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—"Los que son más difíciles de amar, son los que más lo necesitan" —leyó el profesor de Literatura, una de las frases del día que eligió Nita como inspiración y la escribió en el pizarrón. —Sócrates. Esa es una muy buena frase, Nita.

—Pofeso... pofeso—llamó Angelo la atención de todos con su dulce e inestable voz por la falta de pronunciación que le otorgaba la dislalia. Era el último de su clase en cumplir los años y eso hacía que los demás lo trataran como a un niño, sin mencionar su problema con algunos fonemas. —¿Quién eda ese Sócates? Padece alguien inteligente.

El señor Mayer sonrió hacia el joven, ya acostumbrado a su forma de hablar, sólo le entregó un libro que hacía mención sobre la vida de Sócrates. —Sócrates era un gran filósofo griego, no se ha encontrado libro alguno que haya escrito. Más bien, él creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas.

—Algunos creían que era un analfabeto. Más bien, creo que eso no impidió que se convirtiera en un gran sabio.—comentó con grandesa uno de los chicos del club de ajedrez. Mientras veía a Angelo con arrogancia, como si el saber eso le proporcionara algún tipo de sabiduría suprema.

Angelo se reprimió con la actitud superior que desprendía el otro joven. Volker, quien se encontraba sentado junto a Angelo, comentó —Sócrates, dijo: "La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia". —desviando su mirada hasta el chico de anteojos, Volker le regaló una sonrisa. — Minusvalorar a tu propio partenaire por tener un escaso asesoramiento sobre la filosofía, no implica que seas superior a él.

—El único que se cree superior en este condenado salón, eres tú —gruñó el contrario.

El profesor se encontraba entretenido con la disputa de esos adolescentes. No fue hasta que Nita se acercó y le susurró que siguiera con la clase que decidió intervenir. —Muy bien, dejemos esto para la clase de psicología. Lo mejor será comenzar con la clase de Literatura, aunque a mi modo de ver, este tema me resulta demasiado excitante.

Nita solo había escrito esa frase como método de aspiración. No creyó que comenzarían un debate sobre ello. La verdadera razón por la que decidió interferir fue que conociendo a Volker, este comenzaría a alterarse. Por desgracia, el demonio aún no conocía sus límites y creaba conflicto con lo primero que se le planteara o no le resultara grato. Ni hablar si molestaban a alguien preciado para él.


Ese miércoles por la mañana, la clase de Literatura continuó con un gran torrencial afuera de la mansión. En un comienzo parecía una tormenta habitual como muchas, pero los rayos se hicieron más intensos y las centellas comenzaron a azotar el cielo, sin mitigar su poder. Como si la furia de cierto dios se sintiera en cada impacto y el exterior se iluminara por las luces blancas de la tormenta.

De un momento a otro, un gran silencio invadió la faz de la Tierra y las luces se fueron. Los gritos de los adolescentes no tardaron en escucharse y algunos comenzaron a sollozar por lo asustados que ese acontecimiento los dejó.

Nita le hizo una expresión a Volker, quien captó al momento, comprendiendo esa mirada, la cual intuía era de —"Creo que alguien está por llegar" — si sus corazonadas eran correctas, Alexander estaría por la puerta justo al mediodía. Mojado y tal vez molesto, sin que nadie supiera por qué, o no.



Dicho y hecho, Nita se encontraba en la entrada de la mansión en la espera de la llegada del rubio. Parada correctamente, con el cuerpo erguido y el mentón hacia arriba, sus brazos llevados a su espalda juntando sus manos. Volker se hallaba junto a ella, esperando al menor, con brazos a los lados.

𝑫𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝑯𝒂𝒅𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora