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"-Horacio, no soy bueno con las palabras, incluso, soy muy malo y lo sabes, pero te tengo que pedir esto de alguna manera y puede que hayas querido que lo dijera de manera dulce o algo parecido, pero la vergüenza me gana joder...

-Solo dilo, Viktor.

-Horacio, aun que no lo creas, eres el amor de mi vida y por eso mismo quiero preguntarte...

¿Quisieras casarte conmigo?

Dios mio... Viktor"

El ruso despertó con el corazón acelerado, recordaba su sueño, pero aún así, no lo creía, no creía que eso fuera un recuerdo de su pasado, sino, le habrían dicho ya, algo tan importante como que Horacio es su esposo.

Definitivamente se lo habrían dicho.

Suspiró, era simplemente una fantasía que tenía, nada más y está fantasía se fue incrementando después de esa cita que tuvieron y del beso que recibió.

A pesar de que fue en la mejilla, para el fue la vida entera.

Ahora tenía una sonrisa en los labios, las últimas semanas, después de esa cita, había estado prácticamente coqueteando con Horacio lo que era todos los días, simplemente no podía evitarlo.

Tambien esos días había estado patrullando junto a Horacio, lo cual lo hacía feliz, aun que seguía notando que el de cresta no dejaba que le ocurriera nada, era bastante sobreprotector, alto que no le molestaba en absoluto, pero le parecía extraño, para ser alguien que supuestamente no conoce casi de nada y además el contrario estaba casado.

De vez en cuando preguntaba por la salud de su marido y Horacio simplemente se desanimaba y contestaba que seguía igual o incluso peor.

Obviamente para Volkov era una esperanza, claro, debido a que aún a pesar de todas las señales, no sabe que es él mismo.

Ese día se lo propuso, simplemente no podía seguir esperando, le iba a proponer salir o algo.

Se confesara.

Aún que le daba una vergüenza gigantesca, debido a que, si le propones ser novio/a a alguien, por lo menos, en su cultura, era algo que solamente los niños pequeños hacían.

Era una vergüenza para el mismo como ruso tener que pedirle salir a alguien debido a que eso no se hace, no se dice en su país, solo pasa y ya.

Pero no podía seguir esperando, porque necesitaba estar seguro de que Horacio estaba sintiendo lo mismo que él y sus acciones no se lo estaban dejando para nada claro.

Debía de preguntar aún qué le sería un golpe duro en su orgullo por mucho tiempo y aún más si este le rechazaba, pero había que intentar.

Así que ese día fue más arreglado de lo usual al trabajo, tenía que admitir que sudaba puto frío, no le daba un paro cardíaco sólo porque Jesucristo no quiso que le diera uno.

Intentó llamar a Jeff, a Conway pero ninguno contestó.

Así que iría solo, por su cuenta, a decir todo lo que debía decir.

Pero obviamente en privado, no era tan gilipollas como para confesarse y que estuviera media malla de policía viéndolos.

Aún que ya los policías eran chismosos de por sí, así que ya habían rumores en la comisaría que de podrían estar "Juntos".

Volkov tomó aire y entró a la oficina de su Jefe, cuando entró se encontró con Horacio revisando el papeleo y tomando un café, se sentó al frente suya y cruzaron miradas.

PK (Volkacio/Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora