Luego de tomar mi ducha, envolví mi cuerpo en una bata y comencé a buscar algo para ponerme. Como tenía mucho calor, no solo por el agitado sueño de anoche sino porque el día estaba realmente caluroso, decidí ponerme una remera suelta con la bandera británica que dejaba al aire uno de mis hombros junto con un short negro y mis converse negras. Recogí mi pelo en una coleta, tome mi bolso y cerré la puerta con llave al salir.
Ansiaba con todas mis fuerzas que el día de hoy no fuera tan problemático y agotador, lo cual dudaba ya que después de clases tendría que quedarme cumpliendo el castigo bajo la supervisión de Aidan el repentino protagonista de mi sueño. Aun me encontraba bastante agitada por aquellas emociones que me embargaron en aquel sueño y no tenía idea de cómo iba a llevar la situación cuando tuviera que encontrarme con él, lo cual esperaba no fuera hasta la hora del castigo, porque si perdía el control de la situación, lo cual dudaba mucho que pasara, no tendría a un grupo de chismosos jóvenes observando todo el espectáculo.
Para cuando me di cuenta ya estaba llegando al instituto. Esperaba no pasar todo el día sumergida de esta manera en mis pensamientos, porque si no estaría en un serio problema. Debía encontrar la manera de sacarme a este chico de la cabeza lo antes posible, y lo peor de todo es que todavía no entendía como había logrado entrar. ¿Desde cuándo un ser como yo pierde su tiempo pensando en simples mortales? Esto no iba a permanecer así por mucho más tiempo, encontraría la forma de apartarlo permanentemente de mi mente, aunque todavía no sé cómo, y luego nunca más dejaría entrar a nadie en ella.
Baje de mi BMW M3 rojo e ignore los comentarios repugnantes de los jóvenes que se quedaban en el estacionamiento hasta último momento con la intención de pasar el rato con una de esas chicas que están siempre dispuestas a todo, si saben a lo que me refiero. Para ponerlo en pocas palabras chicas que son como Marcie que se aprovechan hasta la última oportunidad que se le ofrece. Este grupo de jóvenes, incluyendo tanto a las chicas y como a los chicos, son los que más detesto, son de esa clase de persona que ni Dios acepta, y eso que lo conozco ya que pase la mitad de mi vida junto a él. Estaba llegando a la puerta del establecimiento cuando una voz que ya conocía me interrumpe.
- Ignora a mis amigos, preciosa. Son unos controlados por sus hormonas, no vale la pena escuchar sus comentarios tan absurdos.
-No es necesario que me lo digas, soy muy consciente de eso. ¿Qué se te ofrece Max? Tengo prisa en llagar a la tarde, ya suficientes problemas tengo como para agregar más.
No tenía la intención de establecer una conversación con nadie en este momento, y mucho menos con Max. Él había sido el que comenzó todo este problema con su actitud de galán que logro sacarme de mis casillas. Si no hubiera sido por el yo o tendrá que haberme topado nunca con Aidan y muchos menos tener que estar toda una semana juntando las basuras que dejan los estudiantes en el suelo.
-Realmente no se me ofrece nada. Solo venía a decirte que si quieres escapar por un rato de estos problemas ya sabes dónde encontrarme.- dijo mientras me guiñaba el ojo.
Este chico de enserio logra hacerme enfurecer. Primero viene a disculparse por sus babosos amigos y luego termina insinuándome que quiere que me escape con él. Y para finalizar la lista de las idioteces que había cometido Max en menos de cinco minutos está el hecho de que me trato como si yo fuera una de esas chicas fáciles con las que él está acostumbrado a involucrarse. Ese había sido su mayor error y no se lo dejaría pasar así como así.
- Escucha Max, yo no soy de esas chicas que con un par de simples palabras ya las tienes derretidas en tus pies. Ya te lo había dicho antes, pero al parecer no entro en tu pequeño cerebro y voy a tener que repetírtelo, ni en tus mejores sueños me tendrás, asique ve dejando de lado todas tus expectativas conmigo porque no te llevaran a ningún futuro. Ahora si ya terminaste de hacer el ridículo me marcho, tengo una clase a la que asistir.
Me dirigí hacia la entrada pero pude sentir como Max me tomaba por la muñeca impidiéndome avanzar. Volteé para enfrentarlo, y puede ver que su rostro reflejaba una gran furia que seguro fue causada por haberlo dejado en ridículo delante sus amigos, además de que le di donde más le dolía, en su maldito y egocéntrico orgullo. Automáticamente me sentí orgullosa de mi misma y supe que si podía poner a Max rojo por la ira en menos de lo que cante un gallo, lidiar con Aidan, que parecía tener mucho menos carácter que Max, iba a ser pan comido.
- Mira Katherine, no se quien piensas que eres, pero nadie va a faltarme el respeto, ni mucho menos una princesita malcriada como tú. Te estas metiendo en el juego equivocado y vas a salir perdiendo.
Esto debía de ser un chiste. ¿De verdad este malnacido me estaba amenazando a mí? El único ser con el poder suficiente para acabar con toda la humanidad. Era tan patético ver como su cara roja por la ira trataba de implantar el más mínimo gramo de miedo en mi mirada, pero lo único que recibió de parte de esta fue una mirada llena de confianza en mí misma. Su mirada no podía expresar más odio de lo que ya lo hacía, lo cual aumento la seguridad en la mía, eso lo hizo estallar por dentro. Podría apostar mi propia cabeza a que ninguna chica lo había enfrentado nunca antes. Bueno eso estaba por cambiar, porque el que se estaba metiendo en el juego equivocado era el no yo.
De un solo tirón libere mi mano, haciendo que sus ojos se abrieran como platos. Estos humanos eran tan incompetentes a mi lado que me impresionaba el simple hecho de allá podido compartir más de 4 años junto a ellos. Estaba orgullosa de mis logros y si tenía que pasar por todo esto para ponerle fin a esta maldita creación de mi padre valía el esfuerzo.
Con mi mirada reflejando toda esta confianza y orgullo en mi misma le dije una sola oración que lo pasmado en el lugar -. Aquí el único que se está equivocando de juego eres tú.
Goce ver como se me quedaba mirando con la boca abierta mientras me marchaba hacia el interior del instituto, dejándolo aún más en ridículo. Deje a un lado los pensamientos de mi reciente encuentro con Max y me centre en llegar a mi clase.
Estaba caminando por el pasillo, cuando siento dos manos que me arrinconan contra la pared y una voz que me dejo estupefacta.
-¿A qué estás jugando Katherine?
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Entre el Cielo y el Infierno
FantasiaKatherine es hija de Dios y del Diablo, la única creación hecha por ambos, el único ser que tiene mas poder que ambos juntos. Pero debido a un error que cometió fue condenada a vivir en la Tierra hasta que cumpliera sus 18 años y tenga que elegir en...