si no estás, no sale el sol.

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El llevar tantos siglos amando y deseando  una persona (o bueno, un ser etéreo) podía descontrolar las cosas, pero aún sabiendo eso Crowley decidió tomar el riesgo de invitar al ángel a quedarse con él en su apartamento.

Sabía que la posibilidad de que ambos terminaran entre sus sábanas negras de seda era muy alta, por lo menos por su parte, ya que era de esperarse que Aziraphale jamás permitiera un acercamiento más que el roce de sus hombros al caminar juntos por alguna calle de Londres, o bien, aquellos dos apretones de manos al cambiar de cuerpos terrestres. Estaba seguro de que el sólo hecho de sugerir cualquier tipo de contacto físico que diera a entender que son más que "enemigos hereditarios sería una especie de sacrilegio para el ángel.

Pasados unos minutos de soportar esa incomodidad de estar por segunda vez en casa del ser amado negado, esta se había desvanecido por completo, y ahora las dos entidades se encontraban en uno de los incómodos y oscuros sofás del pelirrojo discutiendo sobre uno de los libros que Crowley jamás leyó.

- No puedo creer que no lo hayas leído, de verdad me decepcionas ¡Te preste la copia que me fue obsequiada por el mismo Neil Gaiman!- reclamaba el ángel.

- Oh vamos ángel, no podías esperar que leyera un libro que se llama Coraline- Crowley le dio un sorbo a su copa de vino.

- En realidad es muy bueno. Neil y yo hablamos sobre el en el 2002, cuando recién lo publicó y me regaló una copia- Aziraphale fruncio el ceño tratando de recordar.

- Sip, ese hombre tiene talento, a decir verdad-

- Ha, aún recuerdo el día en que acudí a la firma de autógrafos. Estaba nervioso por conocerlo, quería decirle que era yo era su mayor admirador en ese entonces y lo primero que le dije fue "eres mi mayor admirador"

- Mhm- Crowley gruñó con molestia. No era que estuviera celoso de un tonto que escribió un libro y le firmó la portada a Aziraphale, pero cualquiera que robara la atención de su ángel por más tiempo del debido era merecedor de su desprecio.

- Neil ni siquiera se molestó. Incluso firmó el libro y escribió "para Aziraphale, de Neil Gaiman, tu mayor admirador". Fue muy lindo- El ángel continuó hablando sin notar la molestia del pelirrojo.

- Ok. Basta de hablar de ese tipo. Ya entendí que lo adoras- Murmuró el demonio mirando su copa

Aziraphale sonrió desde su asiento, y Crowley podía ver que el ángel sabía lo que estaba haciendo al hablar con tanto cariño de aquel hombre.

Maldito bastardo.

Incluso con toda esa energía celosa dentro de él, Crowley no pudo evitar ver también el sonrojo en las mejillas de Aziraphale, y como su sonrisa era cada vez más brillante.

Maldito bastardo adorable. Estás tan ebrio que la voz del idiota de Gabriel en tu mente dejó de hablar al parecer.

- De seguro el libro te asustó y por eso lo dejaste. Mi Crowley siempre ha sido un demonio asustadizo-  Finalmente Aziraphale río y se levantó, desabotonando su chaleco y dejando la copa de lado.

¿Mi Crowley?

- Me incomodan esas ilustraciones y los ojos de botón- Crowley se defendió, olvidando su enojo y pensando que era muy fácil que el ángel lo comprendiera.- ¿Qué haces, ángel?

- Tienes una cama, ¿No? Estoy muy cansado, salvar el mundo no es cosa fácil. Enséñame tu habitación, serpiente- Aziraphale estiró sus brazos y bostezo, justo como lo haría un gatito cansado, o un tierno ángel que había trabajado (y sufrido ansiedad) más en unas horas que en toda su vida en la tierra. Crowley quedó pasmado, pues ese gesto del ángel había sido uno de los más tiernos que había presenciado en 6,000 años de "fraternizar" con él.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2021 ⏰

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