Prologo

75 11 3
                                    

Un niño perdido
03 d e noviembre
-No eres nadie y nunca seras alguien niño, largo- Fue lo que me dijo ese hombre del puesto de comida rápida esa tarde fría cuando intente pedirle algo de comer -¡No me has oído que te fueras!-dijo sin ninguna pizca de misericordia
-Por favor no e comido nada desde ayer- le suplique
-Ese no es mi problema, largate o mi whirlipede no será tan misericordioso como yo-me dijo
No pude hacer mas nada así que solo me quede hay parado esperando las sobras de los que comían, y en un abrir y cerrar ojos sentí un fuerte golpe en mi espalda que me empujo varios metros de donde me encontraba
-Te lo advertí niño ¡whirlipede adelante!-exclamo el hombre con un brillo en sus ojos como si disfrutara lo que estaba pasando.
Así que no tuve opción que de echar a correr.- ¡A si es vete y no vuelvas mocoso!-me grito el hombre del puesto de comida.
Mientras corría lejos las lágrimas me caían por las mejillas y el pecho se me trancaba cada vez que respiraba, aun así no deje de correr en ningún momento.
-¿Acaso hice algo malo?-¿de verdad no hay nadie que se preocupe por mi?- esos eran los pensamientos que por mi cabeza cruzaban cuando corría entre
las transitadas calles de la ciudad porcelana y veía las grandes torres iluminadas,
-tienen que ser las 7:30pm- me dije, por el bullicio de las personas y pokemons por igual.
Con solo avanzar entre ellos se notaba el desprecio que sentían hacia mi como si solo fuera un estorbo.
Así que solo Corrí hasta cansarme hasta que llegue al lugar donde solía estar la mayor parte del día, nose si pueda llamarse hogar ya que en esa época no sabía el significado de esa palabra.
Así que solo me senté en el suelo mientras me lamentaba y le daba a vuelta a mis pensamientos.
-Otro día sin poder cenar-fue lo que me dije a mi mismo esa oscura noche, cuando estaba en el callejón viendo los ratattas correr por las alcantarillas y los pidoves en los tejados de los edificios mas pequeños,a pesar de la luz de los faroles y el extraño silencio que rodeaba el triste callejón, no pude notar los pasos ni el constante ruido que hacia con su boca, hasta que estuvo unos metros cerca de mi, hoy en día me preguntó si ¿solo no note sus pasos o me hice oídos sordos?.
-oye niño toma lo necesitas mas que yo- dijo ese hombre vestido de negro mientras se acercaba poco a poco a paso de bisharp, como un depredador que analiza a su presa o un soldado acatando ordenes sin rechistar.
-Mi primer pensamiento fue de que era un policía o alguien dispuesto a acabar de una vez con mi corta existencia-así que solo levante la mirada mientras el hombre me entregaba una rodaja de pan.
Mi reacción fue de sorpresa era la primera vez que alguien me ofrecía comida sin que yo rogara o trabajará por ella, y quien diría que ese día sería el ultimo.
Así que sólo lo tome.
-Gracias de verdad, no probaba pan fresco desde hace mucho- decía con mis ojos abiertos mientras devoraba el pan como si no hubiera un mañana y observaba su atuendo que era de un color negro con tonos grises y una pequeña insignia en el pecho de color blanco con delicados toques azules.
-No hay de que ¿duermes aquí?-dijo con un poco de interés
- aveces paso las noches aquí o en el muelle- dije mientras agachaba la cabeza por la situación en la cual me encontraba. No era mentira en los días calurosos dormía en los muelles con la brisa marina y los cantos de los pelipper a media noche.
-No tienes nada de que avergonzarte, no decidimos las circunstancias en las cuales crecemos y son pocas las opciones que esta región nos da para poder salir adelante,nadie se preocupara por ti, ni dará la vida por ti, porque no eres nadie y no lo seras- dijo entrecerrando los ojos como si pensara en algo o tuviera un mal recuerdo.
-De que va este tipo- pensé mientras el odio que tenia adentro de mi ser crecía cada vez mas y me enfurecía porque sabia que hiciese lo que hiciese ese tipo tenia razón.
-A menos que lo tomes- Dijo con sus oscuros ojos café puestos en mi y una expresión fría sin sentimientos como si no importara nada solo el y yo en ese pequeño callejón de esa gran ciudad.
-¿De que habla? ¿Como puedo lograr algo así? No lo entiendo- dije y en mi cara se veía un mar de sentimientos entre ellos enojo, ira, incertidumbre y miedo.
-¿Que de que hablo? ¿acaso eres idiota?- exclamo
No dije nada mientras posaba mi mirada en el sucio suelo del callejón.
-Por dios chico si que eres un fracaso, cometí un error al seguirte hasta aquí-
No sabia que decir solo me quede allí viendo como se alejaba lentamente como si esperara algo de mi como si quisiera que lo detuviera así que me arme de valor y le dije.
-alto no se vaya- dije en voz baja,sabia que podía oír mi voz y aun así siguió caminando mientras sacaba algo de su bolsillo.
-¡ALTO que no se vaya!- grite tan fuerte que los pidoves del tejado salieron disparados al oscuro cielo rodeado de las luces de los grandes edificios.
-je je muy bien chico ¿parece ser que tienes algo de valor no?- dijo el desconocido mientras se daba vuelta y mostraba una pokeball.
-Veamos que haces contra esto, ¡Adelante liepard!- dijo con una sonrisa siniestra que le recorría el rostro
y así sin mas, lanzo la pokeball al aire y de esa luz roja que emitía apareció ese pokemon de un color violeta con manchas amarillas y afilados dientes con movimientos elegantes y letales.
-¡Adelante liepard, a por el!- se dirigió al pokemon
Aun no había terminado de hablar y ya esa bestia estaba encima de mi apunto de atacar, no sabia que hacer, mis pensamientos eran confusos, mis músculos no respondían,mi corazón latía a mil por hora, pero lo que mas me dolía es que no podía hacer nada y si me fuera tocado morir ese día nadie me extrañaría ni velaría por mi. Aun al día de hoy no puedo olvidar las expresiones faciales de ese pokemon su mandíbula abierta esperando una orden para destrozarme el cuello sin piedad, esas garras tan filosas que dejaron marcas en el suelo y esos ojos vacíos y llenos de oscuridad como una noche fría.
-¿Ya lo entiendes? ¿Acaso no te mueres del miedo?- dijo el desconocido mientras ahogaba una carcajada.
No dije nada, si es verdad que tenia miedo pero el odio dentro de mi era aun mas grande y crecía con cada palabra que ese idiota soltaba.
-el miedo es una llave que es capar de abrir cualquier puerta niño,hasta las voluntades mas fuertes tienden a quebrarse si sabes donde atacar,piensa en eso y quizás nos volvamos a encontrar-dijo mientras se retiraba.
Y sin decir palabra con sólo un movimiento de manos el liepard se aparto de mi y lo siguió a su lado hasta desaparecer de mi vista mientras levantaba una mano en señal de despedida como si fuéramos viejos amigos que prometen volver a verse.
Intente seguirle pero para cuando logre moverme y pude salir del callejón no encontré ningún rastro que me llevara a el.
No supe nada de el ni de donde venia, si tenía nombré, o a que organización pertenecia y lo mas importante ¿que querría de mí?, solo aprendí una lección muy importante, que a día de hoy agradezco.


El entrenador pokemon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora