El secuestro

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Colgué inmediatamente. Me apoyé en la pared, fría y lisa. Me veía reflejado en el espejo de la pared de en frente. Una mancha oscura se podía vislumbrar. Quizás fuese yo... quizás no... En cualquier caso me tumbé en la cama exhausto. Esperando a que amaneciera. Sabía que no me iba a dormir. En mi "trabajo" nadie duerme, o al menos seguro. Al oír un fuerte ruido me desperté sobresaltado. Nada. Me puse manos a la obra, investigué a mi víctima. En apenas minutos tenía todo lo que necesitaba.Abrí el coche que Mathew me había asignado. No estaba mal, un Aveo Chevrolet.Al menos era rápido.Rumbo a casa de nuestra víctima. Sabía exactamente donde estaba. Y como acabar con él.

-¿William?

-Sí.

-Le estaba buscando. El señor Smith le necesita.

-¿Mi cliente?

-Exacto.

-Hoy no requiere mis servicios, es mi día libre.

-Entonces debe ser una emergencia cuando le llama tal día ¿no cree?

-Cierto.

-Por favor, acompañeme.

Tomé unos cuantos atajos y paré en una gasolinera abandonada a unos kilómetros de la entrada de Manhattan.

-¿Por qué paramos? -preguntó.

-El motor ha fallado.Ayudeme por favor.

-Ss-sí -dijo temblando- Ya voy.

-Bueno, creo que es una avería de la parte oeste del motor, ya que el cable...

De improviso le dí un golpe en la cabeza lo cual le dejó bastante aturdido y le pinché un calmante.

No creo que esperara lo que iba a suceder...

Llamando a las puertas del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora