Capitulo 12 "¿Galleta?"

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Después de que Sidney y yo preparamos una habitación para Elvin y lo instalásemos allí, ella y yo nos dedicamos a examinar sus heridas y curar las más recientes. Sidney me enseña a pasarle energía a Elvin, quién se ríe cada vez que me equivoco, pero, después de algunos (muchos) intentos ya puedo hacerlo bien.
Cuando hemos terminado de curar todo lo que es posible curar, término hecha polvo. Sidney me aconseja que descanse y yo no pongo objeciones.
En cuanto entro en mi habitación me dejo caer en la cama, ante la mirada atónita de Clara, quién corre hacia mi rápidamente y me examina, como un doctor haría con un paciente.
Veo que está preocupada y estoy a punto de decirle que sólo necesito descansar un poco, cuando ella empieza a hablar.
-Mi niña, ¡te vez terrible! ¿Qué te ha pasado? ¿Es que acaso el joven Anderson no ha cuidado de ti? ¡Ya verá cuando llegue! -aquello último me causa gracia cuando me la imagino regañando a James.
-No hace falta -le contesto-. Sólo necesito descansar.
En cuanto término de hablar, ella me mira con ternura y con una emoción que no se descifrar.
-Te prepararé algo -dicho esto, sale de la habitación con rapidez.
«Que extraño»
Me acomodó bien en la cama y medito los acontecimientos de las últimas horas, aunque yo los he sentido como días.
Esto se vuelve cada vez más extraño y horrible. Pero todo tiene una razón de ser. No creo que los oscuros estén haciendo esto sólo porque no tienen nada más que hacer. Algo me dice que la destrucción de Faylinn, las desapariciones y los dos muchachos, tienen relación entre sí...
Me estiro hacia la mesita de noche y de ahí tomo el libro que el señor Frank me ha dado en la biblioteca tan sólo unas horas atrás.
Me vuelvo a acomodar y con mucho cuidado abro el libro.
Las primeras páginas son de color amarillento, lo cual me hace pensar que este libro es muy viejo. Pero aparte de algunas ilustraciones donde aparecen hadas, no hay texto.
Una imagen llama mi atención, en ella se representa a un grupo de hadas bailando alrededor de un círculo. Parece más una foto que una pintura. "Anillo de las hadas" esta escrito arriba.
La siguiente página es un retrato de la familia real. Aparecen el rey, la reina y la princesa Shaylee. Tanto el rey como la princesa tienen el cabello blanco, pero los ojos de Shaylee son del mismo color que los de la reina, de color ámbar.
Aquella foto despierta en mi un sentimiento de añoranza, como si hubiese perdido algo. Sacudo la cabeza. Estoy imaginando cosas.
En el fondo de la hoja hay unas líneas escritas con una muy bella caligrafía.
"Casa real de Faylinn"
Reyes: Odette y Tianna
Princesa: Shaylee
"Lux et pax"
Paso las hojas y me detengo en una diferente a las demás.
"Profecía de la elegida" se lee con una muy elaborada caligrafía.
Un marco dorado con motivos de flores y hojas encierra una especie de poema...
Empiezo a leer.
-Aquí tienes, mi niña -escucho la voz de Clara. Interrumpiendo mi lectura, cierro el libro y lo pongo a un lado, después tomo la taza humeante que me ofrece. Huele muy bien.
-Gracias... ¿Qué es?
-Una infusión de pétalos de rosa y miel -contesta-. Te ayudara para calmar tus nervios.
«Justo lo que necesito.»
Me llevo la taza a los labios y bebo un sorbo de la infusión. Sabe mejor de lo que huele. Poco a poco siento como mis músculos se relajan, así que continuo bebiendo.
En cuestión de segundos la taza queda vacía y la dejo en la mesita de noche.
-Ya has recuperado el color. Estabas más pálida que un vampiro, pensé que estabas enfermandote. Algo tonto por supuesto, ya que, los hechiceros no se enferman... pero bueno, no se me puede culpar por preocuparme -Clara sigue hablando pero yo dejo de prestarle atención, algo de lo que ha dicho me da vueltas y vueltas en la cabeza.
«Los hechiceros no se enferman»
De forma inconsciente recuerdo que no he ido al médico nunca en mi vida. Ni siquiera por gripe...
-¿Mi niña? ¿Qué te ha pasado para que terminases toda pálida? -Clara se acerca a mi cama y se sienta en el borde. No se sí es su mirada cálida y comprensiva o el hecho de que debo decirlo, pero, le cuento todo.
Ella asiente de vez en cuando, animandome a continuar. No es hasta que le digo lo que descubrí de Faylinn que le cambia la expresión, la tristeza aparece en sus ojos grises, pero, un segundo después vuelve a estar serena y asumo que he imaginado cosas por el cansancio. De verdad que necesito dormir.
-¿Es por eso que has traído ese libro? -pregunta ella, haciendo un movimiento con la cabeza hacia la mesita de noche.
-Si. Creo que hay más de lo que me han contado y me gustaría descubrir que es.
-Comprendo -se queda pensando un rato, buscando entre sus recuerdos buscando uno en especial-. Tal vez, deberías buscar las respuestas a tus preguntas en el lugar donde todo ocurrió.
Después sale de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
¿El lugar donde todo ocurrió? ¡Es cierto! Tal vez en Faylinn estén las respuestas y yo aquí perdiendo el tiempo... pero no puedo salir, es peligroso...
Me recuerdo que a cada minuto que pasa, qun nuevo chico o chica puede estar siendo torturado y eso es suficiente motivación para que me levante de la cama.
Ahora sólo un problema más. No tengo idea de donde queda Faylinn. «Si, eso complica un poco las cosas... ¡tal vez el libro tenga la respuesta a esta incógnita!»
Con renovado entusiasmo me lanzo hacia el libro y empiezo a hojear las páginas en busca de esta información.
«¡Bingo!»
En una página aparece un mapa en el que aparecen los cinco reinos, los licántropos en el este, los vampiros en el oeste, los ghouls en el sur, los hechiceros en el centro y Faylinn en el norte.
Tomo mi celular y busco un mapa de Raven's Forest. Los comparo y ya he dado con la ubicación de la sede de las hadas: El bosque de bruma.
«Un nombre para nada alentador... »
Me siento orgullosa de mi misma y a la vez inquieta. Estoy haciendo algo, aparte de sólo observar lo que pasa a mi alrededor, como he estado haciendo en los últimos días.
Busco información sobre el bosque y en definitiva el nombre concuerda a la perfección con el lugar. No es para nada alentador.
Como lo indica su nombre, esta cubierto por bruma y según el artículo, es imposible entrar en él sin perderse, por esa razón no se aconseja entrar en el bosque.
«Nada más le falta el cartel "abandone toda esperanza aquel que entre."»
-¿Qué haces?
Doy un brinco sobresaltada al escuchar la voz de James en la habitación.
-¡James, Me asustaste! ¿Acaso no sabes tocar?
-Oh... claro que sé tocar, es mi especialidad. Aunque depende de que quieras que toque -cuando termina de hablar hace un guiño.
Suelto un bufido. Él se deja caer en la cama, cruza los brazos detrás de la cabeza y debo admitir que luce muy sexy.
-Hablando en serio... Clara me mando a cuidarte porque estabas enferma y también dijo: "¡Debería darte vergüenza! ¡No puedes cuidar bien de la pobre muchacha! Debiste ver como estaba... ¡oh, pobrecita! Mira, Anderson. Estaré vieja, pero aún así sigo teniendo autoridad y uno que otro secreto así que cuida bien de ella o ya verás... y por favor, llévale estas galletas -con un gesto casi teatral señala la bandeja que ha puesto en la mesita de noche- ¡No te las comas!" Así que pues... aquí estoy.
Su representación cómica de Clara me hace reír y el me mira extrañado un momento antes de sonreírme.
-Entonces, ¿Qué haces? -vuelve a preguntar mientras toma una galleta de la bandeja.
Me muerdo el labio antes de contestar.
-Creo... que encontré algo.
Casi se atraganta con la galleta. Esa contestación no se la esperaba, lo veo en su cara.
-¿Qué encontraste? -pregunta, esta vez dejando la galleta mordida lejos de su boca, supongo que para que no le ocurra lo mismo dos veces.
-Bueno... pienso que hay una relación entre las desapariciones, los dos chicos de hoy y... lo que ocurrió en Faylinn -le cuento mi sospecha.
-¿Cómo?
Dudo un momento antes de contestar.
-Los oscuros fueron los responsables de acabar con Faylinn. Ellos están detrás de las desapariciones y creo que también están detrás de lo que le ocurrió a los dos chicos. Tal vez el lugar donde están las respuestas sea Faylinn...
-Vayamos allá, entonces -se mete la galleta a la boca. Toma otra, se levanta y se acerca a mi en un parpadeo, pone la galleta con chispas de chocolate enfrente de mi boca-. ¿Galleta?
Sonrío mientras niego con la cabeza.
-Galleta -«Cuando una persona te ofrece comida, tu la aceptas. (Excepto si es un extraño)» saboreo el chocolate, amo el chocolate.
-¿Cuándo? -pregunto en cuanto término de masticar.
-Mañana mismo. De todas formas hay que ver al chico en el palacio de la luna. Él podría darnos las respuestas que necesitamos.
Asiento. Mañana va a ser un día largo.
-Descansa, Ro -se levanta y se dirige a la puerta.
-Descansa, James -digo antes de que salga y cierre la puerta.

****
Esta oscuro... al principio pienso que es por que tengo los ojos cerrados, pero rápido descartó esa idea cuando me doy cuenta que mis ojos están abiertos.
No puedo ver nada, tampoco escucho ningún sonido.
Soy consiente de que me muevo, muy lento, con cuidado de no golpearme con algo. Me siento completamente ciega. Tal vez lo este... no, no puedo estar ciega. Me empiezo a desesperar.
Después de horas en la oscuridad o bien podrían ser sólo minutos o segundos, un resplandor azul aparece.
"No tengas miedo, Rosalie"
La musical voz suena en mi cabeza, sorprendiendome. Respiró lentamente hasta que me tranquilizo.
-¿Quién eres? -pregunto
"Tu sabes quién soy" contesta con ternura.
-No, no lo sé.
"En el fondo lo sabes, Rosalie"
-¿Eres mi ángel guardián? -pregunto sin pensar.
La escucho reír.
"Algo así"
-¿Por qué está oscuro?
"Ellos lo quieren así"
-Los oscuros -digo apretando los dientes. Las imágenes de Faylinn destruida y los chicos destellan en mi mente.
"Rosalie, Hay buenos entre los malos y malos entre los buenos."
-No entiendo...
"El hecho de que sean oscuros no los vuelve malos, así como ser parte de los cinco reinos no te vuelve bueno, hay excepciones."
«hacer pactos con demonios en busca de magia, te convierte en malo» pienso molesta.
"¿Los hechiceros siguen dando esa excusa para odiar a los oscuros?" Se ríe.
-¿Cómo estas tan convencida de que no todos son malos? -pregunto.
"Porque tu estas aquí" contesta.
Sus palabras me confunden ya que la última vez casi muero, en el jardín aquel oscuro intento matarme...
La luz se hace más brillante y después desaparece.

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