-Rayito, ¿Por qué no mejor nos quedamos? – Preguntaba Shinsō que se encontraba echado en la cama esperando a que Kaminari terminara de arreglarse, supuestamente solo le faltaba peinarse, él por otro lado ya estaba listo, pasados los 10 minutos y que Kaminari no daba ni sus luces decidió pararse a ver qué pasaba con su Rayito. No esperaba que la imagen frente a sus ojos le fuera a causar tanta ternura y gracia a la vez, ahí estaba Kaminari batallando con la liga en un intento de hacerse una cola de caballo, como a mediados de año se había propuesto dejarse crecer el pelo, para hoy su pelo le llegaba por arriba de los hombros, unos…cuatro dedos arriba, su Rayito todavía no aprendía a lidiar con su cabello así que reprimiendo una risita tocó la puerta del baño para hacer notar su presencia pues tal parece que Denki no lo había visto pues se encontraba muy concentrado tratando de peinarse.
-Ah, Toshi no te vi, ayúdame con esta cosa del demonio, por favor- decía mientras trataba de zafar sus dedos que habían quedado amarrados entre sí, esta vez Hitoshi no pudo reprimir la risa, terminando así riéndose frente a Kaminari quien le veía sin una pizca de gracia en su mirar, se sentía indignado, así que como pudo dio golpecitos a Shinsō esto solo le causo más gracia al mayor.
-Ya, haber te ayudo- con cuidado tomó la mano de su Rayito y con cuidado de no lastimarlo fue quitando cada parte de la liga y liberando los dedos, al final logró zafar la liga –AHHH, al fin, muchas gracias Amor- dijo Denki más relajado pues por fin se deshacía de esa cosa con la que tanto batalló, Shinsō le indicó que se pusiera de espaldas y que no se moviera para que pudiera peinarlo, dicho y hecho este empezó a cepillar con delicadeza el rubio cabello de Kaminari, con liga en mano ató el cabello en una coleta baja y acomodó el fleco de Denki, vio satisfecho su trabajo.
-Listo, quedaste hermoso- Shinsō tomó de la cintura a Kaminari para darle la vuelta quedando frente a frente –aunque… siempre te ves hermoso- susurró peligrosamente cerca de los labios ajenos, sin perder tiempo Kaminari acortó la casi nula distancia uniendo sus labios en un tierno beso –Vamos que se nos hace tarde- dijo Denki al separarse del beso. Se subieron al coche una vez verificado que la pasta y la sidra estén en perfecto estado y que nada faltaba estando todo correcto se fueron con dirección a la casa de Mina.
Hitoshi manejaba en silencio, concentrado en el camino mientras Kaminari iba viendo por la ventana, estaban en silencio, pero un silencio agradable. La casa de Mina quedaba a aproximadamente unos 40 minutos de la suya así que el viaje sería largo, por eso mismo llevaban una maleta con sus ropas de dormir, un cambio de ropa y algunos artículos de higiene personal.
Estando a unos 15 minutos aproximadamente de llegar tuvieron que parar pues Denki había visto unas flores preciosas que se colaban por la reja de una casa –Toshi por favoooor, ándale no me toma ni 5 minutos- le rogaba a Hitoshi que pararan al menos para poder tomarle un par de fotos alegando que no le tomaría ni 5 minutos, Hitoshi terminó accediendo, vamos que Kaminari se veía muy emocionado por ver las flores y él no pudo decirle que no a esa carita, además que llegar un poco más tarde de lo planeado no afectaba a nadie –Está bien Kami, ve yo te espero en el auto-.
7 minutos después Kaminari volvía al coche con una sonrisa enorme y con el teléfono lleno de fotos de esas hermosas flores, en todo el camino hacia la casa de Mina no paro de contarle a Hitoshi sobre los hermosos colores de estas, su aroma tan exquisito y sobre como las fotos habían quedado muy bonitas.
Llegaron a la casa de Mina, una casa de dos pisos, bastante amplia y con múltiples habitaciones, un patio enorme donde organizaban pedas, la chica siempre decía que esa casa fue pensada para ellos, la casa estaba muy bien diseñada sin duda su amiga debió ser arquitecta o diseñadora de interiores.