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Hiro

-¡Tadashi!- Grito al levantarme de la cama. Cuando veo el alrededor de mi habitación me doy cuenta de que él ya no está aquí, murió hace un año en la explosión de la fábrica. No puedo evitarlo, estoy llorando como un bebé, quisiera que mi hermano estuviera aquí conmigo, en especial hoy. Un día como la cosecha.

Tía Cass abre la puerta. No dice nada, sólo pone la ropa que debo ponerme y se despide con un beso en la frente. La entiendo, cualquier persona diferente del capitolio estaría tan nerviosa como lo está mi tía. Decido salir un rato, quedarme en casa sólo me ayudaría a pensar en lo peor.

Mientras recorro la alambrada pienso en cómo sería ser libre. Me siento en una roca cerca del límite, por un momento veo el bosque y me olvido de todo. Podría huir, el sistema no es tan difícil de hackear, podría escapar sin dejar rastro alguno sin embargo, no soy capaz de dejar a mis amigos y mucho menos a mi tía.

El ruido de una rama rota me despierta de mis pensamientos, en ocasiones los agentes de la paz son muy estrictos y estar por aquí les molesta. Me levanto, aterrado por la idea de que podrían castigarme o algo similar.

-Tranquilo amiguito, sólo soy yo-

La voz de mi mejor amiga hace que me calme un poco. Suspiro, y logro sonreír un poco. -Hola Gogo-

-¿Nervioso?-

Quiero bromear con ella, fingir que estoy bien pero mi rostro y la pésima manera en que miento no me ayudan en absoluto. Afirmo con la cabeza. -¿Tú lo estás?- . Se sienta a mi lado y, por un momento, noto las ojeras que rodean sus ojos. Parece que no ha podido dormir.

-Todos lo estamos Hiro-

Sus palabras me entristecen, tienen razón, en la cena de esta noche dos asientos estarán vacíos y dos familias no encontrarán consuelo hasta saber que sus hijos ganaron los juegos. Probablemente. Intento animar un poco las cosas, recuerdo el pan que mi tía me dió antes de salir de casa y lo saco de la mochila que llevo conmigo. Afortunadamente nunca he carecido de comida pues nuestra familia se sustenta con la panadería. Divido el pan en dos y le doy un poco a Gogo. Los ojos de la chica cambian en cuanto le ofrezco un poco de comida, al vivir en una de las partes más pobres del distrito Gogo no suele tener su estómago lleno la mayoría de las veces.

-Felices Juegos del Hambre- dice intentando bromear un poco.

-Y que la suerte esté siempre de su lado- digo entre risas.

En cuanto dan las 12 me despido de Gogo y camino a casa. Saludo a mi gato, Mochi, es muy tierno y gordito (lo cual es extraño). Tía Cass se acerca y me ofrece la camisa. Comienzo a arreglarme y en la hora de la comida intento conversar con la única familia que tengo sin embargo ambos sabemos que no se puede tener una plática normal. Me miro en el espejo una última vez, tengo el rostro más limpio y luzco como de unos 12 aunque tenga 14.

Mi tía me acompaña a la plaza y se despide con Mochi en sus brazos. -Suerte hijo- me susurra antes de irse a la muchedumbre. 

Después de los exámenes camino hacia el centro, dónde será la cosecha, a lo lejos, puedo distinguir a Honey y Wasabi, sólo han venido a desearnos suerte pues hace dos años cumplieron la edad para no ir a los Juegos. Sólo Gogo, Fred y yo corremos el riesgo de participar, aunque es poco probable que Fred salga seleccionado ya que es el hijo del alcalde.

Todos guardan silencio en cuanto Krei, un hombre del capitolio, se acerca al micrófono que se encuentra en el escenario.

-Buenos días, Felices Juegos del Hambre, y que la suerte esté siempre de su lado- aunque no tiene el acento del capitolio, Krei suele ser muy especial en la cosecha y cualquier mínimo detalle parece molestarle. El padre de Fred da el mismo discurso que todos los años donde se nos recuerda el poder del Capitolio y lo que podría pasarnos en caso de una rebelión. Al terminar, la tensión logra sentirse en el ambiente, llego el momento, muerdo el interior de mi mejilla para evitar alguna tontería y poder controlarme al menos un poco.

-Primero las damas- dice Krei en un tono serio y se acerca a la urna.

-Gogo Tomago-

¿Es real? ¿En serio está pasando? Puede que Gogo no sea muy amigable pero muchos la apreciábamos. Mi mejor amiga ahora se acerca a su muerte y no puedo hacer nada para evitarlo.

Mi mente se encuentra en shock, simplemente me entristece ver a Gogo ahí. No puedo creerlo. Y mucho menos ahora pues cuando reacciono todos me observan con tristeza mientras hacen una fila hacia el escenario. Krei ha dicho mi nombre.

Los Juegos Del Hambre BH6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora