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—¡¿No habíamos acordado que si llegara a tener fiebre nuevamente la traerían a casa?! —la voz potente del hombre de cabellos largos y azules detonó por toda la mansión. Estaba muy furioso y sus ojos, los cuales eran café se volvieron de un rojo intenso. Ocasionando que las piernas de sus subordinados temblaran como si fueran de gelatina y cayeran al suelo haciendo una genuflexión doble.

El demonio menor aquel a quien se le había encomendado cuidar de la salud de la joven cuando ella se encontrará en la institución, imploró ante su amo que le perdonará su existencia. —¡Oh! Gran y poderoso Hades, que mal le he causado a usted. Mi existir es como polvo al viento y no soy merecedor de la bondad que tiene mi amo ante mi. Suplico ahora por esta desdichada alma el poder ser perdonado y continuar con la tarea que me ha seleccionado. —sin levantar la mirada por recelo a ese ser superior y aún así alzando la voz en súplica continuaba su verborrea— ¡Maldita sea mi validez sí vuelvo a cometer desacierto ante la presencia de mi amo y si mi princesa es víctima de mi desacato!

Hades quién miraba desde arriba con una expresión de asco a ese pequeño diablo, contó mentalmente hasta tres como le había dicho su pequeña cuando las ganas de querer extinguir a sus sirvientes sean supremas. Eso y teniendo en mente que Nita le tenía cierto apreció a ese demonio de nombre Volker apaciguó el mal humor del Dios.

—Dime que sucedió desde el principio—comentó Hades desde su trono y dando una seña con su mano le indicó a Volker que se pusiera de pie y le detallará lo que sucedió con Nita.

—Si, milord —expresó— Como vera, tuvimos clases solo en la mañana, para la tarde Nita tenía sus lecciones de Taekwondo en la que ella se especializa. Pero el incidente sucedió en el receso del medio día cuando estábamos almorzando...


La mitad de los estudiantes se encontraban en el comedor del colegio, mientras la otra mitad o estaba en la biblioteca o se habían retirado a sus habitaciones. El día estaba realmente desagradable para el gusto del demonio, acostumbrado a la sombría y fría oscuridad de la mansión. Días soleados como esos le causaban repudio, pero a su amada princesa le gustaban y eso a él le bastaba para seguirla a donde ella quisiera.

Más que por una obligación era un placer para él pasar tiempo junto a ella desde el día en que la conoció.

Volker al igual que Leyna amiga de Nita se encontraban en una de las mesas cerca de las ventanas. Las mesas eran largas, así que habían dos hileras de ellas de nueve mesas. Estaban las que se hallaban contra los ventanales del lado izquierdo y las demás del lado derecho cerca de la salida. La mayoría repleta de estudiantes y algunos profesores.

Vegetales, atún y unas uvas moradas había optado Nita por comer al igual que Leyna, no era el caso de Volker ya que este no solía comer. Nita se había olvidado de tomar una bebida, así que decidía fue en busca de una.

—¿Te encuentras bien, Nita? ¿Quieres que yo vaya a buscarte algo para que bebas?  —Nita negó con la cabeza y diciéndole al demonio que ella iría se fue.

Al volver, la joven pasó por la mesa de los "populares" podría decirse. Nita era nueva en ese ambiente así que esa clase de actitudes no solía verlas, ya que ella al ser hija de Hades en el inframundo no necesariamente solían pasarle. Sí las a visto a través de la televisión, pero jamás en persona. 

Con la botella en mano y frotando sus ojos, Nita no vio el pie que se le fue acercado. Cayendo de rodillas y golpeando sus manos en el suelo, suspiró y se levantó cerrando los ojos. Su cabello aquel que le llegaba hasta la cintura cubrió todo su rostro, sujeto  un mechón tras su oreja y miró de refilón a los que se encontraban a su derecha. Girando el rostro y acercándose a la joven quien le puso la traba, se inclinó ante ella.

—Hoy no estoy para tus bromas, Munia —llegó a decir Nita antes de que Volker llegará ante ella y mirará con odio a la chica.

—Hoy no estoy para tus bromas, Munia —se burló la rubia. Haciendo reír a su séquito.

—¡No te permito que te dirijas ante ella así! —Volker estaba furioso. Al estar detrás de Nita sus expresiones no eran del todo percibidas por los jóvenes en la mesa. Sus garras comenzaban a hacer presencia y un calor emanaba del interior de su cuerpo. —¡No tienes permitido incluso respirar el mismo aire que Nita! ¡Tú, humano sórdido y antropófago!     

Nita posó su mano en le pecho de Volker y mirándolo a los ojos un destello color rojo salieron de sus orbes indicándole al demonio que se tranquilizara. —Olvidalos, solo vámonos.

—Sí, bebé —emitió con burla Barend. El novio de Munia, quién está a cargo del equipo de natación del instituto. Aquel que se especializa en el estilo mariposa. Era alto y cuerpo fornido, nadie se atrevía a enfrentarlo— Haz le caso a tu novia y lárgate. Y para la próxima aprende a insultar, esas palabras son anticuadas y nadie las tomará en serio.

—Debería cambiar mis palabras por ¿Promiscua? —preguntó Volker. Sin hacer caso el reproche que le había dado su ama. Aun molestó con los humanos que insultaron a su princesa, el demonio comenzó una pelea con los nadadores.

—Voy a matarte, maldito perro —escupió Barend, tirándose ensima de Volker y comenzando una pelea.

Nita no estaba muy consciente con lo que estaba sucediendo, desde la mañana se sentía mareada y con dolor de cabeza. Con ojos entre cerrados vio a Munia alentar a su novio quién le propinaba piñas al rostro de Volker, quién simplemente se dejaba hacer y mantenía una sonrisa burlesca mientras que los sonidos del Pow! Pow! Era lo único que se escuchaba entre los gritos.

Leyna se acercó a Nita en el momento que sus compañeros comenzaron la pelea. Quería alejarla del tumulto y verificar que estuviera bien, pero la joven no le prestaba atención, como si estuviera pérdida. De un momento a otro un golpe seco asustó y sorprendió a todos, Volker había dado vuelta a Barend dejándolo en el suelo. Su sonrisa aún no se iba de su rostro y al girar la cabeza vio el gesto de desorientación que le entregaba Nita a él, como si no entendiera lo que estaba haciendo y eso lo asustó.

Un frío recorrió toda su espina dorsal ante ese acto, con una mano presionó el rostro de Barend contra el suelo para levantarse y acercarse a su ama.

—¿Nita?

Al escucharlo decir eso bastó para que la joven se desmayara. Sostenido la en brazos y sin saber que hacer, la persona que menos esperaba le gritó que la llevara a la enfermería.

—¿¡Estas sordo acaso, idiota!? —Regañó Munia haciendo entrar en razón al demonio —¡Qué la lleves a la enfermería!

Corriendo con la joven en brazos Volker la llevó a que la atendieran. Nita ardía en fiebre y temblaba como una hoja de papel al viento. Al vivir por diecisiete años en el inframundo el cuerpo de Nita no había creado esos anticuerpos que crean los mortales para sobrevivir en el mundo exterior. Razón por la que ella suele enfermarse y necesitar del ambiente que le entrega el inframundo. Ese calor inminente y olor a humo le generan como unas vitaminas de las cuales necesita a diario.

Así que luego de ser analizada y que la fiebre bajará, Volker la llevó de vuelta a la mansión.



—Eso es lo que sucedió, amo. Si hubiese sabido que mi ama no estaba en los mejores términos, no podría haber permitido siquiera que salga de su habitación. —crujiendo los dientes y enterrando sus garras en las palmas de las manos ocasionando que de ellas  saliera sangre Volker continuo diciendo— Mis actos no son dignos de su nobleza, pero escojo el ser castigado con los mil látigos de fuego antes de permitir esa osadía de los mortales en querer faltar el respeto a mi princesa. 

Hades molesto por el relato que se le había confesado tomo su bidente y lo golpeó muy fuerte sobre el mosaico. Se escucho un crujido y el suelo se partió, seguido de un temblor que destruyó varias casas de la ciudad y alrededor. Cerberos corrió hasta su amo y le gruñó a Volker, lo tomó de la pierna y se lo llevó arrastras a los calabozos. Jurando le así Hades que si su Nita no despertará él no saldría del calabozo.

—¡Medita mientras estés en ese cuarto sólo, si en verdad quieres volver a pasar por esta situación! —alzó la voz Hades, la cual se retumbaba por toda la mansión e incluso hasta los más profundo en el inframundo— ¡Mi hija te aprecia y es lo único que te mantiene aquí, no quiero que cometas otro error!




𝑫𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝑯𝒂𝒅𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora