DYLMAS SE VAN DE AVENTURAS [DYLMAS]

Aventura

-Te digo que será genial- sonría Ki contento- además, nuestro guía sabe bastante sobre la selva. ¡Luego terminaremos campando cerca de un río que la atraviesa! Dime que no es genial y te pego.

-Sí, claro. Me encantan los bichos, el clima húmedo, la lluvia tropical, dormir en el suelo...- enumera Thomas haciendo su mochila.

Ki rueda los ojos y lo empuja a la cama para que termine de enumerar.

-¡Hey!- protesta el rubio.

-Por estar de morros cuando nos vamos de vacaciones, pesado- contesta yéndose al salón.

Thomas se ríe yendo detrás de él.

-Oye, ¿y Ty?- pregunta.

Ki pone un puchero nada más escuchar el nombre de su novio.

-No le dieron días libres en el trabajo. Te voy a tener que aguantar yo solo- resopla y se tira al sofá.

-Veeenga, me portaré bien- sonríe el rubio.

El asiático lo mira con desconfianza cruzándose de brazos.

Thomas de verdad se esfuerza en no poner pegas al viaje y sonreír siempre que Ki lo mira, pero es que nada más bajar el avión un odioso mosquito le pica en la muñeca.

Ki habla con su guía mientras él los termina de alcanzar.

Ahí empieza su segundo problema.

-Ki, ¿en serio tenías que ir tan rápido? Creo que me han picado otros dos mosquitos. ¿No podríamos ir a un hotel hasta que tengamos que dar el paseo por la selva?- resopla apartando las moscas de su camina.

Pone cara de asco al ver sus manos y comprueba, enfadado, que no hay ni una triste fuente de agua para lavárselas.

-Buenos días, princeso. El hotel de cinco estrellas está en la otra parte de la selva. El jefe es un babuino, os llevaréis bien. Quizás y hasta te hace un descuento.

Le habla un castaño de su altura con ojos miel y Thomas solo sabe que quiere matarlo.

Ki se ríe y mira a Thomas.

-Tom, este es Dylan O'Brien. Nuestro guía por los próximos dos días.

El castaño sonríe a modo de burla y le ofrece su mano. Thomas rueda los ojos y mira a su amigo.

-¿Podríamos comer y ducharnos antes de ir?- pregunta el rubio- vale que no nos vayamos a duchar en los próximos dos días, desde luego nos vamos a mimetizar con el ambiente... pero me gustaría empezar limpio, por lo menos.

-Seguro, si hueles a rosas a los depredadores les gustará más cazarte- responde Dylan asintiendo.

-¿Sabes?- responde ahora mirando directamente al ojimiel- tampoco es que tú te mimetices mucho. Hueles a Benevolence. Es de los perfumes más caros del mundo.