I

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Capítulo I
"La apuesta"

—¡Sal de encima, Harry! —Gritó. Su amigo se había lanzado sobre él cuando estaba distraído, mientras veía la televisión tranquilo. —¡Que salgas!

Harry no dijo nada, ni se levantó, sólo se dedicó a mirarlo con calma, cómo si no estuviera haciendo nada malo.

Louis, cansado de su comportamiento inmaduro, alzó su rodilla y le dio un golpe seco en su entrepierna, logrando que el rizado lo dejara en paz y saliera de arriba suyo. Por el golpe, Harry se encontraba tirado en el suelo, mientras cubría a su "amigo" y le gritaba mil incoherencias al castaño, diciendo que era un desgraciado y el peor amigo del mundo, pero este sólo se dedicaba a reírse de él.

—Eso te pasa por no dejarme ver televisión. Si querías sentarte, había mucho espacio en el sofá. —Se defendió entre risas.

—¿Era necesario golpear mi orgullo? —Preguntó en un hilo de voz, haciendo que las risas de Louis aumentaran. Cada vez que Harry hablaba así le era imposible no reírse, y eso se daba sólo en dos ocasiones: Cuando él lo golpeaba en algún lugar sensible de su cuerpo, o cuando se acostaba con alguien y se ponía a gritar como si la vida le fuera en ello.

—¿Era necesario que te sentaras sobre mi? —Contraatacó. El rizado lo fulminó con la mirada desde el suelo y soltó un gran suspiro, sus mejillas ya estaban sonrojadas por el dolor.

—Tráeme hielo. —Le ordenó a duras penas. Louis colocó su pie encima de su cara y lo movió de un lado a otro, negando con éste la orden del chico.

—Con ese tono no te traigo nada. —Comenzó a molestarlo.

—¡Tráeme hielo! —Gritó ya cansado. Louis, como respuesta, le dedicó una mirada neutra. —Por favor. —Le suplicó.

—Ves, un poco de amabilidad no te matará. —Se levantó del sofá y se dirigió a la cocina, buscando lo que su amigo tanto le suplicaba.

—Lo que si me matará será el dolor si no te apuras. —Su amigo se rió por el comentario de este.

—¡¿Quieres el hielo tal cual o te lo llevo en una bolsa?! —Gritó desde la cocina cuando abrió el refrigerador.

—¡Sólo tráelo!

Una de las cosas que más le gustaba hacer a Louis, cuando estaba aburrido, era fastidiar a Harry. No lo malinterpreten, ambos se molestaban mutuamente, todo el tiempo se jugaban bromas pesadas o hacían cosas que fastidiara al otro.

En la mañana, cuando Harry despertaba, Louis le gritaba en el oído como si fuera un despertador. Al mediodía, cuando alguno iba a salir, el otro le escondía la ropa. Cuando Louis tenía una cita, Harry se llevaba el auto que compartían y volvía hasta bien entrada la noche, haciendo que llegara tarde siempre.

Los dos eran conocidos en la universidad por ser bromistas y casanovas, se acostaban con personas diferentes todas las noches, tenían cierta tendencias a rechazar las relaciones que duraran más de un mes, también ir a fiestas seguido, tener el departamento desordenado y vivir del dinero que sus padres les enviaban. Cada mes, sus padres les enviaban una cantidad de dinero para los gastos de la universidad y para su vida cotidiana, podrían buscar trabajo, pero ellos pensaban que así estaban bien.

—¡El hielo! —Volvió a gritar, ya desesperado. El castaño salió de la cocina corriendo, y cuando llegó a la sala se tiró de rodillas al suelo, arrastrándose hasta el lado de Harry como si estuviera en un concierto de rock. Levantó la mano donde estaba la bolsa de hielo y la colocó sobre la zona herida de Harry, golpeándolo otra vez. —¡Si serás...! —Exclamó, pero se contuvo al sentir como el hielo aliviaba el dolor.

Sex Rules [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora