Incrustado en Inferno

Capitulo 1

Mortuus 

Narra Gustabo:

Cuando abrí mis ojos no podía distinguir el lugar en el que estaba ¿Qué era todo esto? ¿Cómo llegue a este lugar? Todo era de un color oscuro, no lograba ver nada a mi alrededor solo había una pequeña luz que iluminaba levemente mi camino lleno de lo que parecían ser insectos y piedras, pude notar mis vestimentas algo rotas y mis pies descalzos. Buscando alguna pista de que era este lugar metí las manos en los bolsillos de mi antes brillante chaqueta encontrando una moneda de oro, pero al instante pude notar mi error pues escuchaba pasos de alguien corriendo hacia mi ¿Quién era? tenia mucho miedo así que no dude en aferrarme a la moneda y correr entre la interminable oscuridad que por alguna razón me hacia sentirme un poco más seguro mientras, en mi mente pasaba el mismo pensamiento una y otra vez "Si yo no los veo ellos tampoco" Entre la poca esperanza que tenia en mi cuerpo que ya estaba algo cansado pude sentir como mientras tomaba un descanso para controlar mi respiración alguien me tomaba del brazo pero con fuerza, mi cuerpo comenzó a temblar con esta presencia desconocida al menos para mi y mis ojos se mantenían cerrados con fuerza teniendo miedo de que pasaría conmigo desde ahora.

-¿Qué pasa contigo chico? ¿De que estas escapando?- una gruesa y amable voz resonó en mis oídos lo que me hizo sentirme un poco mejor así que abrí mis ojos lentamente esperando encontrarme un buen escenario.

-¿Quien eres?- dije en voz baja encontrándome con un hombre joven con una barba prominente, una capucha negra que cubre gran parte de su cuerpo y una mirada tan suave como intimidante.

-Soy Caronte el barquero del infierno, te llevare a las puertas para que puedas llegar a tiempo a tu juicio y la verdad tienes suerte comúnmente esperarías hasta que me de la gana dejarte cruzar ¿Tienes el dinero para pagarme?-

-¿Dinero?¿Caronte? ¿D-Dónde estoy- Cuando dijo el infierno las profundo de mi ser deseaba que solo fuera una broma de mal gusto hecho por mis amigos, pero todo se sentía como si no fuera una broma, las arañas subiendo por mis piernas y los gusanos retorciéndose entre los dedos de mis pies me volvieron a la realidad... Había llegado al infierno, pero ¿Qué hice para llegar a este lugar? no lograba recordar nada de mi vida, intentaba pensar en algo pero solo veía en negro.

-Sí, debes tener una moneda de oro, si no la tienes no pienso llevarte a ningún lugar, mis servicios no son gratis-

Saque la moneda de oro de mi bolsillo y se la entregue, no tenia otra opción la verdad, pero quería pensar que podía salvarme de este horrible lugar... yo no merezco estar en este lugar ¿Verdad? no pude ser tan malo en mi vida como para quedarme en este lugar. Vi como el barquero del infierno me guiaba hasta su barca y me ofrecía su mano para subirme en ella, para trabajar en el infierno era alguien bastante agradable.

-Caronte ¿No se supone que eres un viejo? hasta donde tenia entendido eras un viejo que daba mucho miedo pero te ves muy bien-

-Eso es fácil de explicar y no me digas Caronte, llámame Greco ya que ese fue el nombre que elegí cuando comencé a trabajar para Dominus ex inferno.- No entendía muy bien que quería decir con sus ultimas palabras, reconocía que era latín, pero al ser una lengua muerta es compleja de comprender.

-¿Qué quiere decir lo último?- pregunté intentando no sonar muy tonto ante el hombre que me miro con una sonrisa divertida ante lo torpe de mi entendimiento.

-Entonces eres un poco tonto por lo que veo, El dueño del infierno ¿Realmente no recuerdas ni eso? hicieron un trabajo de más borrando tus memorias o eras un pecador de los buenos.-

Cada palabra que salía de la boca de Greco me dejaba inquieto, impaciente, como suplicante por respuestas que no tenían aún dudas reales para formular  ¿Qué puedo preguntar sin sonar realmente tonto? Entonces una duda que puede ser real apareció en mi mente y no pensaba desperdiciarla.