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Cuando salí de ti, a mí mismo

me prometí que volvería.

Y he vuelto. Quiebro con mis piernas

tu serena cristalería.

Es como ahondar en los principios,

como embriagarse con la vida,

como sentir crecer muy hondo

un árbol de hojas amarillas

y enloquecer con el sabor

de sus frutas más encendidas.

Como sentirse con las manos

en flor, palpando la alegría.

Como escuchar el grave acorde

de la resaca y de la brisa.

Cuando salí de ti, a mí mismo

me prometí que volvería.

Era en otoño, y en otoño

llego, otra vez, a tus orillas.

(De entre tus ondas el otoño

nace más bello cada día.)

Y ahora que yo pensaba en ti

constantemente, que creía...

(Las montañas que te rodean

tienen hogueras encendidas.)

Y ahora que yo quería hablarte,

saturarme de tu alegría...

(Eres un pájaro de niebla

que picotea mis mejillas.)

Y ahora que yo quería darte

toda mi sangre, que quería...

(Qué bello, mar, morir en ti

cuando no pueda con mi vida.)


¿. . .?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora