Capitulo cuatro: Piensa en feliz-landia

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No tenía ni las más mínimas ganas de levantarse, menos cuando sintió todo su cuerpo entumido. Era como si hubiera dormido sobre miles de pequeñas piedras puntiagudas, y solo pudo recordar en donde estaba cuando sintió una pequeña patita de gato dándole pequeños golpes en la cara, los cuales eran dados con la intención de despertarle.

Abrió los ojos y se topo con la imagen de Mika, después giro su vista al cielo. Parecía que apenas eran las cinco o cuatro de la mañana. No podía recordar cuando fue la última vez que se despertó tan temprano, normalmente esa era la hora en la que se iba a dormir.

Tomo un poco de tiempo el que se levantará, estaba realmente adolorido, y no fue hasta que tomo asiento cuando recordó que no se encontraba solo en ese extraño viaje para regresar a su hogar, así que volteó en busca de su compañero el desgraciado, pero ya no estaba.

“A ver, tío, no te lo tomes como algo personal ¿Si? Ese tipo seguro y se despertó antes, o quizá no durmió nada, así que él probablemente ya está en su casa... y tú sigues tirando en medio de un parque” Pensó Momon, a la vez que volvía su vista a su compañera felina, para tomarla en brazos y acariciar su cabeza. Al parecer, ahora tendría que ir por su cuenta.

Mientras más lo pensaba, más se convencía de que tenía una ventaja enorme al no tener que estar cargando con ese adulto grosero y caprichoso. Dejo con cuidado a Mika en el suelo para poder doblar su sábana y meterla en su mochila, mientras pensaba en lo rápido que llegaría a su hogar porque ya no tenía al trajeado molestándole de la misma forma que un grano en el culo.

—No lo necesitamos, Mika, solo nos atrasa, además de que si no está siendo grosero se porta insoportable —le habló a la pequeña, quien solamente se acostó en el piso—. Estamos mucho mejor sin él.

—¿Sin quien estamos mejor? —preguntó el trajeado a sus espaldas, haciendo que Momon soltase un gritó extrañamente agudo a causa del miedo. No le prestó importancia a la acción de el menor y se limito a extender una de las paletas heladas que tenía en las manos—. Traje el desayuno.

—¿De dónde sacaste esto? —cueestionó el menor, ya un poco más tranquilo—. No son robadas ¿Verdad?

—Me encontré con un heladero que abrió su tienda completamente ebrio y despechado porque su esposa lo engaño. Le di tu reloj a cambio de las dos paletas. La tuya es de mango —informó el mayor, con una sonrisa llena de satisfacción mientras comía su paleta helada.

—Pero si ese reloj ni siquiera servía —comentó Momon, viendo en su mochila, confirmando que su reloj roto de Charmander no estaba.

—¿Y eso en que nos afecta? El tipo estaba demasiado ebrio como para darse cuenta de ese detallito —dijo sin darle importancia—. Tú tienes una paleta de mango, yo una de fresas con crema y el tipo de la tienda tiene una esposa infiel junto con un flamante reloj roto. Todos ganamos.

Momon no dijo nada más y metió su sábana previamente doblada a su mochila, posteriormente se agachó para tomar a Mika en sus brazos. No tenía idea de a donde irían ahora, pero no quería perder a la pequeña gatita, así que se encargaría de no soltarla por nada del mundo.

El trajeado se dirigió a unas bancas que se encontraban secas y tomo asiento, mientras le daba palmaditas al espacio que tenía al lado, para que Momon se sentará ahí.

—¿De casualidad el paletero borracho te dió algunas indicaciones de como llegar a algún centro comercial? —preguntó el más bajo, una vez que tomo asiento al lado del trajeado, esté en respuesta negó con la cabeza— Entonces ¿Que haremos?

Embeces la vida no es como uno quiere | Reborn & Momon ❇️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora