CAPITULO 2

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Una luz me molestaba aun con los ojos cerrados, ah que fastidio, ¿Por qué tengo frio? Un momento ¿¿¿Por qué no estoy en pijama y aún tengo la misma ropa que ayer???

Cuando Sofía abre los ojos su sorpresa es aún mayor, no se encontraba en su habitación, en su apartamento y por el clima sospechaba que ni siquiera en su ciudad.

Decidida a descubrir que es lo que en realidad está pasando se termina de despertar, se levanta de la cama y se mira en el espejo, y es en ese momento en el cual despierta de su letargo y es consciente de que lo que creyó un sueño, no es más que una realidad aplastante.  Hoy es su entrevista para acceder a la universidad de Cambridge, está a menos de 5 horas de lo que cree debe ser uno de los momentos decisivos y más estresantes de su vida… aaaaahhhh y como si eso fuera poco no se soñó el haber vuelto a ver a Esteban después de tantos años, no señor, fue tan real como el hecho de que ni siquiera se puso su pijama anoche y que aún no ha sacado el traje que usura para su entrevista…

“¡¡¡Oh diablos el traje!!!”

Sofía sale corriendo a abrir su maleta y sacar el conjunto que escogió con demasiada meticulosidad, Mariana le dijo que estaba peor que si se fuera a casar, Oh Dios y empezaba a creer que era cierto; pero lo realmente importante ahora es que tenía que mandarlo a planchar urgentemente, estaba rogando que el hotel contara con servicio de lavandería 24 horas y no solo horarios específicos, así que sin siquiera cepillarse los dientes bajo corriendo a la recepción del hotel a preguntar por este servicio.

En su camino a su destino noto un par de personas que la observaban de una manera extraña, pero Sofía ni siquiera se detuvo a analizar la situación, apenas llego al hall del hotel toco la campanilla para llamar al recepcionista, el tiempo estaba en su contra.

—Si buenos días en que le puedo servir— Contesto el amable joven con una sonrisa en sus labios pero con una extraña mirada hacia ella, Sofía ignoro ese gesto y se apresuró a preguntar por lo que necesitaba urgentemente.

—Si buenos días Manuel— dijo mirando la inscripción en el broche de su camisa—Necesito saber si ustedes cuentan con un servicio de lavandería, veras necesito mandar a planchar este traje inmediatamente— dijo Sofía mostrando lo que traía en las manos.

—Si por supuesto señorita, si me lo permite lo enviare a la sección de lavandería en este mismo instante.

—Bueno, si no le molesta, me gustaría llevarlo yo misma, para recalcarles la necesidad urgente que tengo de que esté listo lo antes posible.

—Como usted desee, sígame por favor.

El chico llamado Manuel comenzó a caminar por un pasillo el cual no había detallado con anterioridad, bueno en que momento podría haberlo hecho, pensó Sofía mientras caminaba detrás de él, al final del mismo se encontraba una puerta doble de madera con el letrero de “LAVANDERIA” Sofía atravesó las puertas y se encontró con un par de señoras lavando y planchando, lo que parecía ser la dotación del hotel.

—Bueno días María, Lina, ¿cómo están esta mañana?

—Muy bien Manuel y ¿usted?— Respondió la que parecía mayor.

—Muy bien también gracias— en la sala todos se miraban a la expectativa y también Sofía podría notar esa extraña mirada en los ojos de todos los presentes

—La señorita aquí presente requiere de sus servicios— retomo la conversación Manuel—De manera urgente— en ese instante le regalo a Sofía una mirada significativa acompañada de una espléndida sonrisa.

Sofía no había caído en cuenta de que el hombre que le hablaba era bastante bien parecido, alto, de ojos cafés, cabello negro, bien vestido, con una contextura apropiada, ni delgado, ni gordo, pero sobretodo con una deslumbrante sonrisa de dientes blancos que no tendría nada que envidiar a las de publicidad de crema de dientes.

TRAVESíA POR EL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora