shoto

2.6K 390 68
                                    

desde aquella tarde, sus salidas se habían hecho más recurrentes.

bakugo aún no le había dicho nada respecto a sus sentimientos, y todoroki tampoco había preguntado, puesto a que realmente no le importaba.

todo lo de enamorarse, querer y amar era nuevo para él, por lo que el tan solo contar con la compañía del otro para él ya era más que suficiente.

hablaban, hablaban de todo y nada a la vez, bakugo aún le insultaba, y todoroki había descubierto cuánto le gustaba provocarle para hacerle enojar.

le encantaba como al instante cambiaba su semblante y su rostro se le ponía rojo, su entrecejo se arrugaba y se acercaba a él para gritarle, aunque a veces le escupiera.

amaba como cuando se daba cuenta de las intenciones del medio albino, se alejaba el doble de él y gruñía por lo bajo, insultándolo y deseándole la muerte intensamente por los minutos siguientes.

los sentimientos de todoroki eran tan inocentes que ni siquiera había pensado en como cada vez que se juntaban lo que sentía crecía más y más y más, mientras que la incertidumbre de la respuesta ajena subía al compás.

todoroki disfrutaba las tardes que bakugo le regalaba, los viernes luego del colegio, los domingos luego de almorzar, y algunos sábados, como este, que entrenaban juntos hasta el anochecer.

— tú eres buen cocinero, ¿verdad?

preguntó, acostado con sus codos apoyados sobre el césped del jardín y su respiración agitada, mirando al rubio que estaba de igual forma.

— yo soy bueno en todo.

su estómago gruñó, y más aún al pensar en una comida hecha por las propias manos de bakugo, quien entendió enseguida las intenciones de todoroki y suspiró, pasándose la toalla que colgaba en su hombro por su rostro, sacando todo rastro de transpiración de ella.

fueron a ducharse antes que nada, puesto a que bakugo había dicho que lo último que querría sería que su comida se contaminara con el olor a sudor que ambos emanaban, para luego reunirse de nuevo en la habitación de todoroki.

bakugo quedó fascinado con el ambiente japonés con el que todoroki había decorado su habitación, y más aún con toda la alta gama que sus electrodomésticos manejaban.

"niño rico", murmuró para sí.

todoroki en la cocina intentó ayudar en lo que podía, lavando las verduras (con bakugo quejándose de que las tenía que refregar mejor) y cortando los ingredientes (recibiendo constantes regaños porque sus cortes eran una mierda).

bakugo era bueno con los cuchillos, ya había podido ser testigo de ello en el campamento, cortaba con tal velocidad y destreza que sentía que si no quisiera ser héroe perfectamente podría dedicarse a ser chef y le iría fenomenal.

ese juicio se intensificó aún más cuando su paladar saboreó su comida, aunque el saber que bakugo había preparado eso sólo para ellos la hacía saber mil veces mejor, como ningún otro plato que hubiera probado nunca.

todoroki comió con tristeza y lamento el último bocado, y luego de cenar, decidieron ver una película, ya que aunque ya había pasado la hora de dormir de bakugo y habían entrenado toda la tarde, tenían energía para un rato más del otro.

bakugo escogió la película. terror, supuestamente, aunque lo predecible le sacaba todo el miedo. sin embargo a todoroki le estaba gustando, pero bakugo no le prestaba atención.

estaba pensando.

quizás.

la noche le daba valentía.

— oye, shoto.

todoroki creyó haber escuchado mal.

— ¿me acabas de llamar sho-

sight sightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora