Zheng estaba diferente, algo dentro de Yibo se lo decía. Usualmente cuando Zheng regresaba de viaje se comportaba algo distante con él, rechazaba sus besos y sus preguntas y ahora hasta lo había dejado que se quedará con él en la oficina.
Pero aunque fuera un poco extraño, era lindo que su marido cambiará de parecer y lo dejará hacerle compañía.
Se sentó en el apartado de sofás blancos y desde allí vigilaba cautelosamente a Zheng que en cada ocasión que tenía libre volteaba a mirarlo.
Sus miradas se encontraban y tras ellas unas dulces sonrisas. Al menos Yibo quería pensar que está vez si se trataba de un cambio en Zheng y no de un acta de divorcio.
—¿Ya terminaste?— preguntó al ver cómo Zheng se dirigía a él.
Zhan suspiró, leer algunos documentos de finanzas y esas cosas le había dado un leve dolor de cabeza pues no comprendía nada de lo que estaba escrito en tales documentos.
—Algo así— suspiro tomando asiento en un sofá apartado, respetando el espacio personal del menor.
—¿Sucede algo?— preguntó con interés —¿La administración de las joyerías va mal?... Te noto algo extraño— dijo con algo de preocupación mientras se cambiaba de lugar y tomaba las manos de su marido para brindarle un poco de confianza, aunque le resultó un poco extraño el toque de sus manos.
—No pasa nada, simplemente siento que estoy agotado mentalmente— y cómo no lo iba a estar si tenía que lidiar con un esposo que él nunca pensó tener.
—Entiendo...— verdaderamente no lo entendía, no sabía por qué ahora en vez de gritarle o apartarlo solo lo dejaba ser —Entonces la conversación pendiente que tenemos la podemos dejar para después, no quiero atormentarte con mis tonterías— soltó una risita amarga.
Zhan se giró a verlo, esa postura, esos ojos y todo lo de ese chico demandaba un carácter fuerte, sin embargo no lo era, su voz decaída derrumbaba toda esa facha de chico fuerte que tal vez buscaba mantener a los ojos de los demás.
¿Cómo lo conocería Xiao Zheng?, ¿Cómo es que se enamoraron?
Pensó mientras miraba fijamente al castaño.—¿Dije algo malo?— Yibo se extraño de la mirada que el mayor le estaba dando.
—No, no es eso— apartó sus manos del agarre contrario y después extendió sus brazos que poco a poco se fueron cerrando contra la figura de Wang Yibo.
Eso era extraño, muy extraño, Zheng después de los años que llevaban de casados no lo había abrazado de esa manera protectora, de esa manera que sin palabras le indicaba que todo estaba bien.
Zhan sentía ese sentimiento de protección hacía el contrario, nunca había tenido un compañero con quién expresarse, alguien tan cercano como un hermano a quien contarle todo.
Si, de esa manera había comenzado a ver a Yibo, como un hermanito menor al que tenía que cuidar.
Yibo quería preguntar sobre el repentino abrazo, pero no dijo nada por miedo a que Zheng le dejará de abrazar y lo apartará.
Zhan fingió su voz como si fuera Zheng quien estuviera hablando —De ahora en adelante, puedes confiar más en mí, sé que el trabajo nos ha distanciado mucho, pero trataré de hacer un espacio para ti, sé que no debería ya que en primer lugar lo más importante eres tú y que debo dedicar todo mi tiempo a ti, pero...
Yibo quien seguía estático en los brazos de Zhan se removió y llevó su mano a tocar la mejilla derecha de su cónyuge —Yo entiendo...— sonrió y luego dirigió sus labios a los contrarios.
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»Las dos caras del amor« 𝓩𝓱𝓪𝓷𝓨𝓲
De TodoXiao Zhen está casado con Wang Yibo, pero está cansado de la monotonía, un día conoce a su doble o eso es lo que cree. -Toma mi lugar, puedes hacer lo que quieras, pero nunca llegues a tocar a Wang Yibo. La tentación domino a Chen Zhan, la tentación...