Prólogo

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La enemistad entre los cinco reinos ha existido desde que los primeros hombres aparecieron en el continente de Cashidya. Desplazaron a los pacíficos elfos de sus tierras, cegados por la ambición y el ansia de poder, y comenzaron a extenderse por el próspero territorio hasta que el resto de especies escapó también de su abrumador yugo en busca de un mundo mejor, habitando así los otros dos continentes, llamados Keorn y Trasla.

Las inevitables disputas por el control del territorio no se hicieron esperar y los más fuertes lucharon por gobernar la gran extensión de tierra con fiereza, pero únicamente una familia tuvo el poder y recursos necesario para diezmar todos los ejércitos que le hacían frente. El apellido Edenblade se convirtió en el primer apellido real de la historia de la humanidad, se autoproclamaron los monarcas absolutos de todos los hombres y reinaron desde la ciudad que denominaron Mandun, en honor al padre del primer rey, conocido con el nombre de Hornum el Único.

 Las otras cuatro familias que fueron derrotadas se rindieron ante su nuevo monarca y le juraron lealtad, pero a sus espaldas comenzaron a rearmarse y volvieron a formar sus ejércitos, asentándose y creando sus propias reglas y leyes. Cuando acumularon la fuerza suficiente comenzaron a desplazar y a asesinar a los soldados de Mandun, revelándose así y dando comienzo a la primera de las cruentas y sanguinarias Nueve Guerras, las cuales acabaron delimitando los territorios hasta que Cashidya fue  dividida en los Cinco Reinos que la componen hoy en día: Surnia en el norte, Crethia en el este, Boscul en los valles del noreste, Grozhia en el inmenso desierto del oeste y finalmente, el más grande y poderoso reino de Ashenford en el sur.

Algunos de estas guerras duraron siglos, otras décadas, pero las nueve coinciden en lo atroces que fueron sus consecuencias, en especial las de la Novena Guerra, en la que tuvieron lugar dos de los genocidios más grandes y crueles de la historia de Astharon, llevados a cabo bajo las órdenes del despiadado rey Juner Edenblade, padre del actual monarca de Ashenford.

Por lo tanto, en la actualidad se vive un período de posguerra, reinado por una falsa calma que los cinco reinos aprovechan para recuperarse de las atrocidades cometidas por sus anteriores reyes, en especial los reinos de Crethia y Surnia, territorios que sufrieron el mayor número de bajas y daños.

Pero a pesar de las guerras entre hombres, nunca nadie ha tenido la osadía de cruzar con sus ejércitos las aguas eternas para intentar dominar al resto de razas, ninguno de los ambiciosos y pretenciosos reyes ha querido abandonar la seguridad que sus resistentes castillos les otorgaban para ir a una guerra incierta librada fuera de sus fronteras, nadie ha intentado dominar el mundo para doblegarlo a sus pies... Nadie, hasta ahora.

 —¡Ese cerdo no tiene ni idea! La arena de ese condenado e inútil reino de Grozhia se le ha metido en el cerebro. —Vartyan recorría encolerizado la estancia, con sus puños apretados y una expresión de ira que Gromen conocía perfectamente.

 —Pero majestad, Salucard solo ha…

 —¡Silencio! —le interrumpió con ira—. Ese rencoroso ha faltado a su palabra. Es la última vez que me fio de este atajo de indeseables ¿Que sabemos del norte? ¿No han vuelto mis hermanos?.

 —Majestad, el rey Consald no ha respondido aún —Gromen sabía que tenía que dirigirse a él con cautela cuando entraba en ese estado de cólera. Era desde hace cinco años el consejero principal del monarca de las tierras del sur, también conocido como el sable, por su excelente manejo de este tipo de arma, y conocía perfectamente cada uno de los estados de ánimo de su complicado monarca—. Los príncipes no han regresado y deberían haberlo hecho hace una semana.

 —¡Maldigo a los cuatro infiernos por haber involucrado a mi reino en esto! Debimos de atacarles cuando tuvimos ocasión, ahora puede que sea demasiado tarde. —El joven rey se calmó un poco a pesar de seguir recibiendo malas noticias y se sentó en una confortable silla revestida con una suave tela roja, cruzando sus brazos y adoptando una actitud reflexiva.

Leyendas de Astharon - Volumen I - La Senda del GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora