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El sol se escondía dándole la bienvenida a la cálida noche, debía volver a casa o su hermano mayor se preocuparía, al parecer la suerte estaba de su lado ya que fuertes pasos se oyeron tras la puerta del salón, era claro que eras tú, ¿quién más sería tan ruidoso?
—¡Lamento llegar tarde! —soltaste rápidamente, el aire volvía a tus pulmones y el color rojizo en tus mejillas se disipaba— Tenía práctica hoy y olvidé decírtelo, lo siento. —buscaste resguardo en tu bolso, abrazandolo.
—Agh... —su seño estaba fruncido, era claro que estaba enfadado.
Pero a pesar de todo no dijo un solo insulto, siquiera algo tibio como para recordarte lo tonta que eres, tal vez... no estaba tan enfadado y ya.
—Bien, ¿comenzamos?
Tomaste lugar frente a él, observándolo atentamente con una sonrisa.
—No es como si hubiera algo que hacer realmente.
—¿Eh? ¿pero no quieres un beso? ¡yo quiero un beso!
—¡N-no lo digas tan alto, estupida! —te regañó.
Un sonrojo se dio paso en sus mejillas, no era muy fuerte pero si llegaba a ser un tanto notorio a tus ojos.
—Entonces... ¿no hay beso? —te acercaste a él.
Llevaban haciendo este tipo de "reuniones" en la escuela desde hacía un par de semanas, la mayoría de los clubes estaban en sus actividades así que varios salones se encontraban vacíos, pudiendo así ambos aprovechar y verse en alguno de ellos.
—Mhm... —su ceño estaba fruncido, "di que si, tonto" se repetía una y otra vez en su cabeza, pero claramente no podría decirlo tan fácil. Simplemente asintió.
Reiste, acercándote aún más a él, creando un pequeño roce de sus narices, con ansia rompió la mínima distancia que había entre ustedes.
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