Naruto: El Dragon Slayer Definitivo

Capítulo 3: Resurrección

Naruto estaba paseando tranquilamente por la aldea. Era 10 de octubre del año X772, y se cumplían 6 años desde la derrota del Kyubi. La familia de Minato estaba siendo venerada por la aldea, y la festividad era enorme. El pequeño Naruto recibía miradas de odio constantemente, aunque él ya había aprendido a no prestarles atención.

Él perdió la noción del tiempo, y cuando se quiso dar cuenta, ya estaba oscureciendo. Regresó rápidamente a su hogar, sin saber la que le esperaba. Al abrir su puerta, recibió una patada desde atrás que lo hizo meterse a su departamento de golpe. Había 10 hombres armados con palos en su casa, y mientras uno cerraba la puerta, los demás lo empezaron a golpear.

Estuvieron un largo rato golpeando al chico, hasta que el pequeño quedó tieso en el suelo. Querían prender fuego el departamento, pero antes de que se marcharan, Naruto se paró. Estaba cabizbajo, con la cara oscurecida, y los brazos colgando. Estaba lleno de moretones, cortes, y con la ropa desgarrada. Varios aldeanos quisieron golpearlo con unos palos, pero en un segundo, los bates fueron partidos a la mitad, y los aldeanos recibieron un fuerte golpe en el pecho. Naruto gritó, y un aura plateada estalló desde su interior hacia afuera de manera repentina, creando un pilar de energía que atravesó el techo del departamento y fue visto en toda la aldea y sus cercanías.

Esa explosión destruyó todo el edificio, y calcinó a los 10 aldeanos que habían ido a golpearlo. Naruto estaba en coma, acostado boca arriba, y con la prenda superior completamente destruida.

Cerca de la aldea transitaba un joven muchacho. Vestía una túnica negra, junto con una gran toga blanca que fluye envolviendo su cuerpo sobre el pecho. Tenía el pelo negro corto, con un mechón sobresaliendo por encima de la cabeza; los ojos oscuros, y unos inusuales colmillos afilados. Para concluir, llevaba pantalones negros y botas del mismo color. También llevaba un collar plateado en forma de círculo. El muchacho vio el pilar de energía, y su cara se transformó a una de asombro.

El muchacho se dirigió rápidamente hasta el lugar de la explosión, habiendo logrado pasar las defensas de Konoha fácilmente. Miró sorprendido al niño, y chequeó su estado.

-Por fin te he encontrado... debo apresurarme, o morirás...- murmuró el pelinegro, recogiendo al rubio entre sus brazos.

-¡Alto, suelta al niño!- ordenó Hiruzen, que había llegado solo al lugar de la explosión.

-Lo lamento, me lo llevo.- dijo serio el pelinegro.

-¿Quién eres y qué quieres de él?- le preguntó molesto Hiruzen.

-Soy Zeref, y vengo a salvarlo y llevarlo al lugar donde corresponde. Puedo sentir que tú eres alguien preciado para él, así que tranquilo. Si todo sale como lo planeado, volverás a verlo.- dijo el muchacho, emanando un aura oscura que se transformó en una cúpula de oscuridad en forma de espiral.

Cuando se disipó la energía, ni Naruto ni Zeref estaban en el lugar. Minato llegó a la escena, y el Sarutobi le contó todo lo que había pasado.

-¿Zeref? Jamás oí hablar de él...- dijo Minato, el cual se marchó en un destello amarillo.

-Le dije que su hijo fue raptado y ni siquiera le importó. ¿En qué clase de monstruo te has convertido, Minato?- se preguntó Hiruzen, decepcionado por la actitud del Yondaime.

Zeref y Naruto reaparecieron en un laboratorio subterráneo, cerca de Konoha, y el pelinegro recostó al niño en una camilla. Intentó revivirlo, pero no lograba hacerlo. Suspirando, se dio cuenta de que solo quedaba una opción.

En todo el tiempo que Naruto estuvo inconsciente, el pequeño había estado en su subconsciente. Era una cueva oscura, con un pequeño cuerpo de agua en el centro. Frente a Naruto apareció un ser gigantesco con escamas plateadas, alas, una cola, y filosas garras y colmillos.

-¡Naruto Uzumaki, por fin has llegado a este lugar!- dijo la gran bestia con voz ronca.

-¡Un puto dragón!- gritó asustado el pequeño, que cayó de culo al piso, y se arrastró hacia atrás.

-Tranquilo, mocoso, no voy a hacerte daño. Déjame presentarme: yo soy Zarama, un dragón.- dijo el ser mitológico.

-¿Y dónde estamos?- preguntó todavía atemorizado el pequeño.

-Estamos en tu subconsciente.- dijo el Dragón.

-¿Y qué hacemos aquí? ¿Qué haces tú en mi subconsciente?- le preguntó Naruto, y el dragón comenzó la explicación de la historia de los dragones.

-Cuando el Dragón negro del Apocalipsis, llamado Acnologia, comenzó su cacería, yo tuve que usar mi último recurso. Encerré mi esencia dentro de mi Dragon Slayer, y lo mandé en barco hacia el continente Elemental, luego de borrarle la memoria. Mi Dragon Slayer era una mujer, y se llamaba Kimiko Namikaze. Ella tuvo descendencia en el continente Elemental, y mi esencia viajó entre los descendientes, hasta llegar a ti. Nadie antes había logrado entrar en contacto con mi energía, porque la red de Chakra dificulta la comunicación.- dijo Zarama.

-Hablando de eso, ¿Por qué liberé toda esa energía, si yo no poseo Chakra?- le preguntó el niño.

-Eso es porque tú tienes reservas de magia. Eres capaz de absorber el Ethernano del ambiente, y moldearlo. Al ser tu primera vez liberando tu magia, y además de una manera tan descontrolada, entraste en un coma muy profundo, estás prácticamente muerto.- dijo el dragón.

-¿Estoy muerto?- preguntó preocupado el chico.

-Por ahora, tienes posibilidades de sobrevivir. Un mago te ha sacado de la aldea y ahora está intentando revivirte. Por lo que parece, está por hacer algo bastante loco y arriesgado...- dijo el dragón, mostrándole al niño lo que ocurría afuera.

-¿En dónde me metió?- preguntó Naruto.

-Es una incubadora con un líquido verde curativo y un respirador. Y por lo que veo, va a implantarte algunas lácrimas de Dragón...- dijo Zarama pensativo.

-¿Lácrimas de qué?- preguntó sin entender el niño.

-Lácrimas de Dragón, te darán el poder de un Dragon Slayer, sin que te conviertas en un dragón. Lo que no sé, es la cantidad de lácrimas que deberá implantarte para que puedas despertar del coma.- dijo el dragón.

Pasadas unas cuantas horas, la operación finalizó, y el cuerpo de Naruto volvió a la vida. El rubio se quedó hablando con Zarama un rato, hasta que el cuerpo mental de Naruto comenzó a desvanecerse.

-Estás despertando. Puedes volver a este lugar mientras meditas o mientras duermes, aunque si te concentras lo suficiente, algún día podrás hablar conmigo sin necesidad de venir.- le explicó el dragón, y antes de desaparecer por completo, Naruto agradeció por la charla y por las explicaciones.