al parecer había algo llamado enamorarse de alguien.
todoroki lo había investigado, su fin de semana se había basado en ver dramas amorosos y shoujos románticos clichés y absurdos, que le ayudaron a entender más el concepto de todo lo que conllevaba esa palabra.
había hecho incluso los test de "¿cómo saber si estás enamorado?" de páginas en internet de fuente poco fiable haciéndole preguntas de todo tipo que más que enamorado le hacían sentir un psicópata acosador.
y finalmente, quiso tener una segunda charla de esto, más privada, menos seria, por lo que se presentó en la habitación de uraraka, quien, con algo de vergüenza, le contó de lo que sentía por midoriya.
todoroki observó sus expresiones al hablar de él, y oyó con el cariño con el que se dirigía hacia su persona, el aprecio que le tenía y todo lo que le causaba.
habló de besos, caricias y abrazos.
todoroki le costó imaginarse a bakugo accediendo a hacer algo así, pero le pareció adorable y su corazón se entumeció ante la sola idea de que eso pasara.
todoroki ya había llegado a su conclusión.
— sí, me gusta.
había dicho, dejando de mirar a su amiga, quien se encontraba acostada a su lado sobre su cama, para pasar a mirar al techo. una tenue sonrisa se asomaba en su rostro. uraraka le respondió con una aún más grande. estaba contenta por él.
— eso es genial, todoroki.
sí, era genial.
a todoroki le gustaba bakugo, sabía que gustaba de bakugo, y ahora ya no tenía tantos por qués sin responder.
estaba feliz por eso.
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