Capítulo 2: ¨Solo quiero verte cómo sufres¨

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Me encontraba caminando por el pasillo de la universidad con mi carpeta de dibujos en mis brazos, dirigiéndome para ir a guardarlo en mi casillero.. Cuando acababa de guardarlo dentro lo cerré, me di vuelta para irme y me encontré con él, con el chico de ayer.

Él estaba parado delante de mí observándome. Estábamos muy cerca el uno al otro aunque no tanto, solo una distancia corta.

 -Hola -me saludó

 -Hola -devolví el saludo algo extrañada, no podía adivinar lo que él pensaba, su rostro estaba neutro y sin emociones, no como ayer.

-Me preguntaba si podrías acompañarme a un lugar, es que necesito ayuda de alguien en algo importante.

-¿Cuál es lo importante?

-Después te lo digo, ¿aceptas? -preguntó él como si nada. Yo no sabía qué responder, de si quería ayudarlo o no, faltaba solo unos pocos minutos para que comenzaran las clases. Pero como me había prometido no dejare de lado mis oportunidades, quizás podría ser  su amiga pero algo más que eso no obvio, porque él ya tenía novia,

-Bueno... ¿a dónde? -pregunte insegura.

-Sígueme -habló para después darse vuelta y caminar rapido a la salida. Su voz era extraña, no se la escuchana como la vez pasada. De pronto me sentí nerviosa ya que esto me estaba preocupando. Él me hablana con voz ronca, casi entendible.

-¿Pasó algo malo? -pregunté tratando de seguir sus pasos rápidos mirándolo, él no se voltió a mirame ni siquiera contestó a mi pregunta.

Llegamos a la esquina de la vereda donde se encontraba la universidad. Él se dio la vuelta para por fin mirarme, y sus manos se apoyaron en mis hombros, su rostro estaba a tan solo centímetros del mío. Sus ojos grises ya no eran claros, estos estaban oscuros, sin vida. Me miró unos segundos y me besó.

Yo estaba pasmada, no sabía si apartarme o no. Esto era muy extraño, sus labios no eran reales, no sentía nada. Luego se apartó, me miró unos segundos para después darse la vuelta y cruzar la calle dejándome sola aun pasmada por lo que acababa de suceder.

Él se alejó, sin decirme nada. ¿Qué mierda está ocurriendo? Antes de haberlo perdido de vista me decidí perseguirlo, esto no iba a quedar así, no señor. Me había dejado confundida, y encima el beso era el más extraño que había sentido, sus labios no pude sentirlos, eso me confundía aún más. Lo seguí, hasta alcanzarlo en una plaza supongo, el sitio estaba muy abandonado, los juegos para niños estaban todos destrozados y oxidados ya que estaban hechos de hierro. Él se dio cuenta de mi presencia y volteó para mirarme.

-Es mejor que no te acerques a él -dijo con un hilo de voz. Sus ojos estaban rojos, ¿estaba llorando?

-¿Pero de qué hablas? -pregunté ya sin saber qué hacer con tanta confusión.

-Tú sabes de qué hablo -dijo y otra vez se alejó de mí corriendo y entrando a una cueva oscura. ¿Una cueva? ¿Dónde mierda salió eso? Lo seguí, no sé por qué pero lo seguí. La cueva estaba sumamente oscura, no podía ver nada pero eso no me instaba a parar. Pronto perdí el sonido de sus pasos, en ese momento un escalofrío subió a mi cuerpo, un miedo corría dentro mío y no sabía por qué, alguien estaba atrás mío. Eso era. Pero no me animaba a darme la vuelta, parecía que estaba viviendo una película de terror. O esto era todavía peor. Sentí la respiración de alguien en mi nuca. Mi cuerpo no me respondía, ni siquiera podía pronunciar una palabra de lo nerviosa que estaba. Una mano se posó en mi cadera, y otra en mi cuello, pero esta tenía un cuchillo. Mi corazón latía muy fuerte en mi pecho, ¿me iba a matar?

-¿Qué intentas hacer? -hablé por fin con notable temblor en mi voz.

-Solo quiero verte cómo sufres en este momento -dijo pero esta voz era otra persona, no era el chico del que estaba persiguiendo, este era demasiado ronca que me hacía pensar que era el mismísimo demonio.

Tu fama no me deja amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora