Los primeros días de Bryony en la nueva escuela fueron más duros de lo que se pensó antes de ir. Ella ya tenía constancia de que iba a ser algo duro, pero finalmente la realidad superó a sus pensamientos, lo que hizo más fuerte al sentimiento de no sentirse parte de ese lugar, aún viniendo de una familia como ella. Todo era muy distinto a su vida, estaba en un lugar desconocido rodeada de gente desconocida. La soledad fue la única acompañante de Bryony en ese tiempo, estaba con ella a todas horas, todos los días y todas las semanas, lo que hizo aun más difícil que se adaptara a esta nueva situación. Lo que Bryony pensaba al llegar a Hogwarts, era que habría más gente como ella, igual de perdida y sin saber orientarse por esos lugares, pero en su lugar se encontró a gente que ya sabía moverse de sobra por ese lugar, aun no sabiendo de su existencia hasta la llegada de la carta, pero habían espabilado lo suficiente como para saber qué hacer sin depender de nadie. Esto tambaleó la autoestima de Bryony, quien no se veía capaz de llegar a su altura, y, pensaba, nunca podría llegar a hacer lo que iban a enseñar en esa escuela.
En las cartas que recibía de sus padres, se mostraban tan orgullosos del hecho de por fin poder estar en ese lugar, que Bryony, para no defraudarlos, escondía sus verdaderos sentimientos con ellos. La única que tomó constancia de lo que verdaderamente pasaba por su mente era Luna, quien a pesar de parecer que siempre estaba pensando en voz alta omitiendo la realidad que le rodeaba, parecía tener una extrema sensibilidad para detectar el cambio de ánimo de su amiga. Gracias a ella es que esos días difíciles fueron más llevaderos; y también supuso un gran alivio ser seleccionadas en la misma casa: Ravenclaw.
En la escuela ya se fueron formando los grupos de amigos, y con ellos, ya se fueron viendo las personalidades de cada uno y su "función" en la escuela. Bryony pasaba más desapercibida, había hablado con algún que otro compañero de clase, pero por lo general se encerraba en sí misma y no la tenían muy en cuenta. La que sí se hizo más notoria fue Luna, quien con su personalidad tan extrovertida y su estrafalaria forma de ser no tardó mucho en llamar la atención; se ganó algunos comentarios mal acertados por parte de algunos compañeros con un poco de maldad, la tachaban de loca, cosa que a Bryony le disgustaba, pues sabía que su amiga estaba bien cuerda, simplemente tenía una manera muy llamativa y diferente de ver la vida; pero al ver que estos comentarios no les afectaba (o no les hacía caso) le calmó más.
Poco a poco, los días grises en la vida de Bryony se fueron desapareciendo, todo le fue pareciendo más fácil, e incluso aquello que le parecía un reto en un principio, ahora lo lograba solucionar con facilidad. Sobre todo, esto fue algo que notó en las clases, algunos profesores fueron más comprensivos con los novatos y le hacían la vida más fácil, sin dejar de lado la seriedad requerida, aunque con otros profesores que imponían más respeto con su sola presencia hacían que siguiese alerta por si hacía algo que le disgustase, aunque con más confianza. Es por esto, que una vez pasada la tensión que vivió al principio, pudo relajarse e impregnarse de la magia del lugar y ver lo bonito del lugar el cual era ahora su casa. Le fascinaban la magnitud del castillo, lo laberíntico de sus instalaciones, los cuadros que se movían y hablaban, el patio, la naturaleza de la que estaba rodeada, la relajación que le transmitía el lago, el misterio del Bosque Prohibido; por fin pudo ver que aquello que tanto miedo le daba, no era más que pensamientos que le cegaban de la belleza de su nueva vida. Por fin se sentía plena, se sentía ella al completo, era feliz.
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Como La Luna y El Sol
Fiksi PenggemarDe repente, toda su vida cambia. Todo lo que conoce se ve alterado por la llegada de una carta que la lleva a un mundo en el que aprende aquellas cosas que creía imposibles, donde se abre a nuevas experiencias y conocimientos. Allí, conoce a una ni...