta situación se convirtió en una rutina constante. Entregaba su cuerpo y era recompensando con la atención que su cuerpo exigía.

¡Qué bien le vino en su celo!

Jungkook decidió que si su destino estaba marcado y condenado para morir infeliz, por lo menos disfrutaría lo que quedaba y que mejor si lo hacía con un hada jodidamente caliente.

ღ

Alguien tocaba fuertamente en la puerta de casa. Jungkook se cambió rápidamente y frotando su ojo izquierdo, abrió la puerta.

Alguien lo tomó del brazo y le empujó fuera, tirándolo al pasto.

Jungkook vio la insignia.

Eran ellos.

El alfa le tomó de los sedosos cabellos y jaló de ellos hasta que el omega se puso de pie. Éste se detuvo de dejar salir lágrimas.

—¡Maldito brujo!

Jungkook no tenía que confirmar que alguien había ido a informar al Santo Oficio sobre lo que estuvo haciendo durante estos meses.

Tampoco quería pensar que la bruja tenía razón cuando le dijo que estaba condenado.