Capítulo 11: Tres son multitud.

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Las cosas no estaban marchando tan mal como había estado pensando. Ya sé que a veces  puedo ser bastante pesimista, pero si pones todos los hechos juntos es totalmente justificable que pensara que las cosas no saldrían bien. Empecemos con el hecho de que entre Max y Aidan hubo una pelea, de la cual ambos se negaron a hacer algún comentario, seguido de que mi relación no es muy buena con ninguno de los dos y finalizado con los recientes momentos incomodos pasados con Aidan, no se podía esperar otra cosa además de que esto fuera un completo caos. Por lo que me quede bastante sorprendida de que no se volvieran a agarrar a los golpes entre ellos.

Pero lo que realmente llamo mi atención fueron las miradas asesinas que se lanzaban entre ellos, después  uno de los dos jóvenes me observaba.

Llevábamos alrededor de veinte minutos limpiando la cafetería y todavía nos faltaba el sector de las mesas del fondo. Es necesario agregar que esos veinte minutos habían pasado en total silencio a excepción del ruido que generaban las sillas al moverse. Aquel silencio era totalmente relajante para mí, que se me hacía increíble que se allá podido mantener durante tanto tiempo. Pero como todas las cosas buenas que me pasan a mí, esta tuvo que llegar a su final demasiado pronto, cuando fue necesario dividir lo que quedaba por limpiar de la cafetería para poder marcharnos de una buena vez de esta maldita institución.

- Bueno creo que deberíamos dividir la parte del fondo en tres sectores para terminar más rápido con esto ¿Alguna sugerencia?- Pregunte rompiendo por primera vez este silencio sepulcral.

- Dado a que hay seis mesas contra la pared las dividiremos en grupos de dos. Katherine, tomaras las dos primeras. Max, tú tomaras las dos últimas. Y yo me encargare de las dos del medio.- Respondió Aidan con total seguridad en sus palabras.

Creo que hable demasiado pronto cuando dije que las cosas no habían marchado mal, porque al partir de ese momento la paz que había en la sala se esfumo totalmente dando lugar a la única cosa que por más que la había estado esperando, no me molestaba que no ocurriera.

-¿Y quién te ha nombrado el jefe de esto Marks?- Pregunto Max en un todo enfadado. Acercándose peligrosamente a Aidan, como si se estuviera debatiendo interiormente entre si golpearlo o no.

Y por más que yo no era fanática del malcriado niño de papi llamado Aidan, debía de aceptar que su idea de división no era para nada mala, por lo que me vi dispuesta a intervenir, por primera y última vez, a favor de Aidan.

- En realidad Max, la forma de dividirnos el trabajo que propuso Aidan, no es del todo mala, y a no ser que tú tengas una idea mejor yo creo que deberíamos dividirnos de esa manera.

Ambos me miraron totalmente sorprendidos por el hecho de que había defendido a Aidan. No los culpaba claramente. Hasta yo estaba sorprendida por haberlo defendido, pero cuando el chico tenía razón en algo había que aceptarlo.

- Pues claro que tengo una idea mejor- repuso Max casi instantáneamente- Tú te encargas de las primeras dos mesas. Yo de las dos centrales. Y el inútil de Marks de las dos últimas.

No podía creer lo que estaba oyendo. ¿Toda esta discusión había sido por las dos mesas de las que debía de encargarse cada uno? En este momento la que estaba estupefacta era yo, y podía apostar a que tenía la boca tan abierta que se podía pensar que se me había dislocado la mandíbula o algo por el estilo. Mientras trataba de entender el sentido de esto, ellos seguían discutiendo cuales mesas les tocaría a cada uno.

-Deja de hacer un escándalo sin sentido Max. Ya escuchaste lo que dijo Katherine.- dijo Aidan con esa voz de autoridad que tanto odiaba.

-Mira niño bonito, no se quien piensas que eres para hablarme de esa manera. Y si ya escuche lo que dijo Katherine, pero claro, eso fue antes de que escuchara mi idea sobre como dividirnos el trabajo. ¿No nena?

Entre el Cielo y el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora