Dear... ¿Me extrañas?
No digo siempre, pero al menos de vez en cuando. En las noches por ejemplo, en las madrugadas; en los días de lluvia de los que tanto hemos hablado. Que es injusta la vida sí no me extrañas al menos un poquito. Que a mi no me cabe el tiempo en el reloj para pensar en ti. Que las noches me recuerdan los mensajes de buenas noches y las madrugadas se vuelven largas pensando en que te hubiera dicho que sueñes conmigo. Como cada día yo sueño contigo, que ya no espero a la noche y te sueño despierto, como esas escenas románticas que uno ve y no cree, como esos sueños locos en los que porque dices que quieres tener hijos, yo solo puedo imaginar cómo juntos cuidamos a esos niños. Que no me lo han dicho poco y sí, quizá estoy un poquito loco, pero es que tienes ese algo que me hace perder la cabeza y extrañarte como si te necesitara en mi cuerpo, como la sangre que corre en mis venas.