James conduce rápido, pero realmente eso casi no me preocupa mucho ahora. ¿Cómo podría hacerlo cuando un montón de ideas dan vueltas en mi cabeza? No tengo idea de que han encontrado Sidney y Liam, la curiosidad me está matando y sólo puedo esperar que ellos estén bien, aunque... «son hechiceros, claro que estarán bien. De seguro han entrenado para cosas así ¿no?»
Faylinn...
No puedo sacarme ese lugar de la cabeza, cada vez que intento pensar en algo diferente, Faylinn aparece, como llamándome. Es extraño, lo sé.
Lo más seguro es que la historia del anciano me este dando vueltas en la cabeza porque es impactante y perturbadora. Como esas películas de terror que solía ver con mi papá o con Harriet, sus historias se me quedaban en la cabeza toda la noche y no podía dormir. Eso debe ser.
-James...
-¿Si?
-¿Qué sabes sobre Faylinn? -pregunto de repente.
-¿La sede de las hadas? -él enarca una ceja. Como sí mi curiosidad le extrañase. Asiento-. Bueno... Casi todo pero a la vez casi nada.
Aquello me confunde.
-No comprendo...
-Verás, Ro. La sede de las hadas ya no existe y las únicas hadas que quedan de ese lugar, son muy pocas. Afred es uno de ellos, como habrás notado. Cuando Faylinn fue destruida, todo cambió... pero sólo quienes presenciaron aquello saben que es lo que de verdad ocurrió. ¿De eso te ha hablado Frank? -pregunta.
-Si -respondo-. Es un poco «demasiado» extraño, ¿no crees? -añado un momento después.
-Lo es.
-¿Qué representa aquel estandarte de la corona? -le pregunto, recordando mi duda y obligándome a pensar por un momento en algo que me pueda proporcionar una respuesta y no más preguntas.
-Los cinco reinos, o las cinco sedes como las conocemos ahora. Cada punta es una y debajo de ella hay una piedra preciosa que la representa. Por ejemplo el rubí, es rojo como la sangre, lo cual representa a los vampiros.
Aquello de los vampiros me hace recordar su descarado coqueteo con Catherine y me molesto sin saber con exactitud porque.
Es irracional por mi parte, ya que, en primera: James es libre de hacer lo que quiera con quién quiera.
Y en segunda: Yo debería preocuparme y molestarme por cosas más importantes.
Tengo dieciséis años, casi diecisiete. ¡Por amor de dios! Hay cosas más importantes que el que un par de mujeres le coqueteen... y él les siga el juego... ¡suficiente!
James, casi ajeno a mi discusión mental conmigo misma, pregunta:
-¿Estas bien?
Eso me toma por sorpresa. «No estoy echando espuma por la boca ¿o si?»
-Claro, ¿por qué no lo estaría?
-Pareces un poco... inquieta -concluye después de un rato. Cómo si hubiese buscado la palabra más adecuada.
¿Inquieta? ¿Yo? ¡Pff! Sólo estoy librando una pelea conmigo misma como cualquier persona medianamente cuerda.
Si. Debo llamar a ese psicólogo. Urgente.
-Es sólo que estoy imaginándome que podrán haber encontrado Sidney y Liam -no estoy mintiendo del todo, esa era mi principal razón hace unos minutos.
-Liam no me dio muchos detalles, pero sea lo que sea es urgente que vallamos.
********
20 minutos más tarde estamos frente a la casa de James, gracias a dios hemos llegado en una sola pieza.
En cuanto él estaciona el auto debo contenerme para no saltar fuera, tanto por el hecho de sentir el suelo firme, como para correr hacia Sidney y Liam y saber que es lo que han encontrado.
James sale del auto, un segundo después está abriendo mi puerta y ofreciéndome su mano para ayudarme a salir. Sonrió ante aquel gesto.
Una vez fuera caminamos rápidamente hacia la biblioteca.
En ella están Sidney, Liam y sentado sobre el escritorio, un chico de cabellos blancos, orejas puntiagudas y mirada asustada.
Ellos no han encontrado algo, sino a alguien.
Un hada.
El muchacho nos mira primero a James y después a mi. Su semblante cambia. Parece pensativo, como si meditara algo.
Me fijo en sus ojos de color lavanda.
Sus ropas consisten en unos pantalones color marrón y una camiseta de color blanco rota y sucia. Hay manchas de lodo tanto en la ropa como en el cuerpo.
Miro a Sidney en busca de respuestas. Ella capta rápido el mensaje.
-Lo encontramos huyendo de algo cuando regresábamos de la sede de los licántropos.
-Casi lo atropello, por suerte frené a tiempo -comenta Liam.
En ese momento el hada asiente, confirmando esa parte de la historia. Casi sonrio. Pero es en ese momento que me doy cuenta que aquellas manchas que yo pensaba que eran lodo, en realidad son sangre seca.
La imagen del otro muchacho entrando en la sala del consejo invade mi mente. ¿Y si a este chico le han hecho lo mismo que al otro?
En su cuello observo una gruesa cicatriz, que parece haber sido cosida de forma tosca. Sus delgados brazos muestran más marcas de líneas finas, como cuchilladas hechas tiempo atrás.
Sin saber como o porque me he acercado hacia el hada y sólo me doy cuenta de ello cuando observo que la distancia que me separa del muchacho es muy corta.
El hada me mira con curiosidad, y dirige varias miradas a los demás. Cómo sí estuviera preguntando que hago ahí.
Visto de cerca, el chico no parece mayor, catorce años a lo mucho. No concuerda con las edades de los desaparecidos. ¿Por qué le harían algo tan atroz?
-¿Quién te ha hecho esto? -pregunto con un hilo de voz.
Él ladea la cabeza pero no responde.
-Creemos que le han cortado la lengua... -dice Sidney con un deje de tristeza en su voz usualmente alegre.
-No ha dicho absolutamente nada desde que lo encontramos -añade Liam.
Volteo a ver a James, quién tiene el ceño fruncido. Le hago una seña con la cabeza para que se acerque. Duda un momento pero después lo tengo a mi lado.
-¿Crees que al otro chico le hayan hecho... ? -no término la pregunta por lo horrible que parece, pero aún más horrible sería la respuesta, porque una parte de mi ya la sabe. Son demasiadas coincidencias ¿no?
James parece pensar algo parecido y asiente.
-¿Qué otro chico? -pregunta Sidney. Es cierto. Ellos no estaban y por lo tanto no saben lo que hemos descubierto y visto.
James empieza a contarles nuestro extraño encuentro con el consejo y el muchacho ensangrentado. A Liam le cambia el semblante y Sidney parece trastornada, supongo que yo lucía peor.
-Me gustaría intentar algo -comenta Liam un momento después de que James ha terminado de contar nuestra experiencia.
-¿Qué cosa? -pregunta James.
-Acompáñame afuera.
Ambos salen de la biblioteca, me pregunto que es lo que harán. Pero pronto recuerdo al hada y sin poder evitar mi curiosidad camino alrededor del escritorio y me detengo justo detrás de él para ver su espalda.
Lo que veo me asusta y hace que casi se me escapé un grito. Logro controlarme y no asustar al pobre chico.
En su camisa hay dos gruesas líneas cortadas y rodeadas de sangre seca. Justo en los huecos de la tela se aprecian otras cicatrices como la del cuello.
Estoy tentada a hacerle más preguntas. ¿Cuál es su nombre? ¿Cuanto tiempo ha estado cautivo? Pero sé que no me contestará nada. Tal vez Sidney tenga razón y le hayan cortado la lengua...
-Mi nombre es... Elvin.
Miro a Sidney sin poder hablar, ella parece igual de sorprendida que yo.
¡El hada si puede hablar!
-¿Quién te ha hecho esto? -pregunto cuando me recupero de mi asombro.
-Los mismos que hace años destruyeron Faylinn.
«Los oscuros»
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Someday
FantasyMi nombre es Rosalie Stark, soy una chica normal... o al menos lo era, antes de mudarme y que mi vida diera un giro extraño. Ahora mis preocupaciones pasaron de ser: "aprobar las materias" a "evitar que me maten" ¿Quién soy? Dicen que soy la eleg...