Mi parte del dolor

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"Perdiendo el interés. No encontrarás nada mejor que esto. Te lo juro chica, si te vas solo avísame, así que no me veré tonto cuando sigas adelante." —frase me encantó, porque sentí que iba mucho con el Derry.

Disfruten de la lectura, y antes de comenzar decirles que esta pequeña historia está dividida en dos partes, espero que les guste :3

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Jerry se encontraba en la granja de los hermanos Cuthbert, como de costumbre. Desde que ella se fue, la sonrisa en su rostro no había vuelto a ser la misma. Por supuesto sonreía, pero no de la misma forma.

La verdad creyó que lo superaría. Lo hizo, pero no de la manera que él esperaba. ¿Tan intensamente la había amado, y no se había dado cuenta?

Estaba enojado consigo mismo. Cada que se descubría así mismo pensando en ella otra vez se le fruncía el ceño. Estaba cansado de eso, pero lamentablemente no podía controlar sus pensamientos. Su mente vagaba por muchos temas distintos, por cosas pendientes, hasta que siempre lograba llegar a ella, de una manera que él no podía entender.

Suspiró y se sentó en la escalera de la casa, luego de haber caminado del granero hasta allí. Observó un segundo el paisaje, y luego le llegó al oído la conversación de Matthew y Marilla.

—¡Te lo digo Matthew! Me parece tan horrible que todos critiquen a la pobre Diana por no encontrar prometido —eso definitivamente lo sorprendió.

Por mucho daño que Diana le hubiera hecho, había que admitir que era muy bella, y la mayoría de las veces era muy amable y noble. Y pongo "mayoría" porque ya sabemos lo que pasó.

—A mí tampoco me parece bien Marilla. Pero los Barry no lo dejarán así, creo que vino a visitarlos ayer. Hoy se va, espero que sean razonables y no la regañen —por un lado Diana le dió un poco de lástima a Jerry.

Siempre había tenido que seguir las órdenes de sus padres, y ellos definitivamente no iban a dejarla elegir con quién casarse.

Volviendo a enfocarse en sus propios problemas, Jerry decidió dar un paseo por el bosque, habiendo terminado sus tareas. Entró como si no hubiera escuchado nada, avisó que se iría y partió camino a quién sabe dónde.

Pasear por la naturaleza siempre lo hacía razonar, esperaba que esta vez fuera igual. Caminaba observando todo, dándose cuenta lo tranquilo que era.

Respiró un poco y el aire era puro. Era una buena manera de calmarse.

Unos sollozos lo sacaron de órbita, por lo que escuchaba provenían de una mujer. Caminó hasta más allá, guiándose por el llanto que cada vez se hacía más fuerte.

—¿Aló?—Pronunció con duda.

Los sollozos pararon de repente, y se hizo un silencio sepulcral.

—¿Hola? ¿Puedo ayudarte? —Volvió a decir, pero nadie respondía.

Siguió su camino unos pasos más allá. Pero una voz lo detuvo e hizo que se le erizara la piel.

—Hola Jerry —La voz de Diana Barry lo hizo pararse en su lugar.

Todos los recuerdos que tenía con ella pasaron en su mente en menos de 5 segundos. Cerró los ojos, pero decidió no voltearse y siguió su camino.

—¿Hola? —ella caminaba detrás de él, y él simplemente la ignoraba—. Estás siendo grosero —le dijo Diana.

Jerry rió un poco sarcásticamente pero siguió caminando.

—Jerry Baynard, no es cortés ignorar a las personas —el chico se cansó, y decidió hacerle frente.

Se paró y se dió vuelta. Aunque mantuvo una cara seria, le sorprendió lo poco que Diana había cambiado, pero por alguna razón se veía más hermosa.

—Tú ignoraste el daño que ibas a hacerme cuando me rompiste el corazón, sin embargo yo no te lo tiré en cara —Diana sintió algo romperse dentro de ella.

No sabía porqué le había dolido tanto que él fuera tan frío con ella.

—Lo siento… —pronunció ella en voz baja.

—Un "lo siento" no me devolverá mi sonrisa —le dijo, se volteó otra vez y siguió su camino. Continuó ignorándola.

—Necesito ayuda, por favor…yo fui una estúpida. Fui descortés, y te hice sentir menos, y no merezco tu perdón. No tienes que perdonarme, pero necesito tu ayuda —Jerry se detuvo. Parecía estar siendo sincera, pero aún así no le perdonaría todo el daño.

Aunque iba a ayudarla. Su cabeza no iba a perdonarla, su corazón estaba a punto, pero su moral solo decidió ayudarla.

Se dió vuelta nuevamente, observándola de pies y cabeza y deteniéndose en su rostro. Nariz y ojos ligeramente rojos; había estado llorando por un buen rato.

—¿Qué quieres? —preguntó él fríamente. No se lo iba a poner tan fácil.

—Eso…¿Quiere decir que me ayudarás? —el chico asintió silenciosamente. Ella sonrió agradecida—. Mis padres, ellos son el problema. No he encontrado a mi prometido, no logro querer a nadie. Dicen que ya estoy grande para ser soltera, y que necesito un esposo, pero el problema es que, ¡no amo a nadie! —una punzada en el pecho del chico. Ella estaba al borde de las lágrimas otra vez.

—¿Cómo podría ayudarte yo? —Preguntó Jerry, nuevamente observándola directo.

—No lo sé, tú aún no encuentras esposa —por un momento la esperanza cruzó como una flecha en el corazón del muchacho, pero mantenía su gesto serio—. Supongo que si les doy tu ejemplo tal vez puedan entender —para ser sincero se lo esperaba.

—Déjame pensarlo, no —espetó el chico manteniendo su seriedad.

—¡Dijiste que me ayudarías! —reprochó la muchacha, totalmente indignada.

—Convivo con gente como tus padres todos los días en este pueblo. Puedo firmarte en un documento que ellos dirán que no encuentro esposa porque soy pobre —en eso, se le cruzó una idea por la mente—. De hecho, creo que tendría que decir "no encontraba". Estoy comprometido —el silencio se apoderó nuevamente del bosque.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2020 ⏰

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Anne with an E-One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora