Sólo un juego

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El joven de las vendas había convidado de su cena al pelirrojo, quien al ver aquel gran banquete aceptó de inmediato. Era la primera vez que Chūya cenaba de una manera ostentosa y diferente a lo poco que comía en el Orfanato, estaba seguro de que en su nuevo hogar sería siempre alimentado bien y viviría feliz, a pesar de que su nuevo padre y hermano eran parte de la poderosa Port Mafia que tanto oía mencionar.

Por su parte, Dazai recibía clips de parte de su padre el pelinegro, quien le enviaba ideas de "cómo hacerlo" y algunas imágenes pornográficas para que se diera más de una idea al momento de estar con Chūya. Jamás lo había hecho con nadie, aunque deseaba ser la parte pasiva si alguna vez tuviera la oportunidad de hacerlo con Odasaku. Pero en este caso, él debía ser el activo y no defraudaría a su padre, debía conseguir embarazar a Chūya y tener a esa niña que Mori tanto deseaba como nieta.

— Chūya, ¿te gustó la cena?—. Preguntó el del ojo vendado, mirando hacia el de baja estatura. Chūya asintió con la cabeza.

— Todo es delicioso—. Opinó.

— Sabes algo Chūya. Papá es el jefe de la Port Mafia. Él quiere convertirme en el próximo jefe, pero a cambio, yo debo darle un regalo. ¿Me ayudarías a conseguir ese regalo para complacer a papá, Chūya?

Sin ni siquiera imaginarse de qué se trataba, el inocente pelirrojo aceptó ayudarlo.

Minutos más tarde, mientras Chūya se vestía en el dormitorio después de tomar un baño, Dazai entró, cerrando la puerta con llave tras de sí.

— ¿D-Dazai? ¿P-Podrías esperar afuera? Voy a vestirme...—. Se cubría sus partes íntimas con una toalla, mientras que su pecho quedaba al descubierto al no tener toalla suficiente.

— Somos hombres los dos, termina de secarte—. Dijo con seriedad.

El vendado apartó la ropa de Chūya de su cama, alejándola del mismo. Comenzaba a desvestirse mientras el distraído de Chūya se terminaba de secar.

Sus vendajes fueron lo único que quedó en su cuerpo. Se aproximó al huérfano y lo tomó por la espalda, dándole media vuelta y empujándolo hacia el colchón.
Chūya estaba nervioso sin saber qué es lo que su nuevo hermano estaba tramando con aquello.

Dazai comenzó jugar con el cuerpo del sumiso, iniciando con toques, besos, lamidas y caricias que erizaban la piel del pelirrojo y por alguna razón, le daba mala espina. Sentía miedo la manera en la que el castaño lo toqueteaba. Estaba incómodo.

N-No creo que esto sea buena idea, Dazai...—. Sentía que eso era anormal. Quería liberarse de Dazai pero tan pronto lo intentó, éste comenzaba a estimular su zona baja, cosa que le provocaba algo de placer quizás, no estaba seguro.

— Sólo déjate llevar. Estamos jugando para darle ese regalo a papá—. Dijo el castaño.

Una vez teniendo preparado a Chūya y a él mismo, comenzó su misión, el inicio de su sueño de ser el jefe de la Port Mafia. Introdujo su miembro endurecido en la entrada del pelirrojo, quien se quejó al instante.

— ¿P-Pero qué...?—. Apenas y les habían hablado del sexo en la secundaria del Orfanato. Chūya sabía que la manera en que Dazai lo había tomado no era la normal. Ni siquiera pidió su opinión, no le dió autorización de hacerlo.

Chūya era "embestido" cada vez más rápido por un maníaco mafioso suicida que ni siquiera conocía. Por alguna razón no podía usar su poder, no lograba liberarse de Dazai, y sólo le quedaba aguantar su dolor y esperar a que el otro se cansara. Estaba llorando avergonzado. Apretaba sus manos sujetando la sábana de la cama con fuerza, tanto, que se había sangrado sus propias manos con sus uñas. No podía evitar soltar esos sonidos que tanto le molestaba hacer, quería desaparecer y no estar pasando por ese incómodo momento. Miraba cómo Dazai tenía un gesto de triunfo y logro en su rostro, ya lo estaba odiando.

— ¡P-Por favor... D-Detente! ¡Es muy....doloroso!—. Suplicaba aún con sus lágrimas y rostro muy sonrojado. 

— ¡Pero esto es muy divertido! ¡Se siente genial! ¡Sigue gimiendo, Chūya! ¡Esto apenas está comenzando!—. Respondía con una sonrisa tan detestable. Disfrutaba del sufrimiento del otro, y eso es lo que más le gustaba en el mundo. Parecía no cansarse nunca.

— ¡Du..ele...! ¡Déjame!—. Incluso hablar era doloroso. Dazai lo ignoraba rotundamente. Estaba emocionado por finalmente vaciar su líquido seminal dentro del pelirrojo, se sentía el nuevo jefe de la mafia.

— ¡Lo hice! ¿Se siente bien, Chūya? Seguiremos con esto hasta que logre mi objetivo.

Desde ese momento, el "amable" Dazai de hace unas horas, se había convertido en el trauma más grande y en el ser más detestable para Chūya. Lo odiaba, quería matarlo por hacerle pasar por algo tan íntimo y asqueroso, algo que jamás había estado en sus pensamientos.

Luego de que Dazai saciara sus "ganas", Chūya quería ir a darse otra ducha, pero en el intento, sólo podía tambalearse al caminar, y estaba sangrando de su zona íntima; era seguro que estaba lastimado, y así se sentía.
Caminaba de regreso al dormitorio, mirando a un tranquilo Dazai recostado en la cama, como si nada hubiera pasado. Se dió media vuelta e iba a la sala pero se encontró con Mori, quien sonreía perversamente.

— Tu lugar está al lado de Dazai-kun. Entra a la habitación y duerme con él—. Ordenó.

— Pero... Dazai me hizo cosas muy horribles, él me...

— Yo se lo ordené.

El gesto de Chūya pasó a ser uno de impresión y susto. Estaba tan adolorido, que incluso sangraba y apenas lograba dar el paso.

— ¡¡Vete de una vez, mocoso!!—. Al ver la lentitud con la que el pelirrojo caminaba, Mori lo empujó hacia adentro del dormitorio, tirándolo bruscamente al suelo. — ¡Debes dormir con Dazai, hacer lo que él te diga porque eres su juguete ahora, ¿lo entiendes?

×××

"Un juguete... Un objeto de diversión del desperdicio de vendaje... Eso era desde ese día en que lo "adoptaron", hace un mes. Nada había cambiado. Chūya seguía recibiendo los mismos abusos de parte del castaño y Mori. Tenía sexo diariamente durante las noches, que su cuerpo ya se había acostumbrado y ni siquiera sentía dolor, sólo más odio y una gran sed de venganza. En cuanto a Mori, también se había acostumbrado a ser golpeado por éste como manera de desahogo del jefe de la Port Mafia, cuando éste se sentía estresado o quería golpear a alguien a quien no tenía cerca, en eso se había convertido Chūya, en un juguete".

DARKNESS MY SORROW [SOUKOKU MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora