Persona extraña

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De repente la joven de orbes rosado escuchó como alguien tocaba a su puerta. Hasta ahora la única persona que conocía en esta mansión y que tenía la cortesía de realizar ese gesto era Reiji-san, pese a esto procedió a preguntar quién tocaba.

-Soy yo... ¿Puedo pasar, Yui-san?

Aquella voz no le pertenecía a ninguno de los hermanos, era la joven castaña que había llegado unas horas atrás. Tras haber escuchado su voz un alivio la recorrió y procedió a darle permiso de entrar.

Con paso temeroso la antigua novia de sacrificio se adentró a la habitación. Dio una leve mirada recorriendo aquel lugar hasta finalmente visualizar a Yui. Soltó un suspiro de alivio, si bien se había cerciorado de que era Yui gracias a la voz, ver una habitación distinta de los chicos la relajaba, ya que era prueba de que esta vez no se había perdido.

-¿Sucede algo I-chan?

-¡Ah...! No... Digo... Sí...

Al ser sacada abruptamente de sus pensamientos la joven empezó a tartamudear. Por un momento Yui llegó a preguntarse si es que I había olvidado el motivo de su visita. Cuando estuvo a punto de acercarse a ella fue interrumpida.

-D-disculpa... ¿Podrías hacerme un favor y colocarte esto?

La castaña se acercó y le pasó una camisa. Yui parpadeó varias veces al no entender esta situación. Era una camisa abotonada de color gris, similar a la que la joven frente a ella se encontraba utilizando. Alzó la vista para ver como la otra humana apartaba la mirada.

-Está bien, ¿pero por-?

-Gracias, entonces estaré mirando hacia otro lado.

Sin ser capaz de preguntarle algo solo pudo acceder a la petición la joven se limitó a obedecer. Como era de esperar, a causa de la diferencia de estaturas la camisa le había quedado un poco larga.

-Ya me la puse I-chan. Puedes voltear.

-¿P-podrías cerrar los ojos?

-¿Eh?

Otra petición extraña. La situación cada vez se volvía más rara. Normalmente no aceptaría la petición de alguien desconocido a menos que la amenazaran, pero quien se hallaba allí era una joven que había vivido el mismo infierno que ella. Incluso sin entender su actuar decidió seguirle la corriente y cerrar sus ojos.

-Está bien, ya los cerré.

-¿D-de verdad?

-Sí, te lo prometo.

En medio de la oscuridad pudo escuchar un suspiro y acto seguido como la joven se aproximaba. Por alguna razón un leve escalofrío empezó a recorrerla en el momento en que sintió como los botones que había abrochado cuidadosamente empezaban a ser desabrochados.

-¿I-chan...?

-Quédate quieta y asegúrate de no abrir los ojos.

El tono tembloroso de antes de repente se había tornado serio. Por un momento llegó a imaginar lo peor, que tal vez de haber estado tanto tiempo junto a los Sakamaki esta chica se hubiera teñido de sadismo. Su especulación solo aumentó cuando sintió un dolor punzante en el pecho. Ya no podía aguantar más, necesitaba abrir sus ojos, pero el dolor que sentía se lo impedía.

-No llores... ¿Acaso debería pasarte una almohada para que la muerdas?

La joven se asustó. Ya no podía seguir aguantando ese dolor y terminó por empujar a la castaña y acto seguido abrir sus ojos.

-¡¿Qué es lo que estás-?!

Se quedó en blanco cuando observó lo que la chica frente a ella tenía en sus manos. Un frasco de alcohol y algodón. Tras eso procedió a llevar una mano a su clavícula y notar como en la zona de las mordidas andaba levemente mojado. Tras entender la situación se acercó rápidamente a I, quien andaba en un leve shock.

Una Pesadilla interminable (DL OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora