No me esperaba que realmente cumpliera lo dicho de dejar que el ex ángelus me tocara tanto como mi lujurioso cuerpo deseara, pero ¿Podía negarme? Supuse que no, yo no era el único deseando ver como esas malheridas manos acarician cada centímetro de mi pecosa piel, buscando por reacciones que quizás nunca llegarían, pero lamentablemente si fueron llevadas a la realidad, Jack como siempre tiene esa mirada divertida, sabe que yo deseo esto, pero también sabe que no soy capaz de decirlo así que dejo salir de nuevo al Gustabo humano, ese que ya vivió cosas mejores que estas a manos de muchos otros humanos buscando placer.
-¿Está seguro de esto viejo?-
-¿Cómo que viejo? Me gustas mucho en tu forma inocente, sin manchar por nadie, pero sé que cuando te toque yo no podrás volver a hacer estos cambios, serás el mismo Gustabo siempre, con tus recuerdos humanos, ese será tu castigo por este nuevo apodo de mierda.- Su sonrisa fue cambiada por una mirada de disgusto ante la idea de tocarme.
No entendía al señor de los infiernos, ninguna parte de mi cuerpo lo comprendía, solo podía pensar en como el mismo que me usa de diversión no quiere tocarme, desea verme manchados por otros, pero no por él ¿Acaso el mismo demonio tenía sentimientos? ¿También siente pena por la idea de marcarme? Quería aferrarme a la idea de un ser amable y bondadoso, uno que no me hará daño cuando pueda, pero algo me gritaba que no me mintiera, debía ser sincero, si era el Dominus ex inferno cosas buenas no lo llevaron a su puesto.
-Vaya castigo de mierda, para ser él manda más no tienes castigos tan fuertes ¿No?- Quería detener al Gustabo humano, pero las reacciones del demonio solo eran de satisfacción, este era su plan, dejar al real yo salir para poder disfrutar de eso.
-Deja de hacer un drama por todo ¿Quieres que sea rudo contigo? ¿Acaso eso te prende? Mira zorrita, está bien que cumpla algunos de tus caprichos, pero no me tomes por tonto, en cualquier momento podría tirarte al río Lete para que caigas en el olvido eterno.-
Antes de poder molestarlo con alguna palabra más me agarro por el cuello y me obligo a mirarlo directamente a los ojos, el fuego que ardía en su mirada me quemaba, la pasión que ponía en sus torturas me era mostrada, solo para atormentarme.
Paramos la mini pelea para volver al tema principal, hizo aparecer de entre sus manos una suave venda de terciopelo, tan suave a simple vista de un color negro más profundo que la noche sin estrellas ni luna, me atormentaba la idea de que pasaría conmigo, pero me deje llevar por sus confiados pasos, caminando entre el enorme palacio ciego, ciego en todos los sentidos, no podía distinguir absolutamente nada y hasta lo que era bueno y era malo se me tapaba ¿Qué hacia este hombre con mis sentimientos y pensamientos? El camino no se detuvo en ningún momento, solo paramos cuando llegamos a su habitación, la puerta hizo una especie de ruido que me indicaba sus años y la falta de mantención en algunas zonas del lugar o tal vez solo era para torturarme más pues como yo siento a veces sus emociones, él logra saber las mías y usarlas a su favor. La venda fue removida con delicadeza, mis ojos me mostraron al hombre que me la quitaba.
-¿Armando?- susurré con las mejillas algo sonrojadas.
-¿Si?- su voz sonaba tan suave y amable.
-¿De verdad vas a tocarme? Yo no quiero obligarte a hacer algo como eso si tú no quieres, podemos decir que lo hicimos y ya esta.-
El verde de sus ojos era tan relajante que no pude darme cuenta cuando ya estaba tocando sus mejillas suavemente, tan dulce mirada dedicada solamente para mí.
-No Gustabo, Cumpliré tus deseos como el señor me lo ordeno, no me molesta tocarte.-
Por mi mente se pasaron todo tipo de escenarios donde terminaba de alguna forma sexual con el pobre caído del cielo, pero algo me gritaba no ser un hijo de puta con él, seguramente sufrió tanto como yo, seguramente también toco a cada hombre pasado por las manos del señor infernal, no me agradaba la idea por el momento así que solo lo acomode sobre el suave cama y me senté en sus piernas con tranquilidad, tome sus brazos y lo hice abrazarme, aun si el infernal no sentía nada por mí extrañaba los abrazos, mi verdadero yo manchado por las manos de extraños agradecía que no me dejara llevar por nuestros instintos más lujuriosos, porque aun que también extrañemos el sexo, preferimos las caricias lentas acompañadas de palabras amables, somos seres rotos y destrozados por un mundo manchado por demonios y ángeles que no ayudan.
-Solo acaríciame, no como si me fueras a follar, acaricia mi cuerpo como si me quisieras, con una mínima pisca de afecto, aun que sea falsa... La necesito en este momento.- Me sentí pequeño nuevamente, inocente y calmado.
-Gustabo... yo seguiré tus indicaciones, pero no llores por favor.- No había notado como mi voz se rompía con cada palabra que soltaba.
El abrazo forzado cambio a uno protector, con un poco más de intensidad sin llegar a ser brusco y doloroso, susurraba palabras amables en mi oído, me contaba sobre lo hermoso que le parecía, explico también el porqué me sentía tan necesitado de cariño.
-El señor del infierno está hundiéndote Gustabo, necesita que te sientas miserable, que caigas en los pecados capitales que te trajeron al infierno para que seas una mascota digna de él, seguramente este en esta habitación, pero no lo podemos ver ni sentir, quizás seré castigado por revelártelo, pero no puedo quedarme en silencio si cuando toque tu piel temblaste de miedo ¿Qué tan malo fuiste para llegar aquí? ¿De verdad mataste tanta gente? ¿Traicionaste a los más importantes realmente?-
¿Cómo podía un ángel que traiciono al mismo Dios ser tan dulce? No entendía nada de este mundo, mientras algunos eran sumamente amables, otros me miran con el odio y desprecio más grande, me siento tan pequeño en un mundo que no llegaré a conocer realmente ¿Qué me paso? Mientras en la tierra humana fui el más buscado aquí soy una simple mascota que cualquiera puede usar mientras él caput lo encuentre conveniente.
-No te preocupes, le diré a Jack que no te dé algún castigo porque de una u otra forma me terminaría enterando igual, las cosas no se pueden ocultar para siempre.-
Su cara de horror cuando llame a su superior de una forma tan informal, como si lo conociera de toda la vida ¿Acaso nadie más le llamaba por su nombre en este asqueroso lugar? Me sorprendía de cierto modo ¿El señor del cielo era tan duro como Jack? Esta era mi oportunidad para saber más, Armando claramente estaba resolviendo mis dudas como podía.
-¿Él caput del cielo como es?-
-El señor Volkov es tan serio como el señor Jack, pero Volkov es más frío, para ser el líder del cielo no es amable, nos mira a todos por encima del hombro, menos a sus arcángeles, ellos son los protegidos del cielo, una vez un arcángel se interpuso ante las decisiones del caput y fue su final, no lo bajo al infierno como un ángel caído, lo tiro al río Flegetonte, decía que un pecador como él era lo mismo que un asesino, estar a su lado es tan peligroso como no estarlo.-
Con un poco más de información me sentí menos seguro, pero el otro yo radiaba felicidad, curioso por el Caput del cielo, deseaba conocerlo y seducirlo ¿Qué sería mejor? Tener al Caput del cielo o al del infierno, era una idea terrible, pero la marca en mi piel ardía dándome alientos a realizar esa clase de mal.
-Permiso Armando.-
Me levanté de sus piernas, me puse frente a frente y me fui acercando lentamente para besarlo, cuando por fin nuestros labios estaban juntos mi pecho salto como si aun tuviera corazón y ni hablar del pobre ser alado, sus mejillas se teñían de un suave rosado, era casi como si jamás le hubieran besado en su vida.
-¿Nunca nadie te beso?- pregunté pero no a forma de burla, sino por una curiosidad inducida gracias a esa actitud tan dulce y torpe.
-Claro que si, pero... no me esperaba esta mierda ¿No se supone que no querías algo como esto? No entiendo que pretendes.-
-Dije que no quería ser follado, nunca te dije que no podías besarme-
Luego de una sesión de besos suaves y otros con dobles intenciones que no llevaron a nada él fue llamado a cumplir sus deberes del día y yo fui guiado hasta un jardín precioso donde me esperaba cerbero moviendo la cola de la manera más dulce, cuando me vio frente a él corrió rápidamente hasta mí y sentí mucho miedo por el tamaño del canino, pero entonces mientras se acercaba se volvió más pequeño, se veía exactamente como un husky gigante con tres cabezas.
Tal vez y solo tal vez el infierno no es tan malo como me lo había imaginado.
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Incrustado en Inferno
FanfictionLuego de pecar por años llego el momento de su juicio con el mismísimo Dux Infernum ¿Sera capaz de poder soportar las torturas que el dueño del infierno le dará personalmente? "¿Que hiciste para llegar aquí Gustabin?" Intenabo