Mami

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Chuuya fue obligado por Dazai a ir a su casa con el único objetivo de hablar con él e intentar arreglar las cosas.
El pelirrojo estaba incómodo, detestando estar en ese lugar con la compañía del tipo que tanto daño le hizo y con ese niño que no le quitaba la vista de encima.

Aquí tienes, Chuuya. Un poco de café para calentar la noche fría.

Ofreció amablemente. Le sonreía. Colocaba la taza sobre una mesita que tenía en la sala de su casa. Chuuya lo rechazó con odio.

No pienso tomar nada que venga de ti. Puede ser veneno.

Dijo con fastidio. Alejó la taza de su lado de la mesa, poniéndola en la dirección donde Hideki se encontraba, pero a más de dos metros de distancia.
El niño supuso que ese hombre pelirrojo "su mamá", estaba hiriendo los sentimientos de su padre Dazai al rechazar el café, así que tuvo la idea de querer simpatizar con el mafioso, sentándose a su lado.

Anda, Chuuya. Atsushi-kun prepara delicioso el café. Deberías probarlo.

Intentaba convencerlo pero Chuuya no lo permitiría, así como no permitiría tampoco que ese niño lo tocara o rozara su brazo o siquiera su ropa. Le tenía asco sólo por recordar aquellos momentos íntimos y desagradables con Dazai en los que Hideki fue concebido. Y para su mala suerte, el niño era la viva copia de Dazai, a excepción del color de sus ojos.

— ¡Ya te dije que no quiero nada de tí, maldita momia!

Respondió con insultos. Hideki observaba el sombrero de Chuuya y tenía deseos de quitarlo de su cabeza y usarlo él, aprovechando que el mafioso discutía con su padre.

— Está bien. Lo entiendo—. Bebió un sorbo de su café, y se dispuso a hablar.

— Dime el motivo de traerme aquí, que tengo que regresar—. Se quejó molesto, cruzando los brazos.

— Chuuya... Yo, lamento mucho por todo lo que te hice pasar. Fue muy egoísta de mi parte y... Una persona terrible... En verdad estoy muy arrepentido por todo... ¿Podrías perdonarme?

Sujetó una de las manos del pelirrojo, quien la quitó de inmediato de las manos de Dazai. Fue sorprendido por cierto castaño que le arrebató su sombrero de la cabeza, y lo puso en la suya, riendo con diversión.

— ¡¡Oye, basura!! ¡¡Devuélveme mi sombrero!!—. Gritaba furioso.

Hideki corrió alejándose de Chuuya, y se refugió detrás de Dazai, para que éste lo "protegiera" de cualquier acto de violencia que Chuuya podría implementar en él, como la cachetada de hace unas horas.

— ¡Chuuya, Chuuya! ¡Tranquilízate! Hideki es tu hijo, es un niño travieso que aún no cumple los cinco años. ¿Qué esperabas que hiciera luego de ver ese horrible sombrero? Pero de cierto modo te ves mejor sin él. Tienes una hermosa cabellera.

Halagaba de una manera peculiar que hacía molestar más y terminar con la paciencia de cierto chibi que pronto dejó caer su puño sobre la mesa de manera brusca.

— ¡¡¡Deja de defender a esa basurita andante como tú!!!

Vació café en el rostro de Dazai, y se levantó repentinamente para jalar del cabello a Hideki y quitarle el gorro, lastimando accidentalmente su ojo golpeado. El niño soltó el llanto, alertando a Dazai de que algo le dolía y que Chuuya había sido el causante de todo. El pelirrojo caminó hacia la puerta con intenciones de huir lo más pronto posible.

El vendado limpió su cara con un pañuelo. Fingió una sonrisa y antes de que Chuuya saliera de la casa, le acercó a Hideki con un par de maletas con sus cosas.

DARKNESS MY SORROW [SOUKOKU MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora