La desdicha llamada "Amor"

Capítulo 8

Sasuke tomó su celular que por fortuna no estaba mojado y le marcó a Itachi esperando le contestara la llamada y no le interrumpiera.
Del otro lado, Itachi salió de la cafetería donde se había quedado a esperar que la lluvia pasara cuando recibió la llamada de Sasuke, de manera sorpresiva contestó casi de inmediato haciendo que el menor de asombrase por la rapidez.

— ¿Bueno?
— Itachi, mamá pregunta su ya terminaste tus asuntos en el colegio para que pasemos por ti para ir a casa
— ¿Biblio-? Ah si... eh~ no, aún no termino, dile que tardaré un rato más, que yo regreso a la casa
— Esta bien... — Poniendo un poco de atención en el fondo de la llamada, escuchó un poco de ruido que no parecía ser de una biblioteca.— Se escucha mucho ruido ¿todo está bien?
— Si es que son los que se metieron por la lluvia y están lloriqueando, ya sabes
— Ya veo, bueno te esperamos en casa, dice mamá que no tardes tanto
— Dile que no se preocupe, que le avisaré. Me tengo que ir, nos vemos.

Y sin esperar respuesta colgó la llamada suspirando un poco pesado por la distracción que tenía y casi se delataba que no estaba en la Biblioteca. Se había puesto nervioso pues no era de mentirle demasiado a su madre, pero en esos casos cualquier cosa podría ser una sorpresa. Aunque mentirle a alguien de la familia no es que fuera la cosa más sencilla de la vida de un Uchiha, sobretodo a Sasuke que, con su seriedad podría sacar la verdad sin necesidad de presionar a nadie. Solo pedía porque en esa ocasión no se hubiera generado alguna sospecha o algo parecido porque entonces podría ser la señal a su muerte.

Ahora solo se dirigía en camino de regreso al colegio para recoger todas sus cosas que dejó y después regresar a casa. El camino a la primera estación de autobús era larga, pero era la única parada de su ruta que estaba más cerca. Tardaría en llegar, si, pero la experiencia y lo que vio ese día con su hermano haría que valiera la pena.

Por el lado de Sasuke en cuanto se terminó la llamada, Sasuke le dijo a su madre lo que el mayor le dijo cumpliendo con el favor de informar, a lo que Mikoto no desvió su camino y siguió directo a casa invitando a Naruto a esta un rato ahí en lo que sacaba su ropa y cenar esa noche con ellos, se ofreció a llevarlo hasta su casa incluso.

— No es necesario señora Uchiha, puede dejarme más adelante y tomaré el camino a casa dattebayo~
— No puedo dejar que andes por las calles todo mojado, te vas a enfermar y tus padres van a regañarte. Ahorita no lo hago con Sasuke porque se que fue algo imprevisto, pero si supiera que no fue así, ya lo hubiese regañado.

La señora Uchiha soltó una risilla amable viendo a su hijo bufar y rodar un poco los ojos cuando hablaban de él. Naruto terminó por aceptar la oferta, tenía razón la señora, sin duda se enfermería si andaba por las calles de esa manera tan descubierta, aunque esa ocasión su madre no le regañaria ya que no estaba.
No tardaron en llegar a la casa Uchiha, o al menos, el camino no se sintió tardado pues Mikoto platicaba con Sasuke un poco haciendo que este se sintiera algo incómodo por la platica tan familiar frente a un casi extraño. Naruto solo se limitaba a sonreír sin opinar y guardar un poco de compostura ante las gracias de Mikoto.

Cuando estuvieron frente a la casa Uchiha, Naruto quedó asombrado al ver tal casa tan elegante pero sencilla, no era grande, de varios pisos, muchos cuartos y tantas extravagancias como es el cliché de una familia de dinero. Era más bien una casa chica de dos pisos, con las paredes exteriores color blanco, un jardín bien cuidado por fuera, presentía que era de la señora de la casa, el interior no se lograba ver desde fuera por las cortinas que cubrían toda la ventana desde adentro. Naruto imaginaba que sería una casa grande como lo que se mencionó antes, pero al ver lo normal que aparentaba, fue por lo que quedó asombrado. Sin tardar demasiado con el auto ya estacionado (que por cierto era un auto bastante común, no era algún modelo en especial en sí), bajaron del mismo sintiendo el frío que corría por la calle haciendo que ambos chicos se estremecieran en su lugar al sentir la corriente y casi imposibles de avanzar a la casa.