Capítulo I

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Cuando la vida te juega muchas veces en contra llega el momento en que te ocurre algo magnífico que ya no lo quieres creer para no lastimarte más , es como un muro de contención.

Estoy sentada en unas de las tantas oficinas del lugar tratando de contener la emoción que me invade. Sí, el muro de contención acaba de derrumbarse con tan solo esas palabras del Jefe del Cuerpo Nacional de Policía de Barcelona.

-Felicidades Brandi, te aceptaron como pasante en el Departamento de Policía de los Angeles- suelta sin más.

-¡Ésto es la hostia!- solté de repente al escuchar esas palabras que salieron de la boca del Sr. Paolo . Estoy consciente que tal vez la forma de expresarme delante de él no haya sido de la mejor manera y peor aún nada profesional. Admito, la emoción me ha llevado a lugares inexplicables.

Lo miro nuevamente a él , impasible observando mi reacción, con una media sonrisa, al parecer mi dicho en voz alta no le ha quebrantado tanto.¡Qué digo! Es como un padre para mí, sin su ayuda jamás conseguiría éstas prácticas y ni más ni menos en la ciudad de California, una ciudad tan ajena a mí, pero la siento familiar desde este mismísimo momento.

-Lo has conseguido- me premia el Sr. Paolo, sonriente.

-Sin su ayuda nada de esto sería posible, le prometo que jamás lo decepcionare!- respondo con la contenida emoción dentro de mí. Juro que en mi rostro ha de ser palpable viendo la manera en que el Sr. Paolo niega con la cabeza sonriente.

-Lo has conseguido tú- emite- Estoy seguro que decepcionar no está en tu lista de prioridades.

-Estoy tan agradecida- digo con la voz más calmada que los minutos anteriores.

-No me agradezcas! Ahora ve a celebrar y no olvides de prepararte, el vuelo es el viernes- ¡Quedé atónica!

¿El viernes?. No me había fijado en ese pequeño gran detalle. Estaba a dos días de eso y estoy hecha un despelote. Hay tanto que preparar no habrá tiempo ni de celebrarlo. Saliendo del shock momentáneo respondo:

-Si Señor!- emito en el momento que me levanto para estrechar las manos- Una vez más gracias- añado, no aguanto el sentimiento de agradecimiento que me invade en estos momentos.

El Sr. Paolo me estrecha gentilmente la mano y suelta:

-Brilla donde vayas Brandi, sé luz para el camino de los demás allí, como lo fuiste aquí.

Las palabras más abrasadoras que he recibido jamás. Sonriente le devolví un pequeño asentimiento con la cabeza ya que las palabras sobraban. Me puse en marcha para salir de la oficina y el sentimiento de nostalgia ya me invadía y aún no ponía un pie fuera de este edificio.

Apenas un año había estado practicando aquí, ¡Válgame Dios! que mis notas eran aceptablemente buenas, para que pueda ingresar aquí, ya me sentía toda una investigadora de campo, solo me faltaba dar este gran paso para poder culminar mi carrera. Estaba apunto de salir en la puerta principal cuando una voz me detuvo.

-Felicitaciones!- Ay carajo! Ben.- Acabo de enterarme arriba la noticia, fuí a tu oficina y ya no te encontrabas- expresa con la voz pausada triste y desentonada a la vez.

Ben, mi gran amigo y amor no correspondido Ben. Estaba parado a unos pasos de mí con sus lentes de pasta tan elegantes como siempre. No niego que en los primeros días de mis venidas de práctica aquí sentí un gran flechazo por él, lo denominaba prácticamente mi crush. Hasta que empezamos a platicar y era una persona encantadora pero para la Friendzone, era carismático, abierto y amable conmigo. Me guió y ayudó durante toda mi estadía aquí y le agradezco tanto a él como al Sr. Paolo, pero hace un mes declaró la gran hazaña de que sentía algo por mí ¡Quedé helada! en ese momento. No tuve otra forma de decirle que NO tan dIrectamente como lo soy. Lo que más me sorprendió es que él estaba preparado para cualquier respuesta que salga de mi boca. A fin de cuentas entendió bastante bien, me dijo que lo olvidara, que no importa. Pero sus ojos en ese momento transmitían la desilusión en su máximo explendor. ¿Cómo olvidar ese sentimiento de culpa? En fin no sabía cómo despedirme de él, así que, con la mayor cobardía del mundo estaba por salir sin avisar a nadie, hasta entonces.

-Ehh si- vacilé, recompuse mi postura, tengo que hacerlo-Gracias, estoy muy emocionada y sigo procesando- emito algo nerviosa aún.

El se rasca la nuca algo incómodo y dice- Estoy bastante feliz contigo Brandi, sabes que te apoyaría en todo. Jamás lo dudes.

¡Qué hice para merecer tanto cariño y compresión!. Es una sobredosis para mi pobre corazón. No aguante y me lancé sobre él para llenar sus brazos con un abrazo.

-Gracias por ser tan incondicional Ben, este es el gran paso y no tengo dudas hacia la decisión- expreso más entusiasta nuevamente.

-Eres capaz de todo. Y mereces mucho más- dice tranquilamente en mi oído, aun sosteniéndome. Me separo a duras penas, porque vamos? ¿Quién carajos aguanta las despedidas? . Estaba al borde del llanto y aún no llegaba a casa.

-Si bueno, siempre estaré agradecida contigo como lo estoy con el Sr. Paolo. Cuídalo , ya sabes que esta medio gastado en cuanto a la vida.

-Ya me has encargado una misión y con gusto lo cumpliré- responde llevando una mano en la frente como hacen los soldados cuando gritan a su comandante Señor, si Señor. Es más como un chiste privado nuestro.

- Descansa soldado- le exijo sonriendo- debo irme, ya sabes hay tanto que ordenar- explico y él me comprende. Sonríe.

-Vale, solo haz lo que mejor sabes hacer y cuídate Brandi. Espero y me cuentas como te va.

- Claro. Adiós Ben. Cuídate tú - expreso y me alejo lentamente del edificio.

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Nos vamos adentrando al mundo de Brandi.

¿Qué nos espera más adelante? 

Pronto sabréis.  Muack.

-Bel

El dulce sabor del peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora