Ventanas

60 1 0
                                    

Las luces de la tarde morían,
mientras yo esperaba el final
de cierta historia, fría y precisa,
que oprimía la boca de mi agonía.

Tras el deceso de la tarde
los ojos de la noche
se clavaban en mi.
La ventana sostenía mi peso
y el horizonte, mis pensamientos.

Creí que solo sería una tarde,
precisa, fría y definitiva.
Creí que solo serían palabras,
dejadas al viento entre las ramas.

No dejé de hablar,
pero no abrí la boca.
Seguía solo
pero no era solitario.
Aún no estaba loco,
pero si desesperado

Miré a la noche en sus ojos,
parpadeando con los míos.
Le pedí a Orión consejo,
respondiendo con silencio.

En mi mente su voz me llama,
y por mas que llame a la suya
su respuesta nunca viene,
sus palabras nunca existen.

Me acosté tarde en mi cama
y cerré las dos cortinas,
me tapé hasta la cara
y dormí pensando en nada.

En sueños me dijo
espera hasta mañana,
pues vendrá en esa tarde
otra historia sin palabras 
mendigando tu ventana


Un puñado de poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora