Siguiendo el camino memorizado del mapa, los monjes llegaron al templo tal cual les indicaba.
Claro que era muy distinto al de ellos. Con los años y las generaciones le habían hecho pequeños cambios modernos al suyo en Japón.
Pero este nunca fue tocado ni visitado más que para construirlo, y dado que eso fue hace miles de años las decoraciones no sólo estaban llenas de polvo y arañas.
Habían jarrones de bronce y oro, alfombras debajo de las mesitas para comer hechas con piel de animal. Y algunas telas de la que se consideraba en ese entonces una de las más finas, puestas como cortinas en los marcos de las puertas.
Sabían que tenían mucho trabajo ese día y tal vez unos más. Decididos dejaron sus cosas juntas en un rincón, comenzando a sacarle las telas de arañas y la tierra al lugar.
Esperaban que con la ayuda de todos puedan descansar en un lugar medianamente decente y sin algún insecto, como la noche en la que llegaron exhaustos y durmieron sobre sus cosas y ropas puestas en el suelo para no ensuciarse.
Abrieron cualquier tipo de ventana y todas sus puertas para ventilar el templo.
—Debes darle un buen sacudón, así.
Habló el monje Masashi, golpeando contra un árbol las sábanas gruesas que encontraron y les servirían para dormir en las noches.
Dos de los jóvenes monjes lo observaban a unos metros, mientras desempacaban sus pocas cosas para guardarlas.
—¿Cómo es posible que teniendo más de 80 años se pueda mover así, y a mi ya me duelen las rodillas de estar agachado aquí?
—No tengo idea Miroku, solo espero no tener que cuidarlo en una cama si al día siguiente no pueda levantarse.
—Lo lamento, pero estas solo en eso. Tendrás que alimentarlo en la boca como un bebé. —se burló. Estirando los labios exageradamente como si esperara ser alimentado por su amigo.
Este lo empujó y cayó de culo en la tierra.
—Tú te encargaras de él si quiere ir al baño.
Miroku agitó los hombros, como si tuviera escalofríos, poniendo una expresión de asco.
—Hey, cambiando de tema. ¿No crees que esa manada era algo rara? O bueno, no rara sino más bien que no les gustan las visitas, porque vamos —le dio un pequeño golpe en el hombro. —dime que no fui el único que pensó cuál sería mi última imagen de la vida antes de cerrar los ojos y morir rodeado de ellos.
—Es normal, supongo, gente extraña llegando a sus territorio. Típico de las manadas defender sus tierras como si fuera una pelea entre perros por su hueso, si no te alejas de él te atacará.
—Bueno, por lo menos moriría rodeado de bonitas lobitas. —levantó sus cejas varias veces. —había una que me hubiera encantado pedirle ser la madre de mis hijos. —suspiró, mirando el cielo como si de repente le salieran dos grandes corazones rosas en los ojos.
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Shadow Beast ||Jeon Jungkook.
FantasyCreían que llevaban una vida tranquila. Cayeron en la ilusión de la paz sin peligro, y se veían preparados para enfrentar los problemas que acecharan sus territorios. Una manada dispuesta a luchar. ¿Pero cómo esperas golpear? Si a la bestia no la...