Capítulo 2: Determinación

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—¡No puedes seguir protegiendo a esa amenaza! ¡Wangji, aléjate de ese hereje, no me instes a volver a castigarte! —pero él no se inmutó con las palabras de su tío. Después de todo, ni siquiera valía la pena su propia Secta. Si proteger a alguien inocente, e intentar ser justo es una acción que será castigada por sus propias reglas, por favor, quédense con ellas.

Lan Wangji no quiere ser parte de esa farsa.

—¡Debiste dejar que ese mocoso se muriera en las calles!, ¡él solo traerá la ruina de la Secta nuevamente!

Wei Ying continuaba sin reaccionar a nada directamente, pero los gritos comenzaban a provocar más temblores en él. Lan Zhan estaba quedando sin alternativas, debía sacar a su amado pronto de aquel lugar, antes de que sea demasiado tarde.

Afortunadamente sus súplicas fueron escuchadas, con las puertas del Mingshi abriéndose con un estrepitoso ruido. Reconoció rostros familiares. Uno de ellos, la última vez que lo vio carecía de color. Tenía la piel cenicienta y marcas negras ramificadas desde su cuello. Sin embargo, ahora mismo rebosaba de salud, vitalidad, pero su mirada seguía siendo sombría. Era Wen Ning.

Pero, aun así, su aterradora mirada no se comparaba con la de la mujer que iba junto a él. Ella desprendía una ferocidad venenosa y letal, incluso mucho más potente que la legua afilada de Madam Yu. Alzó una de sus manos, filosas agujas listas para ser usadas como armas. Wen Qing, la médico de Qishan.

—Como no dejen en paz a Wei WuXian, me veré en la obligación de paralizarlos a todos —dijo la imponente mujer, amenazantemente llena de determinación.

Lan Wangji suspiró lleno de alivio. Pero, a sus espaldas, escuchó al fin un sonido proveniente de Wei Ying. —... ¿Qing-jie?

La mirada de Wen Qing se suavizó, pero sus ojos estaban abiertos de par en par. —¿A-Ying?

Wei WuXian se puso de pie de inmediato, cuando vio a la chica con mayor claridad, pronto las lágrimas se deslizaron por sus mejillas mientras corría en dirección a ella, jadeando casi quedando sin aliento. —¡¡Jiejie!! ¡¡Jiejie, eres tú!!

Wen Qing recibió al niño entre sus brazos cayendo de rodillas. Presionándolo con fuerza sin querer dejarlo ir, dejó que él rompiera en llanto cuando se sintió seguro.

—¡Jiejie! ¡Jiejie! —Wei WuXian lloraba con su voz quebrada— ¡estás viva! ¡lo estás!

—A-Ying, mi pequeño hermanito. Perdóname por dejarte solo, nunca debí confiar en ese desgraciado...—ella acariciaba con delicadeza la cabeza del menor, mientras pronunciaba palabras de consuelo.

—Jiejie, tenía miedo, ¡mucho miedo! T-Tú ya no estabas, no, ¡no estabas! —sollozó— las pesadillas, ellos me hacían daño, ya... ¡ya no estabas para abrazarme!

Wen Qing cerró los ojos intentando contener su propio llanto. El arrepentimiento deslizándose por su cuerpo por sus decisiones. Wen Ning se paró delante de ellos demostrando protección. Confundido por la escena, Lan Wangji se unió a ellos impidiendo que alguien intentara hacer cualquier movimiento.

—Lo siento, lo siento tanto por dejarte solo —Wen Qing besó la frente de Wei Ying—...te prometo que no volverá a suceder A-Ying. Jiejie cuidará de ti, nunca más dejaré que alguien lastime a mi precioso hermano pequeño.

Wei WuXian asintió rápidamente sin dudarlo. Cuando ella dirigió su mirada hacia los demás, nuevamente su máscara de frialdad fue puesta. Aunque, le causaba más repugnancia que nunca el hecho de tener los ceños fruncidos y ojos curiosos hacia ella y su hermano.

—Espero que tomen mi amenaza con total seriedad. —su voz iba cargada de rencor— Escúchenme bien, intenten hacerle algo a mi hermano pequeño, ¡y yo misma usaré la energía resentida para destruir a cada uno de ustedes!

Sᴇᴄʀᴇᴛᴏs Aɢᴏɴɪᴢᴀɴᴛᴇs (Viaje en el tiempo) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora