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Tres años, tres años habían pasado desde que Seonghwa se mostró como en realidad era y pudo ser completamente feliz. Luego de aquella noche empezó con la terapia hormonal y siguió con la cirugía para extraer las mamas, en un principio costó acostumbrarse a los efectos que le daban las hormonas y también salir adelante luego de la operación, que por suerte fue bastante sencilla y rápida, aún así Hongjoong siempre estuvo ahí para él, ayudandolo a recuperarse. Le traía comidas hechas por él, le compraba dulces y regalos, y dormía junto a Hwa todas las noches al lado de la camilla, en una silla bastante incómoda, pero el menor nunca se quejó. Hong estuvo todo el tiempo a su lado amándolo y acompañándolo.
Lo que más le costó fue contarle a su familia y que estos pudieran aceptarlo. Seonghwa sabía que les costaría, ya que toda la vida fue "ella" para ellos, su hijita, su bebita, su Suni. Pero ya no era más ella, ahora era él y así era realmente feliz. Cuando les contó para su suerte lo aceptaron, aunque más de uno lo rechazó, aún así su familia más cercana lo aceptó y apoyó.
Seonghwa había cambiado todo en él, su físico ya no era el mismo, pero seguía teniendo la misma personalidad dulce y tranquila que tanto lo caracterizaba, cada día su sonrisa se agrandaba más. Hongjoong también era cada día más feliz, verlo florecer y ser él mismo era el mejor regalo que la vida le pudo haber otorgado.
Y ahí se encontraban actualmente, Hongjoong estaba cocinando una receta nueva que había encontrado por ahí en internet mientras Seonghwa ponía la mesa. El más bajo estaba revolviendo la salsa cuando sintió un peso detrás suyo y como alguien apoyaba su barbilla en su hombro. Era su novio y futuro marido, aunque esto último Seonghwa aún no lo sabía.
-Huele delicioso- habló el mayor y su pareja sonrió mientras se movía un poco para que quedaran cara a cara. Seonghwa lo abrazó por la cintura para luego depositar un beso en la frente del menor, Hongjoong pasó sus brazos alrededor del cuello de éste y hwa apretó más el agarré en las caderas contrarias para acercarlo y darle un beso suave y lento, que reflejaba todo el amor y cariño que sentían por el otro.
Luego de cenar salieron afuera para ver las estrellas, estuvieron un rato largo hablando, recordaban momentos de su adolescencia y reían por las bobadas que solían hacer a esa edad. Seonghwa se encontraba acostado en una reposera y encima suyo, hecho una bolita, estaba su novio. Hablaban y se regalaban pequeños besos inocentes.
Aquel momento lo atesorarían junto con un montón de otros momentos hermosos que habían pasado juntos, ahora su relación era tan bella y tranquila. Ahora podían ser uno y amarse por el resto de sus vidas. Hongjoong sentía la euforia misma en los brazos de su amado y Seonghwa también podía sentirla, estaba con la persona que más amaba en aquel mundo y por fin, luego de mucho tiempo, podía ser él mismo.
fin.
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