Capitulo dos: La última parada

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—Entonces ¿No te agredió este hombre, chico? —le preguntó el de seguridad al menor, quien tenía en sus manos el poder para abrirle tres hilos en Twitter al trajeado y arruinarle la vida entera, pero era un Dios piadoso, así que no lo haría.

—No, solo llevamos algo de prisa y terminamos cayendo —contestó el de cabello teñido, sorprendiendo por completo al de traje—. De hecho aún tenemos algo de prisa, yo tengo que llegar a casa.

—Entiendo, ve con mucho cuidado —fue lo único que dijo el hombre de seguridad antes de regresar a su puesto de trabajo, dejando a ese par solos.

Pero en cuanto el de seguridad se dió la vuelta, la pelea por ver quién pagaba primero siguió. Mientras el mayor jalaba de la camisa a Momon, este se defendía dando manotazos y tratando de arañar la cara de esté, asiendo que al final lo soltase y pudiera llegar primero a la caja registradora.

El joven de cabello teñido se sentía como todo un ganador, tenía una sonrisa triunfal en la cara, el girar a ver al de traje y notar como lo miraba con completo odio solo logro que su sonrisa se hiciera mucho más grande.

—Mirame como quieras, pero mi lugar en la fila no me lo quita nadie —soltó el menor, mirando al contrario, mientras esperaba que terminarán de cobrarle a la ansiana que se encontraba frente de él.

El mayor se guardo sus comentarios cuando noto que la mirada de el seguridad estaba puesta sobre él, aunque realidad no había cometido ninguna clase de crimen, si no que todo lo contrario. Ese niñato que se regocijaba frente de él lo había arrollado y nadie le decía nada, pero claro, a él lo miraban como si fuera todo un criminal. La vida era una lenteja.

Llegó el turno de que le cobrarán a Momon, y esté no hacía más que escuchar con satisfacción como la máquina registradora sonaba cuando pasaban sus productos, pues sabía que justo de tras de él había un tipo super molesto por eso. Se sentía genial ganar, tal vez debería empezar a hacerlo más seguido.

Le dieron sus compras e hizo como que buscaba algo en sus bolsillos solo para quedarse mirando al de traje. Esa cara llena de coraje la cual sabía que un niñato Otaku había ganado un lugar frente de él en la fila hacia que el menor se sintiera poderoso.

Al final termino retirándose, no sabía que hora era y le daba paja mirar en su teléfono. Voltear al cielo no le ayudo mucho para darse una idea de la hora, pues estaba increíblemente nublado, parecía que el cielo les iba a caer encima, pero poco le importaba, pues estaba muy seguro que él se encontraría en la comodidad de su cama cuando empezará a llover, lo único que si llegaba a preocuparle eran todos los gatitos de la calle que no tendrían un lugar donde dormir cómodamente porque seguramente las calles de inundarían.

Se quedó esperando al otro lado de la calle a cualquier autobús que lo llevará a su casa, pero no pasó mucho tiempo cuando el mismo tipo de antes cruzó la calle y se quedó al lado suyo, pues el también necesitaba tomar el transporte público.

Para este punto la presencia del hombre trajeado ya no era intimidante para el menor, pues ahora era él quien se encontraba en los dominios, o al menos era lo que él sentía, para el contrario su presencia no podría importarle menos.

Ni siquiera voltearon a verse, al menos hasta que a lo lejos vieron al autobús acercarse, ahí fue donde su espíritu competitivo se apoderó de ellos. Si hace unos momentos ambos querían ser el primero en llegar a la caja registradora, ahora querían ser el primero en subir al dichoso autobús, así que cada vez se ponían más cerca del lugar donde esté iba a detenerse.

Cuando el autobús estuvo a solo unos metros de distancia, ambos intercambiaron miradas llenas de espíritu competitivo, y justo cuando dejaron de verse, el trasporte se detuvo.

Embeces la vida no es como uno quiere | Reborn & Momon ❇️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora