Capítulo 2: Primer día en el Instituto.

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Cerré la puerta con llave, odiaba que entraran en mi habitación, era mi santuario, y nadie a excepción de yo tenía acceso a él. Con la esperanza de poder llegar a la puerta y marcharme sin tener que hablar con los odiosos humanos con los que tenía que vivir comencé a bajar las escaleras, hasta que aquella voz, que de solo escucharle me ponía de mal humor, me interrumpido a mitad de camino.

-Hola Kathe, ¿ya te ibas? ¿No pensabas al menos saludarnos antes de irte?
-No fastidies Marcie, lo que yo haga no es de tu incumbencia, y si me permites ya me voy.
-Ay, pero si la princesita se levantó de mal humor.- Dicho esto se colocó en el medio del camino.- ¿Y si no me quiero correr? ¿Qué es lo que harás?
-Córrete o te arrepentirás Marcie, no te volveré a advertir, hazte a un lado que voy a pasar.
-No, no lo hare, no le daré el gusto a la princesita.
-Yo te lo advertí- tome su cuello con una mano y separe sus pies del suelo haciendo que sus ojos quedaron a la altura de los míos.-  No vuelas a interponerte en mi camino, por más insignificante que llegue a ser mi propósito, porque la próxima vez no tendré compasión de ti- Dicho esto la solté, haciendo que callera de espalda al suelo, y seguí mi camino. Malditos mortales ¿cuándo aprenderán a no meterse conmigo?

Nada podría haber empeorado mi mañana excepto el hecho de que nadie quitaba su mirada de mí, muchos jóvenes se me acercaron pidiendo mi número o redes sociales, como si fueran a tener alguna oportunidad conmigo. Trate de evitarlos la mayor cantidad de tiempo posible, pero fue cuestión de tiempo para que las malditas perras comenzaran a mirarme con odio debido que  estaba quitándoles toda la atención que recibían.

El día se me hizo de lo más largo, no se para que tengo que venir a este infierno si al final terminare destruyendo a esta sociedad. En la primer hora me toco historia la peor materia de todas, odiaba infinitamente esa asignatura, no me interesa en lo más mínimo saber el pasado de esta raza inmunda, pero la cosa no se quedó ahí, además de tener que soportar toda la hora la aburrida explicación de la profesora sobre algo que paso hace cientos de años, tuve que soportar toda la clase a los estúpidos estudiantes que se la pasaron diciéndome cosas y tirándome papeles con sus números telefónicos, y a las zorras de sus novias que me devoraban con la mirada.
Cuando toco la primera campana, que indicaba que la hora de historia ya había terminado, fui la primera en levantarme y tomar mis cosas. Estaba saliendo cuando siento que alguien me tira del brazo, haciéndome dar vuelta.
-¿Te ibas sin presentarte guapura?- dijo un joven alto de cabello oscuro y ojos azules- Hola soy Max y por lo que veo eres nueva aquí, asique dime ¿Cuál es tu nombre?
Este chico no sabe con quién está hablando para dirigirse de esa forma a mí –No es de tu incumbencia imbécil, ahora suéltame que tengo prisa.- Respondí zafándome de su agarre y dirigiéndome nuevamente hacia la puerta. Hasta que sentí un susurro en mi oído.
- Que carácter lindura, está bien vete, pero luego serás tú la que vendrá rogándome.
Estúpido, no pude controlarme, cuando dijo aquello me di media vuelta y le di una cachetada que nunca olvidara en su vida.
-Vuelves tan solo a dirigirme la palabra y te arrepentirás el resto de tu vida.- dije amenazándolo, en este punto ya todos los alumnos de la materia que acababa de terminar se encontraban rodeándonos. Genial, lo que me faltaba un grupo de idiotas que no tienen nada mejor que hacer de sus vidas. Estaba dispuesta a marcharme de una vez hasta que una fuerte voz que retumbo en las paredes del aula llamo la atención de todos.
-¿Qué es lo que está pasando aquí?
Lo que faltaba ahora el director estaba en la puerta, lo que significaba que estaba metida en un problema en mi primer día de clases. ¿Algo más podía pasarme?
-Katherine Luchira y Maximiliano Cooners los quiero en la sala de detención al finalizar el día. Y ahora vamos todos se van a sus respectivas clases no quiero a nadie en este salón que no tenga la siguiente hora con la profesora Vanesa Gomez.
-Asique Katherine… Un nombre hermoso para una chica hermosa- murmuro Max y luego se marchó.
El resto del día transcurrió de manera normal, tuve otras tres clases, Física, Literatura y Biología. Cuando la campana que indicaba que el día escolar había terminado tome mis cosas y me dirigí a la sala de detención, me senté en un pupitre del fondo y saque mis audífonos y comencé a escuchar música, unas de las pocas cosas decentes que hay en este lugar, a la espera de que comience el castigo.

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LES DEDICO ESTE CAPÍTULO A MI PRIMA CATA Y A MI MEJOR AMIGA RO POR BANCARME EN TODAS.
ESTA ES LA PRIMER NOVELA QUE ESCRIBO, ASIQUE ESPERO QUE LA DISFRITEN :D

Entre el Cielo y el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora