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Es normal sentirse nervioso cuando se llega a una nueva escuela, la noche anterior es difícil dormir y ese fue exactamente el caso de Ong Misuk. Aunque se metió a la cama a una hora temprana sus ojos se negaban a cerrarse por más de tres minutos, miles de pensamientos llenaban su cabeza mientras sus ojos estaban fijos en la oscuridad de su habitación.

"¿Y si no les caigo bien?" Su vida durante la escuela no había sido la mejor, fue afortunada por evitar ser el centro del acoso escolar pero hasta la actualidad se arrepentía de jamás haber dirigido palabra alguna a sus compañeros de clase. "¿Podré ahora hacer al menos una amiga o amigo?" Era difícil, solamente pensar en hablar con alguien desconocido era una tortura para alguien como ella, alguien que se dedicaba a mirar la vida de otros desde lejos.

Sus manos pasaron por su rostro, debía dejar de pensar si deseaba dormir al menos un par de horas. "Primer día y llegaré con ojeras, genial" Se reclamó a si misma tomando su móvil, desbloqueó la pantalla notando el enorme número que mostraba la hora, suspiró contando mentalmente las horas que dormiría y finalmente dejó nuevamente el aparato donde anteriormente se encontraba. Se volteó cerrando sus ojos y evitando pensar más teniendo finalmente la fortuna de dormirse.

Por toda su habitación se escuchó su canción favorita haciéndole abrir sus ojos marrones, miró a su alrededor desorientada antes de sentarse pensando un poco, siempre tardaba en procesar todo al despertar y por eso se preocupaba de poner la alarma lo suficientemente temprano.

- ¡Misuk, rápido y ven a desayunar! - La voz de su madre sonó por toda la casa logrando que la chica finalmente despertara, se levantó rápidamente de su cama tambaleando un poco en el proceso de caminar al baño.

Luego de cepillar sus dientes, peinar su largo cabello castaño y aprovechar de hacer algunas otras cosas fue que salió del baño en busca de su ropa. Dos horas se había tardado el día anterior en escoger sus prendas, aunque estas eran tan simples como unos jeans claros con algunos agujeros y un suéter de color mostaza, se apresuró a ponerse su ropa y tomó su mochila corriendo por las escaleras y encontrando en la cocina a su madre.

- ¿Emocionada, cariño? ¡Por fin entrarás a estudiar lo que tanto deseabas! Me llena de orgullo poder decir que mi hija está estudiando medicina. - El pecho de la mujer se llenó de orgullo ante cada palabra que salía de sus labios. Dejó con cuidado el plato con tostadas frente a su hija y también la taza con el café recién hecho.

- Mamá podría jurar que hasta pareces estar más feliz tú que yo por esto. - Misuk soltó una baja risa, le alegraba ver a su madre así de orgullosa aunque en su interior también le llenaba de preocupación no poder cumplir con las expectativas que su madre ya tenía en su cabeza.

La mujer se sentó frente a su hija bebiendo de su propia taza de café.

- Es imposible no estar feliz. Espero que tu día sea maravilloso, Misuk. - La menos sonrió terminando de beber todo su café y dejando una de las tostadas debido a tener un revoltijo de nervios que le impedía poder continuar comiendo.

- Haré lo que pueda. Que te vaya bien en el trabajo hoy. - Se despidió moviendo su mano. A cada paso que daba se sentía más y más nerviosa, incluso cuando se encontraba sentada sobre el bus que le llevaría hasta la universidad.

"Dios. Ya estoy aquí. Esfuérzate Misuk, este año podrás y harás muchos amigos" Se animó mentalmente observando a toda la gente en los alrededores, era un edificio impresionante, grande y moderno. Por lo que había investigado en esa sede había varias carreras tanto del campo de la salud como otros. Observó el horario en su móvil, primero la ceremonia de entrada donde escucharían el discurso del director y luego podría ir a su primera clase.

Los pasos que daba eran lentos, tratando de recordar lo mejor posible cada parte que iba viendo del edificio, no quería llegar a perderse en el futuro y entrar tarde a alguna de sus clases, nada le daba más vergüenza que ser observada por todo el salón cuando eso sucedía.

Su corazón se aceleró cuando ingresó al enorme salón lleno de personas, acomodó en su pecho aquella credencial que le habían regalado para su primer día como a todos, para poder saber los nombres y carrera de las personas que veía. Era un alivio poder tener eso, al menos sabría dónde se encontraban juntos sus próximos compañeros.

Estaba a poco de caer en desesperación por no encontrar a nadie más que tuviese impreso el "Estudiante de medicina" en la identificación, pero para su suerte una voz masculina le salvó.

- Disculpa, ¿Eres estudiante de medicina también? ¡Que alivio! No encontraba a nadie, pero al menos ya somos dos. - Volteó su rostro para observar a quien se encontraba hablando.

Se veía agradable, incluso podría decir que era guapo y alto lo cual inmediatamente logro hacerle sentir nerviosa, no había tenido muy buenas experiencias con hombres guapos, la mayoría eran unos idiotas.

- Lo entiendo. La verdad tampoco he encontrado a alguien más, quizás porque es temprano. - Bajó su mirada, evitando la del contrario y es que se encontraba cada vez más nerviosa.

"Tranquila Misuk, ya verás como pronto se irá, tranquila"

Se repetía eso en su cabeza, aunque el joven frente a ella no parecía tener ninguna intención de irse.

The Perfect Boy [Haechan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora