Capítulo 3: Perspectiva

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Julio 7:

Bueno, ya adelanté todo lo que podía para recibir a Oma y a mi nuevo compañero perruno.

*Ahora que lo recuerdo, la última vez que tuve una mascota yo era una niña muy pequeña*

No me falta nada en la alacena, ya compré todo para el cachorro. No estaría mal relajarme un rato, me decido por ir a caminar un poco.

- Mimo, vamos a casa... Buenas tardes

- Buenas tardes. - respondí a un chico que paseaba a su perro.

*Que perro tan grande, me pregunto como se comportará el cachorro en presencia de otro perro*

Les contaría lo que hice mientras caminaba, pero que flojera entrar en esos detalles.
Quería seguir investigando sobre como hacer que el cachorro se sintiera cómodo en su nuevo hogar, pero las tareas que tenía pendientes de la universidad no se iban a hacer solas.
Hora de dormir.

Estaba soñando, la verdad parece que estaba en casa... Bueno definitivamente sueño que estoy en casa.
Escucho que ladran de vez en cuando y por alguna razón me siento feliz, se siente bien esta emoción.
Despierto.

Ejecuto mi rutina de la mañana, sin ninguna novedad. Hoy es mi último día de clase antes de que comiencen las vacaciones de medio año, algo muy conveniente pues es justo en este mes que Oma y el cachorro llegan a casa así que podré dedicarles tiempo tranquilamente.
En todo el camino a la universidad estuve pensando en el cachorro, en que tipo de personalidad podría tener y si tardará en acomodarse.

Cuando al fin llegué a la universidad, me di cuenta que había pasado todo el camino pensando sobre el tema. Siendo ya hora de mi primera clase me di prisa.

- ¡Arañita!. - dijo mi amigo Mario cuando me encontró en el pasillo - ¿Qué tal tus clases? ¿Es cierto que el profesor de estadística no llegó hoy?

- Hola Mao. - sí, ese es el apodo que le puse - No vino, pero mandaron a un suplente para que no nos atrasáramos. Pero no te preocupes, no está recibiendo trabajos que nos hayan dejado. - le dije para calmarlo pues sabía que la expresión que tenía era por que no había hecho la tarea. - Así que date prisa.

- Genial, que suerte la mía. - dijo con un tono de voz que daba a conocer que se sentía aliviado.

- Espero que no te hagas el flojo Mao

- Arañita, no seas gruñona. Verás que acabo rápido.

*Sino cumple tendré que darle un tirón de orejas*

Al fin es hora de volver a casa, no me malinterpreten, me gusta la universidad.
Pero hoy en particular estaba más hambrienta que nunca, pensar en todo esto del cachorro había desatado mi apetito.

Llegué a eso de las 3 de la tarde a casa, no me queda muy lejos la universidad.
Acabando de comer suena mi celular.

- Hola princesa, ¿Qué tal te fue hoy? - era mi padre, supongo que no importa si pasan mil años. Él siempre me llamará así.

- Todo tranquilo cómo siempre. - digo con el teléfono entre la oreja y hombro mientras levanto los platos.

- Bueno, si no tienes algo que hacer ahora, puedes venir por el cachorro a casa. Ya tiene los dos meses cumplidos.

- SÍ, claro. - calme la emoción en mi voz - voy por mis llaves y salgo hacia allá.

- Bien, te espero aquí.

Llegué a casa de mi padre, solo estaban el y mi hermano menor en casa. Parece que hoy su esposa salió con su hermana.
Estuvimos charlando un poco en el mismo lugar donde estaban los cachorros para que asimilaran mi presencia, parece que juegan muy a menudo a mi hermano.



*¿Quién de todos será?*

Mi padre pareció notar mi curiosa mirada clavada en los pequeños y se les acercó.
Lo tomó en brazos y me lo dio, temblaba mucho, tal y como esperaba que lo hiciera la primera vez que lo conociera.
Era tan pequeño, tan liviano y me encanta su color, color chocolate.

- Él es el primero de la camada, nosotros adoptamos al segundo. - me dijo mostrándome a un cachorro color chocolate con el estómago y pecho blanco, quién hacía el gracioso gesto de sacar la lengua - su nombre es Bethoven.


*Que gracioso, tiene nombre de perro grande*



- ¿Ya te decidiste por un nombre? - estaba tan concentrada en el cachorro que solo negué con la cabeza. - Aprovecha que tu abuela viene, para que busquen un nombre

- Eso estaba pensando. Oye ya es tarde, ¿Crees que puedas llevarme a casa? No sé si me dejen subir al autobús con él.

- Supongo que puedo, también es hora de que vaya por Marissa. - ella es la esposa de mi padre.

- Genial

Me dio una pequeña manta para el cachorro, había algo de frío y dimos marcha a mi casa.
Al llegar a casa dejé de cargarlo, no quería que le diera dolor de estómago.

No sabía si ya había comido así que le hice un poco de puré de comida para perro.
Papá me dijo que sus dientes son muy pequeños aún. Quise darle atención sin agobiarle, pero se alejaba de mi. Supongo que le daré un momento para que conozca la casa.




*Querido amigo, bienvenido a casa...*





















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