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Entre la humedad de las paredes rebotaba el sonido que provocaban sus lentas respiraciones, siendo el único ruido entre todo el silencio

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Entre la humedad de las paredes rebotaba el sonido que provocaban sus lentas respiraciones, siendo el único ruido entre todo el silencio.

Sus largas garras se movieron a la par que sus dedos, en suaves movimientos mientras observaba su entorno.

Paredes de ladrillos gruesos y grises eran observados por sus pequeñas pupilas contraídas.

Lentamente despegó su espalda de aquella estructura de roca donde antes descansaba.

Y poco a poco fue parándose mientras sonaba los huesos de su cuello y sacudía sus brazos ligeramente.

Hermosos rizos grandes y de un rojo intenso, voluptuoso y largo como aquellos que la acompañaban recordarán.

Si no hubieran muerto hace años.

Para sus ojos sólo pasaron segundos, pero podía sentir que su cuerpo no había movido ningún músculo en años.

Claro que eso no complicaba su salud, era imposible que cambiase o se debilite aunque pasen los siglos.

Su aura tan imponente y maravillosa no perdía ninguna pizca de brillo. Aquella que trae la tensión y escalofríos con su sola presencia, incluso estando a kilómetros.

Una vez frente al muro donde terminaba aquel cuarto, observó sobre su cabeza el techo que separaba el sótano de la planta principal.

Sonrió de lado, dejando a la luz sus filosos colmillos que rozaron su labio inferior.

Porque ella sabía cuál era su lugar, y entendía que significaba su despertar.

Su cuerpo y mente aún recordaban a la perfección la última vez que estaba consciente, aquella en la que tanto estaba disfrutando vencer.

Rodeada de una laguna de sangre y gruñidos feroces, fuego, destrucción, muertes múltiples y agonía.

Tenía la memoria fresca de todo lo sucedido, y estaba más que lista para continuarlo.

[§°§]

—Señor. —llamó un monje a su mayor.

Los potentes temblores habían parado hace unos segundos, pero Masashi seguía firme en su lugar, únicamente dando aquel largo suspiro, hasta que habló.

—Puedo sentirlo. —murmuró. —siento su poder, su energía, su valentía. —habló con más emoción. —es increíble. Simplemente fantástico.

Los presentes se miraron entre ellos, para ver si alguno de sus compañeros también sentían aquellas descripciones. Pero solamente el más viejo era quien tenía sus ojos aún cerrados.

—¿Qué haremos ahora? —Susurró Miroku sin comprender.

Antes de poder obtener una respuesta, observaron en dirección a la puerta corrediza que daba paso al pasillo, el cual contenía las escaleras al sótano.

Shadow Beast ||Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora