// Capítulo 7 // Voy a apoyarte en todo //

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-Ikuto-

Hace una semana Alex me confesó que estaba confundido con lo que sentía y no sabía lo que era, creía que era gay pero no estaba seguro de eso, y lo entiendo, no es nada fácil darse cuenta de que lo eres, y más difícil es aceptarlo, pero luego de aceptarlo viene confesarlo, ya sea a amigos o a tus padres, normalmente es más fácil con amigos, pero no en todos los casos, siempre hay una posibilidad de que te rechacen, y si tienes suerte y te aceptan... quedan tus padres, decírselos a ellos es lo más complicado del mundo.

Tus padres son las personas que te crían, te enseñan valores, sobre la vida y el mundo, y que te aman sobre todas las cosas, o eso se supone que deben hacer, pero no siempre es así, o no se siente así, mis padres son las personas que más han estado a mi lado, me han criado y "amado" desde el primer momento de mi vida, se supone que deben conocerme, que debo confiar en ellos, pero no es exactamente así.

Para mí son completos extraños a quienes debo mantener tranquilos y no dar problemas, cumplir sus expectativas, ser un buen hijo para luego convertirme en un buen hombre que sirva a la sociedad, lo cual no es malo, quieren que sepa valerme por mí mismo, y aprecio todo lo que hacen por mí, pero jamás he sentido que me comprendan realmente, y yo tampoco los comprendo, no sé lo que piensan o sienten, no sé nada de ellos más que sus nombres, edades y poco más, siempre ocupados, y siempre diciendo que mis problemas son inferiores a los suyos, que no debería preocuparme por pequeñas cosas, mis problemas no les interesan, por eso suelo guardarme todo.

Cuando me di cuenta de que soy gay fue muy complicado decírselos, lo oculté por mucho, tratando de aparentar que era "normal", porque sentía que no iba a importarles, "sé el mejor, pero no destaques" un pensamiento muy común en Japón, y ser gay es ser diferente, no malo, pero diferente, y ser diferente es malo, que contradictorio, pero así es, y eso piensan mis padres, por eso oculté lo que era, hasta que ya no podía más, no podía cargar más con el peso sobre mis hombros, no podía fingir ni esconderme, y fue ahí que la bomba explotó, fue ahí cuando desencajé en la visión de normalidad de mis padres.

Al principio fueron indiferentes, trataron de evitar el tema y esconderlo para que nadie se enterase, pero yo no iba a ocultar lo que era más, por eso me armé de valor y en una cena familiar de Año Nuevo se lo dije a toda mi familia, recuerdo la reacción de todos, mis abuelos me miraban con desaprobación, mis padres solo se quedaron callados, el resto era una mezcla de indiferencia e incomodidad, pero la mejor de todas fue la de Hanako, ella solo me abrazó y dijo que me quería sin importar lo que fuera, casi lloré ese día.

Después de salir del closet las cosas no cambiaron mucho, por fin hablé con mis padres sobre eso, al contrario de lo que pensé no se lo habían tomado mal, me dijeron que me aceptaban, solo que no se esperaban algo así y no sabían que decir, pero me dijeron algo que nunca olvidare: "nadie tiene la verdad absoluta de las cosas, nadie tiene el derecho de juzgarte, ni siquiera el Dios que alaben, solo tú sabes lo qué haces, si es correcto o no, pero sobre todo, si te hace feliz" esas fueron sus palabras, unas que me hacen quien soy, y que hacen que defienda lo que creo y siento sin dejarme llevar por los demás, y por eso quiero ayudar a Alex, quiero que él sea feliz, y que se pase por los huevos los comentarios de los demás.

[...]

Alex y yo, como todos los días, desayunamos juntos en unas bancas atrás de una jardinera, toda la mañana había estado muy callado, pensativo, me tenía preocupado, pero sabia la razón, era la misma que la semana anterior, solo esperaba que pronto pudiera tener claro lo que sentía, para que así pudiera ayudarlo.

–oye...–habló mirando fijamente al suelo

–¿si?–le respondí mirándolo atento

–yo... he estado pensando mucho... demasiado...

No quiero irme de tu lado (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora